5 cosas que debes hacer en París en primavera

18/05/2017

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Hablar de París y contar algo diferente no es fácil. Hablar de París y no caer en cualquiera de las rutas turísticas que cualquier guía te ofrece tampoco. Hace poco estuve en París. Yo y mi cámara. Las dos solas, con ganas de explorar esa ciudad y con el firme propósito de disfrutarla como una ciudadana parisina cualquiera.

Caminé mucho y caminando descubrí estos lugares, en los que se respiraba vida cotidiana y que cualquier viajero con ganas de vivir París no se debería perder:

París y sus cafés. Y es que al final resulta que la mejor manera de entender París es sentarse en una de sus terrazas y observar. Y ahí, sentado, ves cruzar la calle a elegantes señoras con sombreros. Ves aparecer a un repartidor de periódico que se detiene a saludar. Además, si todo esto ocurre en domingo y antes has podido callejear desde el Museo d’Órsay hasta la Rue de Seine, sólo, entre edificios majestuosos, ventanas a medio abrir y portales de puertas azules, la experiencia se vuelve única e irrepetible. Luego ya te sientes en la del Bar du Marché, en la misma Rue de Seine o en La Palette, o si sigues hasta el Boulevar de St Germain en el Café de Flore a disfrutar de un café o una buena omelette.

París y sus jardines. Cuando caminas sin prisa de verlo todo, cuando decides caminar sin rumbo, París te sorprende con maravillosos jardines que te acogen para disfrutar de una tarde cualquiera al sol. En los Jardines de Luxemburgo o en los jardines de les Tuileries los parisinos se sientan a leer, tomar el sol o charlar, solos o en grupo, en cualquiera de las sillas que inundan los jardines y que esperan cada día a un nuevo ciudadano. Un buen libro o buena compañía es lo único que necesitas para saborear estos exquisitos rincones.

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Afterwork en el Sena. En primavera el sol se despereza y las tardes son largas. Pasear por el Sena mientras el sol se pone te regala muchos instantes mágicos de luces y sombras. Es hora de charlar, de relajarse. Puedes animarte a subir a uno de sus barcos varados en la orilla para degustar un cocktail en el Rosa Bonheur, en el Flow, junto al puente Alexander III mientras se pone el sol, o simplemente puedes coger una botella de vino, sentarte junto al río y brindar a la luz del atardecer parisino.

Callejear por el París más parisino. Partiendo de la plaza de la Bastilla, cruzas la Place des Vosgues y continuas por las calles del barrio de Marais, llenas de tiendas très chic, donde quieres comprarlo todo. Callejeas, por la Rue des Francs Bourgeois o por Rue des Rosiers y te asomas a patios escondidos, como el Jardín de Hotel de Lamoignon, o el jardín del Hotel de Sully. Un placer que nadie debería perderse.

Brindar a la luz de la Torre Eiffel. Cuando estás en París, ella te sigue allí dónde vas, está ahí perenne, inamovible, cuidando la ciudad, amando su ciudad. Y lo que descubrí es que los parisinos le devuelven la visita. Cuando finaliza el día, más si es un viernes, o fin de semana, se sientan en el Champ de Mars con un par de copas de cristal, una botella de champagne a brindar por el final del día y para ver cómo según se va apagando la ciudad esta torre, su torre, comienza a iluminar la ciudad.

Foto Nora Zubia

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