¿Buscas un destino especial para esa escapada que llevas tiempo planeando? ¿Estás de visita en España y quieres descubrir un lugar verdaderamente auténtico, alejado del turismo de masas? Deja entonces que te atrape la magia de Lugo: acabas de llegar a la ciudad más antigua de Galicia. Sus monumentos, sus animadas fiestas y el encantador carácter de sus gentes se encargarán de hacer el resto.
Fueron los romanos quienes fundaron Lucus Augusti en el año 25 a.C. y quienes siguen marcando el devenir de esta preciosa ciudad, más de veinte siglos después: la herencia que dejaron sigue muy viva en la actualidad, vertebrándola en cualquier dirección a la que te dirijas. No cabe duda de que la Muralla Romana (imagen principal) es el mayor símbolo de Lugo, su monumento fetiche, en pie desde el siglo III. ¿Qué le confiere esa personalidad tan singular? El hecho de ser la única en el mundo que aún mantiene su perímetro original intacto, con más de dos kilómetros de recorrido y salpicada por 85 torres; además, cuenta un camino contiguo que la acompaña por el interior y a través del que podrás recorrer todo el trazado. Fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y, como curiosidad, está hermanada con Qinhuangdao y con su Gran Muralla China.
Pero no acaba aquí el legado romano en la ciudad: alberga el Puente Romano, que cruza el famoso río Miño, supera los cien metros de longitud y cuya iluminación nocturna te dejará boquiabierto; o sus termas, visitables, y entre las que se puede caminar; o los increíbles mosaicos que se conservan íntegros en el Museo Provincial, como el de Dédalo y Persifae, de gran belleza.
También hay monumentos más recientes, claro, ubicados en el interior de la muralla. La Catedral de Santa María es su principal edificio religioso, construida en el siglo XIII, con una mezcla de estilos románico, barroco y neoclásico que le otorgan un imponente aire señorial; la “Virgen de los Ojos Grandes”, que descansa en su interior, y el Santísimo Sacramento, que está expuesto de manera permanente gracias a un privilegio otorgado por el Papa, son sus dos elementos más característicos. Y es que por aquí discurre orgulloso el Camino Primitivo hacia Santiago de Compostela, formando parte de esta célebre ruta de peregrinación. La Iglesia de San Pedro, con su peculiar techo en estilo mudéjar (poco común en Galicia), la Parroquia de San Froilán, en honor al patrón de la ciudad, o la Iglesia de Santo Domingo, conocida por su pórtico barroco, son otros buenos ejemplos de construcciones sacras en Lugo.
Por su parte, la Plaza Mayor es el foro más destacado de la ciudad y un gran centro de vida urbana, rodeado de edificios emblemáticos: entre ellos se encuentra el Ayuntamiento (arriba), construido en el siglo XVIII y que se erige como una obra cumbre de la arquitectura civil gallega, de estilo barroco; especialmente llamativa resulta su Torre del Reloj, añadida a finales del siglo XIX. Otros puntos importantes en este sentido son el Círculo de las Artes o la concurrida Praza do Campo, también en el centro histórico, justo en medio de varias calles repletas de bares y restaurantes.
Y atento, porque ahora toca hablar de fiestas. Y lo haremos no sólo del tradicional ambiente universitario que se vive en la capital, con una animada marcha de jueves a domingo, sino de las celebraciones típicas que dan fama a Lugo. Por orden en el calendario, son tres las fiestas más conocidas: a finales de febrero, el Carnaval, con diversos concursos de disfraces, pasacalles, charangas y ferias de productos típicos; a mediados de junio, la cada vez más famosa Arde Lucus (que, de hecho, acaba de ser declarada Fiesta de Interés Nacional), cuando la ciudad rememora su pasado celta y romano (arriba) con multitud de personas vestidas como lo hacían antaño, creando una atmósfera única. Aquí encontrarás campamentos militares de época, peleas de gladiadores e, incluso, parejas que contraen matrimonio según el antiguo rito celta; y, sobre todo, las Fiestas de San Froilán.
San Froilán es el patrón de la ciudad, y las fiestas en su honor son reconocidas como una de las más multitudinarias de toda Galicia, a las que acuden incluso personas de otras regiones con ganas de pasárselo bien. Muy bien. Se celebran a principios de octubre y, en ellas, amén de las citas religiosas, destaca el Domingo das Mozas: hablamos de una jornada en la que se homenajea al traje tradicional gallego, con decenas de vecinos ataviados con sus prendas de gala y que bailan al son de música autóctona, y también a la autora Rosalía de Castro, ilustre poeta del siglo XIX que escribió buena parte de su obra en gallego.
Como buena capital española, y si abordamos el apartado gastronómico, salir de tapas en Lugo sobrepasa las arraigadas costumbres; es más, no exageramos al decir que representa una forma muy particular de afrontar el día a día. ¿Su peculiaridad? Que, en esta ciudad, las tapas te las suelen servir gratis al pedir tu bebida. ¿Imaginas una combinación más suculenta? El onmipresente pulpo a feira (arriba), una sabrosa ración de lacón con grelos para compartir o el raxo gallego, apuesta siempre segura, son opciones ideales a la hora de comer; un buen vino Mencía o una cerveza artesana a la hora de beber; y, cuando lleguemos a la sobremesa, un trago (o dos, o tres) del riquísimo licor de café, típico de la tierra, se encargará de alegrarte el corazón.
Razones para conocer Lugo, como ves, no faltan. ¿Te animas ahora a conocer esta hermosa ciudad?
Imágenes: arousa; Tanya Hart; StockPhotoAstur.