En Iberia, a pesar de no tener súper poderes, somos capaces de adivinar lo que ronda por tu cabecita, aquello por lo que sientes deseo. Y es que año nuevo, ¡contador de días libres reseteado! Pronto, el calendario vacacional lucirá radiantemente blanco, deslumbrante. Un estado virginal capaz de causar un efecto enloquecedor en las psiques de los viajeros que se precien de serlo: la necesidad de volar hacia horizontes nuevos, seductores, apasionantes.
¿Pensando ya en cuáles serán tus destinos para 2017? Nosotros tenemos una sugerencia para ti: Sudáfrica. Viaja con nosotros a Johannesburgo y descubre su arte, su artesanía, su gastronomía, su música y su diseño, notas que dan color a la ciudad y sus alrededores.
Jonannesburgo impone, no nos engañemos. Sus calles suenan a aguas revueltas pero también a esperanza, a oportunidades, a ilusión y a un pueblo que ve en la ciudad creativa un punto de encuentro con el turista más rompedor, aquel inmune a los límites que amilanan al resto de los mortales viajeros.
La conquista empieza por el estómago. A la pregunta de cuáles son algunos de los mejores lugares “gastro” de Johannesburgo, nosotros respondemos: ¿te apetece un poco de fusión? De ser así, comprobarás que en “Jozi” el espíritu urbano está presente en forma de restaurantes como “Urbanologi” (1 Fox Street) o “Chez Fong” (en Houghton), los cuales abanderan un movimiento culinario de lo más sofisticado.
El primero de estos locales abre sus puertas precisamente en Maboneng, considerado por muchos un mini barrio de moda en Johannesburgo, por otros un reducto y por todos, un recinto que vale la pena pisar. La simiente de Maboneng fue “Arts on Main”, un mercado gastronómico y de artesanía instalado en un antiguo almacén. A la zaga le fueron galerías, restaurantes, cafés, librerías y tiendas de diseño.
Maboneng es el principio de algo, una buena zona de Johannesburgo donde alojarse con comodidad y moverse con alegría. Visita Maboneng el primer jueves de mes por la noche, cuando la mayor parte de sus espacios culturales abren hasta tarde. Algunas de las paradas obligadas en este hervidero de vida urbana son el POPArt, Bioscope y el MOAD. Te lo contamos.
POPArt
Pequeño, íntimo, cosmopolita… Siéntete atrapado por la escena local en un espacio llamado teatro POPArt (286 Fox St.), que programa obras frescas y actuales con precios de ganga que rondan los 100 Rand (6 euros). Sin duda, estás ante una de las cosas más auténticas que hacer en Johannesburgo.
Bioscope
La ciudad sudafricana, como toda urbe inquieta que se precie, cuenta además con su propio cine independiente. Se llama Bioscope, está en el número 28 de la calle Fox, y es un lugar fascinante que supera el concepto de filmoteca. Tras las vidrieras y vinilos que hacen las veces de entrada, el edificio acoge conciertos, talleres, festivales y experiencias culinarias que maridan séptimo arte y buenos alimentos. Sorprendente es hasta en sus detalles, pues para su diseño rescataron asientos de coches antiguos que hoy hacen las veces de butacas.
MOAD
Por fin llegamos a otro de los ingredientes de cualquier viaje creativo, en concreto al primer museo del continente africano dedicado a una palabra que nos da vida: el diseño.
El MOAD (Museo de Diseño Africano, en el 281 de Commissioner St.), nacido en 2013, es un espacio urbano pensado para dar voz al arte negro más contemporáneo. Aunque los lunes cierra (un clásico), cualquier otra mañana de la semana es buena para aprovechar que entrar a su universo es gratis.
Llegados a este punto, tentados estamos de seguir sorprendiéndote con los mejores lugares de Johannesburgo, los más creativos. Podríamos hablar largo y tendido sobre el distrito cultural de Newton, alma del panorama cultural de Johannesburgo y un oasis para las artes creativas. Sin embargo, no queremos olvidar que uno también vuela a Johannesburgo para perderse por los alrededores. Aquí es donde nos lo jugamos todo a una carta: nos vamos tras los pasos de Mandela a pasar el día (y la noche) en Soweto. ¿Cómo? En un tour desde la ciudad.
A media hora de Johannesburgo, la ciudad creativa que nos ocupa, se abre paso el “Poblado del Suroeste” (como llaman a Soweto), lugar que resume la verdadera esencia cultural de Sudáfrica. De sus muchos lugares de interés nos quedamos con dos, por ser capaces de remover conciencias y entrañas respectivamente: 1) la célebre Vilakazi, calle que vio nacer al Presidente Nelson Mandela y al arzobispo anglicano Desmond Tutu; 2) las torres Orlando, donde los más aventureros dan rienda suelta a su lado más salvaje haciendo “puenting” en mitad de la urbe. Finalmente, muchos acaban comiendo en el popular “Sakhumzi Restaurant” (6980 Vilakazi St.), siempre amenizado por turistas y gente local que dan buena cuenta de su bufé libre (y de su wifi), entre mesas grandes y algarabía.
Hasta aquí nuestra primera entrega sobre Johannesburgo, ciudad creativa. Nos queda mucho por decir, así que continuará…
Foto: South African Tourism
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