Si tuviésemos que hacer una lista con los procesos clave que han marcado el devenir de la civilización occidental (y mundial), la Reforma Protestante en la Europa del siglo XVI ocuparía uno de los primeros puestos: no sólo supuso una auténtica revolución en los estamentos medievales del viejo continente, también lo hizo con otros ámbitos como la cultura, el pensamiento o la política. Todo eso, claro está, sin mencionar la causa de cruentas guerras y rivalidades que moldearon profundamente la historia hasta nuestros días.
Las revueltas contra la corrupción, abusos y excesos de la Iglesia Católica de Roma fueron encabezadas por figuras tan dispares como Juan Calvino en Suiza, Jan Hus en Bohemia o el rey británico Enrique VIII, el de las ocho esposas. Pero, sin duda, quien comenzó la revolución y acabó convirtiéndose en el gran adalid de la Reforma fue el monje agustino y teólogo alemán Martin Lutero (1483-1546). Y será en 2017 cuando Alemania se vista de gala para celebrar los quinientos años de la Reforma Protestante, rememorando que fue el 31 de octubre cuando Lutero publicó y supuestamente clavó sus 95 Tesis en la puerta de la Schlosskirche de Wittenberg. La efeméride incluye numerosos eventos y exposiciones a lo largo del año y por todo el país, como una exposición inédita llamada “El efecto Lutero. Protestantismo – 500 años en el mundo”, que se exhibirá desde el 12 de abril hasta el 5 de noviembre en el Museo de Historia Alemana de Berlín. No obstante, los preparativos será especialmente numerosos en los estados orientales de Sajonia, Sajonia-Anhalt y Turingia. Recientemente visité Sajonia para conocer de primera mano algunos de los sitios clave de la Reforma, hechos y lugares que acabaron transformando Europa y el mundo.
A un par de horas en coche al sur de Berlín, empecé mi ruta en Dresde, la capital sajona, cuyo magnífico Altstadt (casco antiguo) fue completamente arrasado por los bombardeos aliados durante la II Guerra Mundial, pero que ha sido reconstruido de una manera sublime hasta mostrar su esplendor original. La estatua de Lutero es el punto central de una de las plazas principales del centro, la Neumarkt, ubicada delante de la iglesia barroca Frauenkirche, en mi opinión uno de los templos protestantes más imponentes del mundo. En sus últimos años como prior católico estuvo en el Monasterio de San Erasmo, cruzando el río hacia la Neustadt (ciudad nueva), lugar donde actualmente se ubica el Jägerhof, el Museo de Arte Popular de Sajonia. Tras la publicación de sus 95 Tesis, predicó en la capilla del Residenzschloss (Palacio Real), que ahora alberga museos en los que podemos contemplar su propio anillo y su cáliz.
La pequeña ciudad de Torgau-an-der-Elbe (arriba) me pareció una magnífica muestra de arte renacentista y gótico tardío; eso sí, su modesto tamaño no hace justicia a la importancia que tuvo cinco siglos atrás como centro político de la Reforma: aquí, el ayuntamiento decidió cerrar todos los claustros católicos, asaltaron el monasterio franciscano de la ciudad y los vecinos destruyeron estatuas y pinturas de santos en las iglesias. Por supuesto, hay diversos puntos de gran relevancia en el proceso reformista. Uno de ellos es la humilde morada de Katharina von Bora, una monja a la que Lutero ayudó a escapar de su convento y que más tarde se convertiría en su esposa y en la madre de sus seis hijos; fue aquí donde murió en 1552. Está enterrada en le encalada Marienkirche (arriba), construida entre los siglos XIII y XV, donde también se casaron y fueron bautizados sus hijos; es posible verla representada en su lápida (izquierda) de pie contra la pared. Otro enclave de gran relevancia es el Castillo de Hartenfels, probablemente el edificio renacentista mejor conservado de Alemania: su particular contribución estriba en una capilla relativamente austera que, en 1544, se convirtió en la primera iglesia de culto protestante. Como curiosidad, a finales de junio se celebra cada año el ‘Katharina Day’.
La última parada en este viaje tan personal fue Leipzig, también reconstruida sobre las cenizas que dejó la II Guerra Mundial. ¿Lo mejor? Que hoy es una ciudad vibrante que exhala juventud y que combina a la perfección la modernidad con un pasado envidiable. Martin Lutero estuvo en Leipzig en diferentes ocasiones, participando incluso en la famosa Disputa de Leipzig frente a otro teólogo, Johann Eck, algo que le ocasionó la excomunión de la Iglesia Católica; el Neues Rathaus ha ocupado desde 1905 el lugar donde se produjo este célebre debate. Lutero predicó en Leipzig varias veces, especialmente en la Thomaskirche (arriba), algo que conmemora una placa y una de sus vidrieras. Y eso no es todo: también hay un par de restaurantes, muy recomendables, que eran propiedad de un amigo de Lutero y donde él mismo cenó, como el Thüringer Hof, el más antiguo de la ciudad (data de 1454), y el Auerbachs Keller, de 1525, cuya ‘Habitación de Lutero’ supone una visita ineludible antes o después de tu almuerzo.
