Cuando oímos hablar de Menorca, nuestra imaginación vuela a calas paradisíacas, aguas de un azul transparente, atardeceres en la playa y paseos por pequeños puertos pesqueros rodeados de casas blancas que miran al mar. Pero Menorca esconde otras rutas mágicas cuyos guías, los faros, siempre acompañan a los viajeros en la distancia: perennes y silenciosos de día, vigilantes y cautivadores de noche. Hoy recorremos la isla cruzando cinco puntos estratégicos coronados por un faro que seguro os dan una visión distinta de este pequeño paraíso mediterráneo.
Comenzamos el camino por el extremo noroeste de la isla: Punta Nati (abajo). En medio de una explanada un poco inhóspita y pedregosa, conocida como la Menorca seca, se encuentra este pequeño faro de planta hexagonal resguardado por dos pequeños edificios. Se encuentra rodeado por encrespados acantilados de gran altura en los que la torre se alza vigilante frente a la no muy lejana Mallorca.
Si seguimos cruzando por el norte de la isla en dirección este, llegamos a la punta del Cabo de Cavallería, donde encontraremos el imponente faro al que da nombre. La magia de esta ruta comienza ya en el propio camino de llegada: una vereda estrecha, con muros de piedra seca, que atraviesa varias fincas antes de llegar al cruce de Cavallería. En ese punto el camino se adentra en dos imponentes prados para desembocar en el Puerto Natural de Sanitja, desde donde comienza la subida al acantilado; este faro nos descubre una espectacular vista de la costa norte de Menorca: a la derecha, la Bahía de Tirant y la bocana del puerto de Fornells, con la torre del moro, que lo identifica; a la izquierda, la playa de Binimel·là y la cala Pregonda. Al frente, ochenta metros de acantilado y la isla de los Porros.
No cambiamos de rumbo y seguimos dirección este para llegar al Faro de Favaritx (abajo). Ubicado dentro del único parque natural de la isla, el Parque Natural S’Albufera des Grau nos impacta por el aspecto lunar de su entorno, rocas negruzcas y la aridez de su escasa vegetación. Este faro es una guía esencial para aquellos barcos que vienen del norte y se dirigen al sur, y su franja azul en espiral lo hace inconfundible a los ojos de cualquier marinero experto.
Continuamos, ahora tomando rumbo sur. Esta vez, el faro que divisaremos se encuentra en la Isla del Aire, un pequeño islote deshabitado en el extremo sudeste de Menorca no muy lejos de la boca del puerto de Mahón. El mejor lugar para divisarlo desde tierra es la playa de Punta Prima, pero siempre tendremos la opción de tomar un barco y avistarlo desde agua adentro, experimentando así la sensación de seguridad y referencia que ofrece el faro a todo aquel que, tras un largo viaje, lo divisa desde el mar.
Tomamos ahora dirección al noroeste hasta llegar al Faro del Cabo de Artrutx (imagen principal), donde concluiremos nuestra ruta. Sin duda, nos encontraremos ante el faro más integrado dentro de la vida cotidiana menorquina, dentro de una urbanización cercana a Ciudadella y, por ello, suele ser difícil disfrutar de él en solitario; además, dentro de la antigua vivienda del farero se encuentra un restaurante desde donde se puede disfrutar de una maravillosa puesta de sol o de vistas a la vecina Mallorca en los días más claros y despejados. El faro de Artrutx se caracteriza por su torre alta y majestuosa de treinta y cinco metros, pintada con unas gruesas franjas horizontales que alternan los colores blanco y negro y que cortan el horizonte haciendo que éste se vuelva perpendicular.
En muchas ocasiones, los faros son metáforas de nuestra propia vida: todos caminamos guiados por alguna señal que en la distancia nos alumbra de forma intermitente y nos da una pista de hacia donde dirigir nuestro rumbo. Esta ruta es también una simple metáfora de los viajes. Quizás viajéis a Menorca para desconectar, cambiar vuestra rutina o, simplemente, para descansar; quizás viajéis a Menorca en busca de un camino nuevo; quizás visitar cada uno de estos faros y observar su luz pausada e intermitente os dé una pista de cómo continuar vuestro propio viaje interior. Sea como sea, ¡feliz aventura!
Imágenes | Nora Zubia; holbox.
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