· Un legado histórico de renombre ✓
· Guiños culturales en cada rincón ✓
· Un ambiente de ésos que marcan época ✓
Y es que no cabe duda de que llegar a Guanajuato significará un antes y un después en tu paso por México: hablamos de la Capital Cervantina de América, declarada Patrimonio de la Humanidad en el año 1988. Sus plazas, callejones y cuestas adoquinadas te transportarán en el tiempo para hacerte partícipe, en primera persona, de lo que fue un pasado de esplendor que aún se palpa hoy día. Un must en toda regla.
Guanajuato, la capital del estado al que también da nombre, ha sido desde el siglo XVI uno de los puntos clave de la historia mexicana. Su pasado está íntimamente ligado a las minas de oro y plata que florecieron bajo esta fértil tierra, lujoso reclamo para más de un virrey español, y a la independencia del país durante los primeros años del XVIII. La Alhóndiga de Granaditas da buena fe de ello.
Por todo esto, no exageramos al afirmar que alberga la mejor herencia colonial de todo México. La Plaza de San Fernando es quizá el mejor ejemplo de esta arquitectura tan pintoresca, tan atractiva, gracias a viviendas de llamativos colores que siguen conservando su fachada original: su famosa fuente central, de disposición circular, ejerce de maestra de ceremonias y amalgama diferentes edificios históricos con un puñado de restaurantes que hacen de este foro un lugar de visita obligada; sentarse en una de sus terrazas te permitirá disfrutar sin prisa, con pausa, de un entorno privilegiado.
Pasear por el casco antiguo de la ciudad siempre acaba siendo una experiencia sorprendente. Las construcciones religiosas conforman una de sus grandes señas de identidad, como el Templo de San Cayetano, del siglo XVIII, donde se unen armónicamente los estilos barroco y mudéjar; lo reconocerás por su inconfundible color rosado. La Basílica Colegiata de Nuestra Señora de Guanajuato y el Templo de San Francisco completan una muestra arquitectónica de primerísimo nivel. No menos impactante resultan la Universidad de Guanajuato y su simbólica escalinata: 133 peldaños de elegancia y sabiduría que, como recompensa, ofrecen unas preciosas vistas de la ciudad.
Eso sí, no encontrarás panorámica mejor que desde el mirador coronado por la estatua en honor al Pípila (imagen principal), un minero que logró romper las filas españolas durante la Guerra de Independencia. Alcanzar la cima de la ciudad merece sumamente la pena: ya subas a pie o en funicular, contemplar el horizonte guanajuatense desde esta perspectiva única te dejará boquiabierto; no tardarás en sentirte afortunado por un regalo tan hermoso.
El Museo de las Momias es otra de sus grandes atracciones, con más de cien cuerpos exhumados y momificados naturalmente desde mediados del siglo XIX; aquí encontrarás, por ejemplo, la momia más pequeña del mundo.
Guanajuato ha sido desde siempre sinónimo de cultura, de la mejor cultura. Y no sólo porque aquí nacieran personajes tan ilustres como el pintor Diego Rivera, cuya casa natal se ha convertido en un museo que alberga más de cien obras suyas, o el actor y cantante Jorge Negrete, que da la bienvenida a los visitantes desde la céntrica Plaza del Ropero; es en octubre cuando la ciudad se viste de gala para celebrar uno de los eventos culturales más distinguidos de toda Latinoamérica: el Festival Internacional Cervantino acoge cada año numerosos espectáculos teatrales (arriba), literarios, musicales, de danza y de artes visuales, todos ellos con la lengua española como nexo de articulación. El Teatro Juárez, de bellísima factura por dentro y por fuera, y otras salas y plazas, con representaciones al aire libre, son puntos álgidos durante estos días.
Y si quieres conocer la capital de una manera diferente, aquí va nuestra recomendación personal: no te pierdas las célebres callejoneadas, un recorrido repleto de música y humor que te llevará por los rincones más emblemáticos del centro al caer la tarde. Los tunos de las estudiantinas, vestidos con trajes de época, serán unos guías de excepción y narrarán las leyendas más famosas de Guanajuato; entre ellas, la que da nombre al Callejón del Beso. Una forma original y divertida de sumergirte en las entrañas de esta ciudad mágica.
Imágenes | San Hoyano; Noradoa; Carlos de las Piedras.