Por muy expertos viajeros en que nos convirtamos, por muchos países que visitemos, por más rutas que saboreemos, existe una verdad absoluta que nos acompañará durante todas nuestras aventuras hasta erigirse en un axioma del que nos costará escapar: sabemos que la naturaleza nunca, nunca dejará de sorprendernos. Y aquí, amigo, el papel que juega Colombia resulta fundamental; por algo es el país con mayor biodiversidad del mundo por kilómetro cuadrado. Curioso, ¿verdad? Así que hoy nos adentraremos en un verdadero paraíso natural para disfrutar de actividades únicas, de ésas que no olvidarás jamás. ¿Nos acompañas?
Colombia es sinónimo de naturaleza, sí, y por algo los datos de su patrimonio verde hablan por sí solos: acoge más de 54.000 especies de flora y fauna, alberga la mayor variedad de ecosistemas del planeta y ofrece al visitante una heterogeneidad paisajística de ensueño; en algo influirá, claro, que sus costas estén bañadas por dos océanos. Ante este panorama, las opciones para los amantes del ecoturismo se disparan hacia el infinito, las hay para todos los gustos y aficiones.
Uno de los principales reclamos del país radica en el avistamiento de aves, donde cerca de 1.900 especies distintas le permiten regresar por tercera vez a lo más alto del podio mundial; esta cifra equivale, atención, al 20% de todas las que se conocen. Y es que varias decenas de ellas son endémicas, es decir, que sólo se pueden contemplar en Colombia. Las sugerentes tonalidades que lucen variedades como la oropéndola chocoana, la tángara multicolor o el carpinterito colombiano, por poner sólo algunos ejemplos de estas especies autóctonas, son casi símbolos patrios.
¿Dónde realizar esta práctica? El famoso Eje Cafetero, en los departamentos centrales de Colombia, es una de las zonas más ricas en este sentido; puntos como el Parque Nacional de los Nevados o el Parque Nacional Tatama representan auténticos santuarios naturales. Pero hay más, mucho más: Amazonas, hacia el sur, cuenta con hermosos bosques tropicales húmedos en los que viven 750 especies distintas; en Leticia y sus alrededores resulta fácil encontrar bandadas de familias que superan las veinte especies de loros, guacamayas y pericos; la región Andina, con más de 800 especies, se erige como uno de los rincones con mayor diversidad de aves del planeta; y en las inmediaciones de la capital, por su parte, es posible observar ejemplares como la polla de agua de Bogotá, el hojarasquero o el cucarachero.
No menos importante para el legado natural de la nación resulta la diversidad de flora, con una pluralidad de especies digna de mención. Hagamos una prueba y centrémonos en la orquídea, flor nacional por excelencia: sólo en esta categoría encontramos más de 4.000 tipos diferentes a lo largo y ancho de Colombia. ¿Otro dato? Su territorio alberga páramos, bosques húmedos, tropicales, sabanas, desiertos, manglares y selvas, lo que permite hacernos una idea de la importancia natural del país en cómputos globales.
Pero si tuviésemos que elegir un espectáculo natural representativo de Colombia, sin duda, nos decantaríamos por el avistamiento de ballenas jorobadas en plena costa del Pacífico: hablamos de una experiencia llena de luz y color dominada por los cantos que emiten estos gigantescos animales y por el rugir del océano tras sus coletazos e inmersiones; sí, la belleza del momento alcanza cotas insospechadas, especialmente si llegas a presenciar los más de quince metros de los ejemplares adultos cuando saltan fuera del agua. También sus 36 toneladas de peso. Una verdadera maravilla.
Cada año, estas ballenas (también llamadas yubartas) llegan al litoral colombiano tras un larguísimo viaje de ocho mil kilómetros desde la Antártida. ¿El motivo de semejante peregrinación? La búsqueda de aguas más cálidas que les permiten aparearse, dar a luz a sus crías e iniciarlas en el devenir vital. Todo un proyecto de procreación que tiene lugar a muy pocos metros de ti y que acontece entre los meses de julio y noviembre. Tienen como costumbre nadar en grupo, por lo que es posible divisar más de una en un corto espacio físico.
Son varios los lugares recomendados para disfrutar de esta exhibición de la naturaleza, pero, por su particular belleza, ahondaremos en tres de ellos: la Isla Gorgona, Nuquí y Utría.
· El primero de ellos, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO gracias a su enorme biodiversidad, es una isla ubicada a 35 kilómetros de la costa este colombiana y a la que se puede llegar en lancha. Aquí tienes la opción de contemplar las ballenas desde sus playas, con unos prismáticos, o realizar excursiones guiadas mar adentro en una embarcación. La belleza del enclave no tiene parangón.
· De Nuquí destacan sus aguas mansas, sin apenas corrientes, que convierten a este destino costero en otro paraje ideal para el avistamiento. Ante todo, tranquilidad. Entre las opciones a las que podemos acceder en este precioso rincón colombiano encontramos las Lanchas motoras y los kayaks.
· Utría, también en el departamento de Chocó, es uno de los lugares favoritos de las ballenas jorobadas para dar a luz tras el obligado cortejo. La experiencia natural de este Parque Nacional se completa con espectaculares manglares y sugerentes acantilados junto al mar, que crean unos paisajes de primer nivel.
Opciones no faltan, como puedes comprobar, y siempre dentro de un entorno privilegiado. Flora, fauna, actividades al aire libre, deportes de aventura y un sinfín de alternativas relacionadas con la naturaleza que harán que te enamores de Colombia desde el primer momento. Si alguna vez soñaste con el paraíso, te damos una calurosa bienvenida: acabas de llegar.
Imágenes | ©Viceministerio de Turismo; ©ProColombia.