Aterrizamos en Hamburgo. Tras un primer vistazo apreciamos que estamos ante una de esas ciudades llenas de clase y con un no sé qué, qué sé yo que indiferentes no nos va dejar, ¡seguro! Son evidentes sus aires portuarios -gracias a su antiquísimo y característico puerto- y ese lago en medio de la ciudad que transforma radicalmente la imagen visual urbana. ¿Qué más? Torres de iglesias salpican el horizonte junto a fachadas de imponentes e históricos edificios. Tiendas con mucha clase, restaurantes de primera y museos rematan la primera visual de esta fascinante ciudad. Paseamos, callejeamos, y entonces llegamos a Sankt Pauli, uno de los barrios hamburgueses por excelencia. ¿Pero es sólo un barrio? Bueno, en realidad, Sankt Pauli es más que un barrio. Es una forma de vida primero, un barrio después y un club de fútbol también. Y no necesariamente por ese orden. Porque sí, esto hay que explicarlo.
Sankt Pauli es un barrio de Hamburgo sito en el distrito de Hamburg-Mitte. De grandes dimensiones y considerable población, es uno de los más característicos e importantes de la ciudad; destaca incluso por ser uno de los barrios rojos más característicos y señalados del viejo continente. Su ajetreo nocturno es evidente, pero no nos quedemos sólo con su vida vespertina. De día, aquí también hay mambo y mucha cultura. Y mucho deporte: el fútbol se mezcla con una conciencia social que respalda todo lo hasta aquí enumerado.
El estadio Millerntor corona la zona. Es la sede del club de fútbol Sankt Pauli. Un club que nacía allá por 1910 y que se ha convertido en una de las referencias más curiosas en el mundillo futbolístico. ¿Por qué? Porque predica con el ejemplo. En Sankt Pauli quieren ver fútbol sin más, sin rimbombancias ni espectáculos, y fútbol sin más es lo que el club ofrece a su afición. Aquí se respira humildad y respeto. En cuanto llegas al estadio te das cuenta al ver los murales que lo adornan: dos hombres besándose, carteles que rezan que aquí no hay personas ilegales, mensajes de apoyo a refugiados sirios… Aquí no hay sitio para rencores ni para exclusiones sociales ni para extremismos. Aquí hay libertad, aquí hay tolerancia y aquí hay mucha moral. Dentro del Millerntor y fuera de él. Cuando se juega al fútbol. Y cuando se ve fútbol. Y cuando se vive.
No hay duda. Sankt Pauli no sólo es un barrio. Sankt Pauli no sólo es fútbol.
Sankt Pauli es una forma de vida.
Foto | Steffi Reichert