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Hoy conoceremos dos puntos clave de Álava, la provincia más meridional del País Vasco. Su capital, Vitoria-Gasteiz, fue fundada en el siglo XII por el rey navarro Sancho VI, y sus principales atractivos se concentran en la almendra medieval, el casco histórico: construida en época gótica y en proceso de rehabilitación desde hace más de una década, la catedral vieja o Catedral de Santa María (imagen principal) destaca entre los numerosos edificios religiosos de la ciudad.
En ella se inspiró Ken Follet para la segunda parte de Los pilares de la Tierra, lo que le permitió ganarse el aprecio de la localidad, que le dedicó una estatua en 2008; está ubicada junto al templo. La Plaza de la Virgen Blanca, que acoge cada año el comienzo de las fiestas patronales con el famoso descenso del Celedón desde lo alto de la iglesia de San Miguel, es otro punto álgido del centro.
Lo museos de Vitoria están bien repartidos. Dentro del casco histórico destacan el Bibat, de arqueología, y el Fournier, de naipes, donde se descubrimos el origen vasco de la famosa baraja española, creada por Heraclio Fournier en la capital alavesa; y fuera del núcleo medieval también hay dónde elegir: el Artium, museo de arte moderno vasco y español; el Museo de Bellas Artes, emplazado en una antigua mansión; y el museo de Ciencias Naturales.
Vitoria también brilla en sus calles. Bajo el nombre de la Ciudad Pintada se puede disfrutar de una ruta de hasta quince murales localizados en fachadas y medianeras de la urbe; además, hay un rincón muy especial que combina arquitectura y escultura de manera sublime: hablamos de la Plaza de los Fueros, construida por el arquitecto Luis Peña Ganchegui en colaboración con Eduardo Chillida y otros artistas. ¡Espectacular!
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Un poco más al sur y erguido sobre una colina, en mitad de un amplio valle y completamente amurallado, se alza uno de los pueblos más atractivos de España: Laguardia. Su localización no es azarosa, pues en el momento de su fundación, a mediados del siglo XII, la lucha contra ejércitos invasores era constante y la construcción de un pueblo defensivo resultaba vital para el entonces Reino de Navarra.
Pequeño y compacto, Laguardia conserva hoy día las mismas piedras, la misma atmósfera que antaño: calles estrechas, semioscuras, con cinco puertas que controlaban los accesos a la ciudad y que aún se mantienen intactas. Sus más de trescientos túneles, símbolo inequívoco de la localidad, completan un ejemplo inmejorable de enclave medieval.
Hoy día, sin batallas ni invasiones, Laguardia se erige como uno de los puntos clave del turismo en la provincia de Álava. Situado en la Rioja alavesa, el vino es quizá su principal atractivo gastronómico, ya que se deja ver, tocar, oler y degustar en los amplios campos que rodean la ciudad, en las bodegas que ahora ocupan los antiguos túneles defensivos y en los innumerables bares que pueblan el municipio.
Entre sus joyas monumentales encontramos sus iglesias, la de Santa María de los Reyes, con su portada gótica, y la de San Juan Bautista; su muralla defensiva y la torre Abacial; su casco histórico, repleto de casas señoriales y su estrecha Plaza Mayor soportalada y con un reloj de carrillón que muestra a tres figuras bailando una danza tradicional. Ya a las afueras, debemos hacer referencia al poblado de la Hoya, un antiguo asentamiento celtibérico; y, como contrapunto, la moderna bodega Ysios, una maravilla arquitectónica diseñada por Santiago Calatrava (arriba).
¿Necesitas más motivos para conocer esta preciosa provincia de Euskadi?