¿Quién quiere viajar a Boston surcando un río místico y atravesando un campo de sueños?
La propuesta viajera de hoy va de revisitar clásicos, cintas que no nacieron ayer y cuyas sensaciones perdurarán en la memoria de todos, como el suspense de Mystic River (2003) y la fantasía de Campo de sueños (1989).
¿Hay en la sala algún fan de las películas dirigidas por Clint Eastwood? Mystic River, flamante candidata a seis premios de la Academia, ejemplariza que al cine le gusta recrearse en Boston. Rodada en sus calles, se trata de una cinta brutal que, al igual que la capital que le sirvió de escenario, deja huella. ¿Quién no recuerda con angustia la escena inicial, aquella en la que tres niños -Jimmy Markum, Sean Devine y Dave Boyle- juegan a hockey en la calle minutos antes de que se desencadene la catástrofe?
La escena se rodó en Condor Street, en la parte este de la ciudad. Visto que la calle en cuestión se encuentra cerca de la Marina de Boston, un puerto deportivo que al atardecer premia a los viajeros con un paisaje maravilloso, la localización y sus alrededores dan para unas horas de visita. Volviendo a la escena en cuestión, la colosal construcción que se observa de fondo no es otra que el vistoso Tobin Bridge, un veterano y fotogénico puente que, con su esqueleto de acero, se encarga de conectar East Boston (al que los bostonianos se refieren como “Eastie”) y Chelsea, dos partes de la ciudad naturalmente segregadas por el río Mystic (sí, el que da nombre a la película).
Amantes del cine, ¿alguno desea tomar algo en uno de los bares que aparecen en la película? Habrá que poner rumbo al sur hasta uno de los barrios más tranquilamente atractivos de la ciudad: Jamaica Plain. Allí, en el 3484 de Washington Street, entre espacios verdes y apartamentos del siglo XIX, se encuentra el restaurante irlandés Doyle’s Cafe. Tal es el verdadero nombre de McGill’s, la taberna donde Dave (el personaje interpretado por Tim Robbins) ve bailando a Katie, la hija de Jimmy. El local es un histórico de la ciudad, que triunfa tanto por su buena mesa (¡qué hamburguesas!) como por su gran ambiente. Además, se encuentra a 15 minutos a pie de la fábrica de cerveza Sam Adam, una de las visitas más populares de Boston, por lo que la experiencia conjunta resulta tentadora.
A 20 minutos a pie del Doyle’s Cafe se expande Franklin Park, uno de los pulmones verdes de Boston. El Parque Franklin, que entre el zoo y las zonas recreativas rebosa siempre vida, es otra de las localizaciones de Mystic River en Boston; en él aparece el cadáver de Katie Markum, la hija de uno de los protagonistas (la que bailaba en la taberna del párrafo anterior). Y es que en el cine, como en la vida, todo suele estar interconectado.
Cambiamos de sala. Nos vamos a ver Campo de sueños.
Hablando de parques de Boston y de películas famosas rodadas en la ciudad, es momento de dejar de lado los dramas. Nuestro viaje de cine por Boston topa con Campo de sueños y con uno de los rincones protagonistas de la cinta: Fenway Park. Allí se rodó una de las escenas más emotivas de la película.
Fenway Park es un campo de béisbol histórico que, desde hace décadas, es hogar de los Boston Red Sox. Entre los aficionados al deporte el lugar es algo así como una leyenda, siendo considerado uno de los espacios deportivos más conocidos del mundo. Ante tal pedigrí, ¿se organizan visitas guiadas para conocer el estadio? Así es. Duran una hora y cuestan 20 dólares. En Yawkey Way, 4.
Así acaba nuestro cinéfilo transitar por un puñado de películas plagadas de grandes actores y sublimes directores. Unos y otros pudieron gozar de sus momentos en Boston, momentos que te desvelamos con el afán de que, en primera persona, te animes a revivirlos y protagonizarlos.
Estoy embarcando en Boston. Desembarco en Boston. Eso es lo que tararean los «Dropkick Murphys» en la célebre canción que forma parte de la banda sonora de Infiltrados, otra conocida película que fue rodada en Boston. ¿Quién quiere volar con nosotros a la capital de Massachusetts?
Foto original de Eric Kilby