Santiago de Compostela cumple, y con creces, con la cantidad de zonas verdes necesarias en cualquier ciudad: es, junto a Pontevedra, una de las dos ciudades gallegas que superan el ratio de zonas verdes recomendado por la OMS. Sus parques distribuidos a lo largo y ancho de la ciudad, claro, no pasan desapercibidos, y queremos que tengáis esto en cuenta. Santiago es mucho más que su casco histórico de calles infinitas y empedradas y de edificios majestuosos y perennes, es aún más que su bonito ambiente peregrino los 365 días del año y es todavía más que su eterno Camino de Santiago.
Pasen, vean, vuelen y… ¡disfruten!
Parque de Santo Domingo de Bonaval
Situado sobre una impresionante ladera que atisba el poniente de la ciudad, no solo llama la atención su extensión, también sus vistas. Sí, están en el top ten de las mejores de la ciudad. Antaño, este espacio fue un antiguo convento dominico del que aún se respeta su estructura: cementerio, huerta y robledal; actualmente es uno de los parques más frecuentados por los lugareños, especialmente utilizado para sesiones de fotos en fechas señaladas. Su impresionante carballeira (robledal, en castellano) le confiere además un interés botánico. Resulta interesante saber que cuenta con zonas de sol y sombra, con bancos de descanso, con fuentes de agua potable y con baños públicos. Su horario de invierno es de 8 am a 8 pm y su horario de verano es de 8 am a 2 3pm.
No podía faltar en este listado el mítico parque de la Alameda. De localización privilegiada, a un lado del casco urbano de la ciudad, es uno de los más visitados. Se divide en tres zonas: el paseo de la Herradura, el paseo de la Alameda y la carballeira de Santa Susana. Es perfecto para grandes y pequeños, para darse provechosos paseos y apreciar vistas únicas de la ciudad, pero también para jugar y disfrutar. Cuenta con un sinfín de fuentes y estanques con patos, palomares, un quiosco de música, zona de juegos infantil, una de las estatuas más emblemáticas de Santiago -Las Dos Marías- e, incluso, una Capilla y una Iglesia. ¡Ah! Y el respaldo de sus bancos es obra de la mítica fábrica de cerámica Sargadelos. ¡Arte en estado puro! Abre las 24 horas del día y cuenta con iluminación nocturna.
Conectado al Parque de la Alameda por una impresionante escalinata de piedra desde la que atisbar la inmensidad verde y el impetuoso Monte Pedroso, esta zona verde se planteó como una vía de escape en la inmensidad del Campus estudiantil de la ciudad. Su paseo central está flanqueado por fuentes y estanques. Llaman la atención sus enormes praderas, perfectas para tumbarse al sol, y su diversidad de plantas, árboles y arbustos: desde camelias, hasta magnolios, pasando por enebros. Además, está lleno de espacios deportivos y cuenta con una bonita zona de ocio infantil. Abierto al público todo el día.
Parque de la Música en Compostela
Una opción algo más alejada del centro, pero con un entorno incomparable. Bajo las faldas del majestuoso Auditorio de Galicia aparece esta alfombra verde de suave pendiente en la que destacan su lago y la escultura de Eugenio Granell, tan inmensa como colorida y surrealista. Se puede recorrer en bicicleta. La cafetería del Auditorio, además, ofrece unas vistas increíbles que van más allá del parque; conocerla puede ser una la mejor guinda del pastel. Está iluminado de noche, abierto todo el día.
Carballeira de San Lourenzo
Interés botánico e interés monumental para esta carballeira hecha y derecha. Su Convento de San Lorenzo de Trasouto es el que le da esa importancia monumental: data del siglo XII y, en la actualidad, se ha convertido en un palacio ideal para festejar todo tipo de celebraciones; por otra parte, su carballeira y su gran variedad de plantas, flores y arbustos son lo que le dan la importancia botánica. Pero esto no es todo: los dos cruceiros -cruces- de piedra que se asoman en sus caminos, le dan un matiz diferente y un aire típicamente gallego.
Foto | Jose Losada – Fotografía