Vamos a darnos un paseo. Cantabria nos espera en uno de sus espacios naturales más importantes… Primero, ¿conocemos la historia de dicho espacio natural?
En los años 40 surgió la necesidad de abastecer a una fábrica de papel. Para conseguir dicho abastecimiento y cubrir aquella imperiosa necesidad maderera se decidió plantar un total de más de 800 secuoyas rojas en un terreno baldío. Esto sucedió a un lado de la cántabra Cabezón de la Sal. Aquella acción dio sus frutos y cumplió el objetivo esperado. A día de hoy sigue dando sus frutos, diferentes, pero frutos al fin y al cabo.
Las secuoyas rojas son los árboles con más altura del mundo. Crecen a una vertiginosa velocidad y su longevidad es infinita. De ahí la elección de los mismos cuando la producción industrial necesitaba materia prima a la de ya. Sin embargo, una vez cubierta aquella necesidad, fueron muchos los árboles que ya no fueron utilizados y que siguen intactos al paso de los años con su asombrosa altura de más de 50 metros, con su tronco recto y grueso y su corteza esponjosa y rojiza. Y así viven todos juntos en un bosque colorado perfecto para una escapada. Perfecto para un buen paseo. Forman desde 2003 el Monumento Natural de las Secuoyas del Monte Cabezón. Y ojo al dato, porque es algo atípico para la zona. Y es que es raro ver secuoyas fuera de Estados Unidos. Los reedwood trees son típicos de California: imagina un bosque de cualquier película típicamente norteamericana. Te lo garantizamos, ese bosque imaginario es de secuoyas casi con toda seguridad.
No hay duda. Si te gusta disfrutar de la naturaleza y practicar ejercicio físico fácil y suave a la vez este plan es perfecto. Una ruta tranquila y espectacular, apta para cualquier época del año -no hay que olvidar que las secuoyas siempre están perfectas, sus hojas perennes son las culpables de que nunca se queden pelonas- y apta para cualquier edad. ¡Eso sí! Recordad que las secuoyas son árboles tupidos cuya copa va a hacer que sus bosques estén en cierta penumbra. Quizás, dicha medio penumbra sea otro de los grandes encantos de nuestro bosque colorado. Bueno, ese y el silencio que allí impera. La existencia de aves o de otras especies animales es prácticamente nula, así que su silencio envuelve y claro, sorprende también…
Apetecible, ¿verdad? ¿Nos vamos de paseo?
Foto | Su–May