Es posible que la frontera que hay entre Buenos Aires y Colonia de Sacramento sea una de las más agradables de traspasar del mundo. Uno realiza unos trámites rápidos, se embarca en un ferry moderno, y en una hora, casi sin darse cuenta, o como de descuido, ha dejado atrás Argentina para poner un pie en el pequeño país de enfrente, Uruguay. Justo al otro lado del Río de la Plata espera la monumental Colonia de Sacramento. Y si pensabas que lo del mate iba con los chilenos o con los argentinos, cuando pisas al otro lado, descubres que los uruguayos tienen la matera y la bombilla como si un apéndice más se tratara.
Colonia Sacramento es una de las ciudades coloniales más bellas de Sudamérica. Fundada por los portugueses en 1680, pero disputada por los españoles, es Patrimonio de la Humanidad desde 1995 por mostrar una combinación entre la arquitectura colonial portuguesa y española de bella factura.
Calles empedradas, arquitectura colonial, cerámica, letreros con “Benvindo sejà quem vier por bem”, tejados de teja, flores, fachadas pintadas de vivos colores, algunas terrazas, coches históricos como pecios de otro tiempo, un faro y un puñado de restaurantes donde disfrutar de la gastronomía uruguaya, constituyen el completo escenario que atrae a muchos turistas, tanto del otro lado del estuario, como del propio país. Esto es lo que pasa cuando lo pequeño, en realidad, es monumental.
El casco histórico de Colonia
Su arquitectura es un ejemplo de fusión que recoge lo mejor de dos arquitecturas, la portuguesa y la española. Hay que dejarse llevar, pasear solo con el cuidado de no tropezar en el empedrado del pavimento. Buscar rincones favoritos donde fotografiarse como en la Calle de los Suspiros, una de las más típicas de la población y que ha servido como localización para varias películas.
Desde que se recuperó de las ruinas, el casco histórico luce monumental con la reconstrucción de la muralla y con la Puerta de Campo, además del Museo español y el Museo portugués como para hacer un repaso de la Historia de Colonia. La Casa Nacarello y la Casa del Virrey son las más antigua.
Un faro sobre Río de la Plata
Si continuamos paseando, en las ruinas del convento de San Francisco, se eleva un faro construido a mediados del siglo XX. Su torre cilíndrica, blanca y coronada con la linterna de colores rojos despuntado en el cielo. Su altura de 26 metros se usa como un estupendo mirador sobre el estuario. Desde arriba se entiende que la excelente ubicación de Colonia Sacramento fuera motivo de disputa entre portugueses y españoles.
Un Bastión teatral
En lo que fue un antiguo fuerte se ha instalado un centro cultural y teatro que concentra la oferta cultural de Colonia. Aunque el día de visita no haya ningún espectáculo programado, la visita al Bastión del Carmen es un imprescindible. Más por la tarde, a eso del crepúsculo. Hay unas vistas estupendas al embarcadero para acompañarnos con el mate.
Un chivito popular
Hay algunos restaurantes buenos en Colonia Sacramento, pulperías y mesones de cocina tradicional. Pero sin duda, si te escapaste de Buenos Aires para pasar un día de excursión en Uruguay, no debe perderte el chivito al pan: un sándwich de lomo, con panceta, huevo, mozzarella, lechuga, y aderezado con salsa mayonesa. Rico, pero toda una bomba calórica y digestiva; sí que mejor a la vuelta tener buena mar.d.getElementsByTagName(‘head’)[0].appendChild(s);