Rojo, amarillo, ocre, púrpura: así son los paisajes del otoño en Europa

29/08/2017

Europa paisajes turismo otoño Suiza bohemia República Checa Ondrej Prosicky Shutterstock

Estamos en el ecuador del verano, sí, pero a quienes nos gusta planificar los viajes con tiempo ya miramos de reojo a la temporada otoñal: además de una excusa para tener todos los detalles bajo control, se trata de una huida mental que ayuda a sobrellevar los efectos del calor reinante. Y es que Europa tiene el privilegio de albergar algunos de los paisajes estacionales más bellos del mundo, enclaves que en los últimos meses del año sufren una metamorfosis capaz de sorprender a propios y extraños con una diversidad de tonos, colores y sensaciones que hace difícil una descripción con palabras; es algo que se debe vivir en persona. En otoño, Europa cambia de cara.

La razón para este cambio natural es bien sencilla: las horas de luz se reducen conforme se acerca el invierno, las hojas disminuyen su función de fotosíntesis y la menor presencia de clorofila, ese pigmento que produce el color verde, las torna en una amalgama de tonalidades digna de mención; así, el otoño cambia la viveza primaveral por bucólicas estampas amarillas, blanquecinas, ocres, rojizas, marrones o púrpuras, dejando a su paso una paleta repleta de contrastes. Bien saben los aficionados a la fotografía que es entonces cuando se logran combinaciones únicas. Y no nos referimos únicamente al follaje de los árboles, también a las imponentes panorámicas que dejan los amaneceres y atardeceres. Un verdadero placer para tus sentidos.

¿Que dónde debes ir para saborear esta experiencia cromática? No son pocos los destinos de Iberia que albergan postales otoñales de primer nivel, así que iremos recorriendo por orden norte, centro y sur de Europa.

Los países escandinavos siguen siendo un tesoro escondido, y más aún tras el verano. Las temperaturas en esta época todavía son apacibles, algo que favorece las escapadas a espacios protegidos o esos agradables paseos por parques urbanos. Noruega, por ejemplo, sorprende por la variedad de opciones que ofrece a la hora de vivir la naturaleza: el Parque Nacional Jotunheimen y su montaña Galdhøpiggen (la más alta del país) son una apuesta segura. En Oslo, los bosques que crecen a orillas del río Akerselva diseñan panorámicas de particular belleza.

Europa paisajes turismo otoño Alemania Selva Negra Shutterstock Andreas Zerndl

En Estocolmo, la capital sueca, sería delito no visitar el Parque Skansen y los múltiples jardines que adornan cada rincón de la ciudad; aquí, los tonos ocres y anaranjados alcanzan su máximo esplendor gracias a los destellos que intensifica el agua de sus canales. Y si te quedas con ganas de más, la cercana Haninge acabará de enamorarte con sus paisajes otoñales de película. No menos espectacular se vuelve Copenhague al acabar el año: Dyrehaven (literalmente, Parque de los Ciervos) es uno de los grandes pulmones de la capital de Dinamarca y todo un must cuando buscas follaje de colores oscuros. Este Patrimonio de la Humanidad alberga árboles centenarios, como sus icónicos robles, y también numerosos ejemplares de ciervos y gamos con los que no tardarás en cruzarte.

Alemania es la viva imagen de un país destinado a disfrutar del otoño. Desde la hermosísima Selva Negra (arriba), al suroeste, hasta los hayedos del Parque Nacional Kellerwald-Edersee, en el estado de Hesse y catalogado también como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, las alternativas son casi infinitas. La Cordillera del Taunus es una elección inmejorable si viajas a Frankfurt y eres amante de la bicicleta, gracias a su cercanía desde la capital y a sus rutas entre bosques de hoja caduca, con colores exquisitos; por su parte, el Jardín Inglés de Múnich hará las delicias de los más urbanitas al poder pasear junto a la orilla del río Isar y ofrecer una sensación de tranquilidad inusual en las grandes ciudades. Tras el verano, los paisajes cobrizos y casi púrpuras de este enorme parque (uno de los más extensos del mundo) te dejarán sin palabras.

En Austria siempre es recomendable visitar esos pequeños pueblos que han hecho del país un destino mágico en Europa. ¿Con cuáles nos quedamos? Elegiremos dos: Hallstatt, recién salido de un cuento de hadas, y Alpbach, regado por el Danubio. Las panorámicas otoñales, de primer nivel. Y ya en la capital, nada como recorrer los céntricos Stadtpark y Rathauspark. También baña el Danubio Budapest, donde el Parque Városliget y el bosque Normafa, éste último en la parte de Buda, se convierten en las grandes atracciones naturales después del verano. Y, para finalizar el recorrido por las tres grandes capitales centroeuropeas, el Parque Stromovka combina imponentes ejemplares de sauces llorones, robles y castaños para otorgar un aire de majestuosidad a la capital de la República Checa, Praga. Es un lugar ideal además para practicar deporte al aire libre. Tampoco puedes perderte el encanto de la llamada Suiza bohemia, al noroeste del país (imagen principal).

Europa paisajes turismo otoño España Navarra Selva Irati Shutterstock Alfredo Ruiz Huerga

Puede sonar a tópico, sí, pero la Toscana italiana es uno de esos rincones que se vuelven más bellos (todavía) al llegar el otoño: los viñedos que copan la región se visten de rojo, naranja y amarillo para ofrecer una postal inusual, muy diferente a la que concebimos normalmente de la zona. Visitar una bodega del Valle del Chianti en estos meses será un privilegio de ésos que se tardan en olvidar.

Y, para finalizar nuestra ruta estacional, nada mejor que España: la gran diversidad de ecosistemas y parajes de este país nos permitirá elegir entre numerosas opciones en esta época del año. ¿Un poco de selva? Iremos entonces a Irati (arriba), en Navarra, una masa de abetos y hayas en pleno Pirineo que sorprende por lo intenso de sus tonalidades; una mezcla única, sin duda. ¿Una opción de montaña? El Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, en Aragón, es una Reserva de la Biosfera en la que destacan amplias extensiones de fresnos, pinos y abetos. ¿Eres más de sierra? Dirijámonos hacia el sur, a Málaga, donde la preciosa Serranía de Ronda nos espera con castaños de tonos ocre que se fusionan con el verde de madroños y encinas para crear una idílica postal.

Imágenes | Ondrej Prosicky; Andreas ZerndlAlfredo Ruiz Huerga.

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