Normalmente a nadie le gusta mojarse, y menos de viaje; pero hay lugares a los que uno viaja y no le importa salir empapado. Más que un contratiempo, forma parte de la gracia. Si vas a viajar hasta las Cataratas del Iguazú, en Argentina y Brasil, debes tener algo claro: te vas a mojar, y te vas a emocionar. Después de contemplar el espectáculo que allí nos brinda la naturaleza no queda otra. Que estas cataratas fueran consideradas una de las nuevas siete maravillas naturales del mundo está más que justificado.
La experiencia es una u otra dependiendo del lado por donde las mires. En realidad, las Cataratas del Iguazú se encuentran en la frontera entre Argentina y Brasil. En concreto, por el lado de Argentina, en la provincia de Misiones y, por el lado de Brasil, en el estado de Paraná. Ambos sectores fueron declarados Patrimonio de la Humanidad.
Algunos datos para hacernos una idea del lugar: las cataratas tienen un caudal medio de 1500 m3 por segundo, 275 caídas de agua. La mayor caída, conocida como la Garganta del Diablo, tiene 80 metros de altura, hay un arcoíris perpetuo que se ve desde la zona de Brasil, efecto visual producido por la cantidad de agua que hay en la atmósfera.
¿Cómo es una visita a las Cataras de Iguazú?
Si tienes el tiempo suficiente, no preguntes desde qué lugar se disfruta más porque desde ambos sectores, el argentino y el brasileño, se puede disfrutar plenamente la experiencia. Aunque de forma diferente. Existe el dicho de que desde Brasil se ven la cataratas, y desde Argentina, se viven. El sector brasileño concentra alrededor de un 20 % de las caídas de agua, y el sector de Argentina, un 80% de todas las caídas. Mientras que desde la zona de Brasil encuentras una panorámica de gran belleza de las Cataratas, desde la zona de Argentina, vives el momento como una aventura, recorriendo los diferentes senderos que se internan por los saltos que constituyen el Parque Nacional Iguazú.
Las cataratas desde Argentina
Puerto Iguazú se encuentra a 17 km de las cataratas y forma parte de la triple frontera (Argentina, Brasil y Paraguay). Una vez que se llega al parque, se nos presenta un espectáculo asombroso. Hay dos paseos construidos sobre plataformas metálicas que nos conducen a algunos de los puntos más espectaculares, como la Garganta del Diablo. Así se nombra a la caída de agua de 80 metros por donde cae el agua de forma atronadora. La pasarela te deja a unos pocos metros tan solo de la caída. Y aunque no llueva, te vas a mojar. Todo el caudal que cae se convierte en un vapor de agua que asciende para caer sobre los visitantes como si fuera una fina lluvia.
Las cataratas desde Brasil
Si bien en Argentina, la visita te llevará, como mínimo, un día entero. En Brasil necesitarás solo unas horas. No porque no valga la pena quedarse más. Al contrario; desde el sector brasileño las cataratas se ven en todo su esplendor. Pero la superficie a recorrer es menor, consistiendo en varios miradores a modo de palco de lujo sobre el gran teatro de las Cataratas de Iguazú. Por supuesto, aquí, como en el lado argentino, te vas a mojar. Así que, mejor haz la visita con algún tipo de impermeable.