Goldfinger
He’s the man, the man with the Midas touch
A spider’s touch
Such a cold finger
Beckons you to enter his web of sin
But don’t go in
(John Barry)
Agresiva como su banda sonora, así es James Bond contra Goldfinger (1964). Me pasa con ella como con todas y cada una de las películas de James Bond: es verlas y pasarme buena parte de su metraje cavilando ¿dónde se rodaría esta escena?, ¿y esta otra?. Si, como yo, os confesáis admiradores del agente secreto más canalla del panorama cinematográfico, seguro que para vosotros Goldfinger es, como para mí, uno de los malos favoritos de la saga. Precisamente es tras los pasos del malvado magnate que James vuela hasta Ginebra. Y nosotros con él.
¡Cuánto y cómo hemos disfrutado con esa cinta! La película visita pueblos suizos maravillosos y tan pintorescos como Andermatt, a cuyas afueras se encuentra la gasolinera Aurora (Gotthardstrasse 163, 6490), que aparece en la cinta cuando el caballeroso James conduce hasta allí a Tilly Masterson; los fans, entre los que me incluyo, acudían hasta la gasolinera Aurora como si de un lugar sagrado se tratara. Por desgracia, el uso del pretérito en la frase no es casual: cerrada en 2014, el dueño la sacrificó para habilitar una nueva entrada al hotel contiguo del mismo nombre. Una pena.
Andermatt, a algo más de tres horas en coche de Ginebra, es una comuna del Cantón de Uri que no podemos pasar por alto ni tratar a la ligera. La región destaca entre las zonas de deportes invernales de Suiza en las que la presencia de nieve es apuesta segura: a sus casi 1.500 metros de altitud, Andermatt es el corazón de los puertos alpinos suizos (hasta ocho), por lo que la variedad de opciones para hacer excursiones por los alrededores es única en el mundo. En marzo, como cada año, tiene lugar el AndermattLive!, un evento que combina música y nieve y en el que, durante dos días, se celebran conciertos y fiestas après-ski para los aficionados a los deportes entre copos blancos.
Sigamos con las escenas impactantes.
James Bond detiene su Aston Martin plateado para, desde las alturas, observar desafiante el coche de su enemigo detenido en la distancia; de fondo, haciendo las veces de decorado natural, las curvas de asfalto, sinuosas, dan miedo y morbo a la vez: el lugar en cuestión no es otro que el Puerto de Furka.
El Furkapass es una de las rutas por carretera más sensacionales de los Alpes. El puerto de montaña comunica Andermatt con Gletsch, en el cantón del Valais, ¡y menuda comunicación! A través del Puerto de Furka, James Bond persigue a Goldfinger. Y, recorriéndolo, pasa por el lugar que realmente me atrapó y me movió y me sacudió y me atrajo a escribir sobre James Bond y Ginebra de cine: el glaciar del Ródano, ese momento en el que aparece en escena una poderosa curva con el Belvedere Hotel, hoy un lugar abandonado.
Recuerdo la escena como si fuera hoy. El edificio llamó poderosamente mi atención. Cuando lo pienso, llego a la conclusión de que lo que con toda probabilidad me robó vista y corazón fue el entorno, ese entorno… El glaciar que guarda las espaldas del hotel, que no es otro que el glaciar del Ródano, tiene un tamaño imponente y está capacitado para dejar sin aliento.
Un último lugar, un último consejo. Si viendo la película os llama la atención la fábrica donde Goldfinger desarrolla sus planes maquiavélicos, ya que posee una arquitectura de lo más sugerente, que sepáis que está cerca de Lucerna; de hecho, a menos de una hora en coche de Andermatt. El cuartel general del magnate del oro, que en realidad eran las plantas industriales de la fábrica Pilatus, se ubican en Stans, una preciosa ciudad de casas ricas y callejones históricos que forma parte del Cantón de Bajo Unterwald.
No sintáis nostalgia, pues James Bond invita a la aventura, invita a vivir. Con Iberia, volar a Ginebra es más fácil, más rápido, más. Una vez en Suiza, recrear los lugares de rodaje de James Bond contra Goldfinger puede ser algo verdaderamente divertido, ya que todos los lugares que aquí os relato son piezas de un puzle con forma de escapada, de viaje de inverno o de verano, de súper agente secreto.
Imagen | Cristoph Strässler