Además de estos tres importantes enclaves, hay otras ciudades y pequeños pueblos que desempeñaron un papel fundamental durante la Reforma Protestante en los estados colindantes con Sajonia; por ejemplo, Magdeburg, la capital de Sajonia-Anhalt, Worms, en Renania-Palatinado, y Weimar y Schmalkalden, éstos últimos en el estado de Turingia. Señalo a continuación otros seis lugares de gran interés en Alemania oriental:
Sajonia-Anhalt
Eisleben está ubicada a los pies de la cordillera del Harz y su importancia histórica se remonta a finales del siglo X; entre sus puntos más relevantes destacan la casa natal de Lutero (uno de los museos más antiguos del país, que recrea una casa adosada de época y cuenta con importantes exposiciones), la Iglesia de San Pedro y San Pablo (donde fue bautizado) y la casa donde las tres últimas semanas de su vida. Las visitas guiadas están disponibles bajo solicitud en la oficina de turismo. Esta ciudad celebra el Festival de Luthersburg en junio y el Festival de Martin Lutero el 10 de noviembre, fecha de su nacimiento.
Halle ha sido apodada desde siempre como la cuna de la Reforma gracias al conflicto entre Lutero y su gran rival, el cardenal católico Albrecht von Brandenburg, sobre la venta de indulgencias, uno de los principales motivos de crítica por parte del movimiento protestante. Hay un par de lugares clave: la Marktkirche (1529-1544), donde Lutero predicó y que aún conserva hoy día su máscara mortuoria, y la Fundación Francke, candidata a Patrimonio de la Humanidad y fundada a finales del siglo XVII para promover el protestantismo en Europa y otros países; actualmente se puede visitar su museo y su histórico orfanato, así como su célebre escuela.
Wittenberg es quizá el destino luterano más conocido de todos, hasta el punto de que su nombre oficial es Lutherstadt Wittenberg (ciudad luterana de Wittenberg), debido a que fue aquí donde se lanzó oficialmente la Reforma gracias a las 95 Tesis de Lutero. Vivió aquí durante 35 años, y su casa se ha conservado cuidadosamente hasta el punto de haberse convertido en el mayor museo de la historia de la Reforma. También aquí encontramos el Schloss (castillo) y la Schlosskirche (iglesia del castillo) sobre la que se dice que fueron clavadas sus tesis. Hoy día, la iglesia, reconstruida tras los daños que sufrió durante la guerra, cuenta con puertas de bronce en lugar de madera (arriba) en las que se puede leer el texto de las tesis luteranas (en latín, por supuesto) y contemplar diversas tumbas de personales ilustres, incluyendo la del propio Martin; en el exterior, el lugar donde quemó la bula papal excomulgándolo está señalado con un roble. Cada año se celebran festivales como el Luther Hochzeit (la boda de Lutero), cada segunda semana de junio, y el Festival de la Reforma: este año, la exposición especial “¡Lutero! 95 personas – 95 tesoros” tendrá lugar desde el 12 de mayo hasta el 5 de noviembre en la casa natal del revolucionario.
Turingia
Altenburg. A orillas del río Peisse, podríamos decir que supuso una especie de ‘prueba’: fue aquí donde la Reforma se puso en práctica de manera cotidiana tras el colapso de la Iglesia Católica local, y se hizo bajo las directrices de Georg Spalatin, mano derecha de Lutero y conocido como ‘el timonel de la Reforma’. Entre los mejores puntos luteranos se encuentran la Brüderkirche, construida en 1905 en un inconfundible color rojo y con espectaculares mosaicos en estilo Arte Nouveau, la gótica Bartholomäikirche, donde Lutero predicaba a menudo y en la que está enterrado Spalatin, y la Schlosskirche, de principios del siglo 15 y con un precioso interior barroco.
Además de ser la ciudad natal de Johann Sebastian Bach y el lugar donde se encuentra el Castillo de Wartburg, del siglo XI y declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, en Eisenach pasó Lutero cinco años de su adolescencia; fue aquí donde se encargó de traducir el Nuevo Testamento al alemán. La modesta casa en la que vivía entonces incluye muebles de carácter austero y modernas exposiciones. Por su parte, en el castillo será posible visitar una muestra especial en honor a Lutero, llamada “Lutero y los alemanes” y que comenzará el próximo 4 de mayo.
Por último, Erfurt es la capital del estado de Turingia, y sus orígenes se remontan al siglo VIII. ¿Sus principales atractivos? Alberga uno de los centros históricos mejor conservados de Alemania, el puente habitado más largo de Europa y un imponente castillo barroco en el que el joven Lutero estudió humanidades y teología en la universidad más antigua del país. Además, en su catedral gótica del siglo XIV fue ordenado sacerdote y pasó seis años en el Monasterio de San Agustín, construido alrededor de 1300; a pesar de que actualmente ya no viven monjes en él, es posible realizar visitas guiadas y disfrutar de una completa exposición sobre Lutero, así como peculiares habitaciones para pasar la noche. Además, cada 10 de noviembre se celebra el aniversario del padre de la Reforma con un conocido festival.
Imágenes | kelifamily; David Paul Appell; gary yim; Tayte Campbell