Y así, lentamente, la mujer 10 surgió de entre las aguas resplandecientes, como a cámara lenta, a un ritmo que probaba lo relativo del tiempo. Cual musa del maestro Sorolla, lo hizo bañada por esa luz de allá donde confluyen Mediterráneo y Atlántico, calma y bravura, calidez y vigor.
(Fin de la escena)
Nuestro lado persuasivo desea convencerte de que lo que tu vida está pidiendo a gritos son unas vacaciones en Cádiz. Sin embargo, nuestras armas de seducción no van a ser las razones obvias, no. Nos referimos a esas playas salvajes, esas dunas serpenteantes, ese bolsillo feliz que no se resiente, esa ruta de pueblos con embrujo… En definitiva, nuestro lado persuasivo desea engatusarte para que vueles con nosotros hasta Jerez de la Frontera, situada a 30 kilómetros de la capital de provincia.
Cádiz. Su gente, los gaditanos, te contagiarán de gracia, te llevarán a su terreno y te harán reír hasta decir basta. Todos quieren a esta tierra aunque, ¿sabes quién es uno de sus amantes más famosos? Efectivamente, nos referimos al cine.
Y hablando de películas y de coleccionistas de conquistas, en Muere otro día (2002) es James Bond quien se pasea por las calles de Cádiz. Como anécdota del rodaje, te contamos que el actor Pierce Brosnan eligió la Casa Veedor, situada en el número 3 de la calle de mismo nombre y en su día habitada por nada menos que el duque de Wellington, como su (nada humilde) morada en la ciudad. Si te pica la curiosidad por ver cómo vive una gran estrella, acércate y tómale una foto a la fachada de tan señorial vivienda, de estilo dieciochesco.
A pesar de lo interesante de la capital, son otros el rincón de la provincia y el intérprete de la cinta que han quedado grabados a fuego en la retina de los espectadores. Nos referimos, como no, al momentazo Halle Berry emergiendo del mar con su bikini naranja, su cinturón blanco y su cara de ángel, momento de cine que fue rodado en la provincia de Cádiz.
A media hora en coche de la capital se mecen las aguas de la playa de La Caleta, cuya arena tuvo la suerte de ser pisada por la espectacular y oscarizada actriz. El peaje para Cádiz fue renunciar a su nombre y hacerse pasar por Cuba, la bella avenida Campo del Sur por el Malecón de La Habana, y el encanto colonial del Castillo de Santa Catalina (Calle Campo de las Balas, 5A) y del Balneario de La Palma por un hotel y un bar de ambiente caribeño. Fuera de la pantalla, la fortificación y sus alrededores son un espacio muy vivo, hermoso. Delicioso tanto para pasear, como para disfrutar del atardecer, escuchar música o curiosear alguna exposición, ¿sabías que su pedigrí cinéfilo se ve reforzado al acoger eventos del Festival de Cine Alcances? La celebración de esta reputada y madura muestra de documentales llena septiembre y Cádiz de séptimo arte (del 10 al 17 de este mes).
En definitiva, volar al aeropuerto de Jerez da mucho juego. Porque cuando Cádiz es Cádiz, ciudad sin seudónimos, las razones se agolpan para pisotear con garbo sus calles, además de los rincones de su provincia. Que si una tortilla de camarones en El Faro, que si una visita con cata de jerez a un lugar pata negra como William & Humbert, triunfante bodega, la más grande de toda Europa… Y, porque nos encantan su nombre y su pulpo con espuma de patata, algunas de las mejores tapas de Cádiz, las del restaurante Código de Barra (en Plaza Candelaria, 12).
Foto: Hernán Piñera