Yann Le Beux, Camille Kramer y Daniel Locko lo tienen claro. Uno de los propósitos más claros y actuales que Yux -su agencia de diseño senegalesa– tiene es ofrecer al mundo una lista de símbolos identificables con la cultura africana más allá de sus fronteras; o, dicho de otro modo, símbolos reconocibles y ligados a su país en cualquier parte del mundo. Porque África es mucho más que una estrella, un león o un baobab. Porque en África no solo hay pobreza y guerras. Porque, además, si el dibujo de un hot dog es mundialmente conocido sin ser siquiera un plato típico en todos los países, ¿por qué no habría de serlo también un plato de yassa?
Y, con estos argumentos tan sólidos, Yux ya ha comenzado a labrar un Dakar lleno de símbolos, positivos y elementales, para que el mundo entero tenga otro tipo de referentes africanos. El banco de imágenes que Yux ya está creado, formado por una mezcla de elementos que darán vida al lenguaje visual africano y que van más allá del lenguaje occidental. Ahora que los emoticonos y los mensajes tienen más presencia y fuerza que nunca en la vida diaria de millones de personas, es una propuesta poco arriesgada y muy interesante.
Y tal que así nos acercamos a la cultura africana mediante símbolos que representarán cosas de este tipo:
- 7 places. Coches particulares de 7 plazas con portaequipajes en el techo -y que se suele atiborrar de cachivaches transportables- que funcionan como taxis.
- Car rapide. Pese a su traducción literal (vehículo rápido) estamos frente al medio de transporte público africano más lento, ya que son una especie de mini autobuses que van parando sin cesar cada dos por tres.
- Vendedores ambulantes. Los de todos los estilos: desde los que venden cacahuetes hasta los que venden tarjetas para móviles. Cada estilo tendrá su propio símbolo, claro.
- Yassa. Un plato típico de pescado frito cocinado con limón y cebolla y acompañado de arroz.
- Ataya. Se trata de la ceremonia senegalesa del té. El acto de tomar esta bebida es todo un encuentro social.
- Calabazas. No solo calabazas para comer, sino calabazas empleadas como utensilios de cocina.
No hay duda: el lenguaje visual viene pisando fuerte. Por eso, que cualquier pueblo cuente con un lenguaje simbólico propio hoy en día es casi imprescindible. Y además, es otra manera de conocer culturas. ¿Acaso no?
Foto | Leo Silverfang