Londres es como el juego de la oca: vas de puente en puente y tiras porque te lleva la corriente. La ciudad creativa que nos ocupa es puro divertimento y reserva entretenimiento para todos, ya sea por las luces, el buen ambiente, la diversión, las sorpresas, la cultura, el arte contemporáneo o las rebajas. Motivos sobran para marcarse un viaje ingenioso por Londres, así que… ¡qué empiece la partida!
En nuestro periplo por la ciudad del Big Ben el plan es pasear y encontrar pellizcos de lo que le da sal a la vida. Para ello, nos regodearemos en lo típico y tópico, pero también en las sorpresas, en esos muñecos que saltan de cajas, asombran y dibujan sonrisas. ¿Preparados para mover ficha por este tablero tan creativo?
Por la mañana
Hablemos del barrio más tendencioso de Londres: Hackney. Sus calles, como Broadway Market, son un cúmulo de descubrimientos, de casas victorianas vintage desfilando ante nuestros ojos, de puestos con ostras regentados por señores y sus boinas, cafés ricos y gente guapa. La sensación es de pueblecito, de estar en Londres sin estarlo, de maravilla.
Avancemos. Paso a paso, casi por azar, llegamos hasta la siguiente casilla, la del Londres de los canales, uno que no sale en las guías. Allí las casas flotan y se mueven, para lo que sus habitantes, unos pocos privilegiados, operan manualmente exclusas muy antiguas. En este rincón de la ciudad vale la pena entretenerse; además, numerosos son los cafés y restaurantes de buen diseño y mejor gusto que captan la atención y despiertan el apetito.
De dados a dados y tiro porque son contemporáneos. Como por azar, entramos en la galería de arte Victoria Miró: singular, original y conceptualmente única, cuenta con un patio que invita a soñar.
De barrio en barrio y sigo porque me ha gustado. Las diferentes zonas de Londres son como vasos comunicantes. Dejamos atrás Hackney y proseguimos nuestro paseo a pie, esta vez por Islington. Calles y calles de casas bajas, elegantes y bonitas. Muy tranquilo y cuidado, muy blanco, muy perfecto. Y atravesando St. Peters Street desembocamos en Angel, uno de los barrios más encantadores de Londres, uno que es morir de amor. El lugar huele a planes creativos, entre tiendas, coquetos cafés, avenidas arboladas y un cine, The Screen On The Green, de fachada fotogénica y mucho, mucho rollo.
Por la tarde
Llega la tarde y nuestras ganas de jugar a Londres siguen intactas. Las icónicas pantallas publicitarias de Picadilly Circus, completamente renovadas, nos esperan. Es momento de dirigir nuestros pasos al centro, de verlas, de dedicarles la atención que se merecen. Por ello, pasaremos el resto de las horas dando alegría al estómago y bombo a los sentidos, descubriendo novedades y culturizándonos.
¿Cuál será el trío de planes con el que lo lograremos? Las propuestas, son:
- Ir a un museo a columpiarnos. Sí, ¡tal cómo suena! El propósito es visitar la divertida y terapéutica exposición de la Turbine Hall, en la Tate Modern (Bankside), una experiencia que nos hará viajar hasta las sensaciones y emociones de nuestra más tierna infancia. Tan sugerente instalación responde al nombre de One Two Three Swing!, ocupa la enorme sala de la turbina, y consiste en varios columpios gigantes en los que niños pero sobre todo adultos van y vienen, juegan y se divierten. Puro entretenimiento que permanecerá al alcance de todos hasta el 2 de abril de 2018.
- Caer rendidos a los pies de la recientemente restaurada pantalla de Picadilly Circus, ahora la más grande de Europa. Un espectáculo en singular –una única pantalla- que bien merece una foto y que es, para muchos, una de las estampas más típicas de Londres.
- Cenar rico y barato en Chinatown. A unos pasos de Picadilly Circus se sirven jugosos “dim sum” (las tapas chinas), así como patos laqueados y otras delicias del estilo. En el barrio chino de Londres encontraremos restaurantes donde comer al gusto de todos, locales populares (ideales para ir en familia o con amigos) y también sofisticados (pensados para ir en pareja).
Por la noche
Cae la noche en Londres y la vida, cautivada por una ciudad tan cosmopolita, no tiene prisa, no parece querer marcharse nunca. La capital del Reino Unido es el jardín de la oca, la casilla donde todo turista creativo gana el juego. Más allá de las rebajas, los cursos para aprender inglés, los musicales o la Navidad, Londres siempre guarda secretos que pocos conocen. Cae la noche en Londres y nuestro día de sorpresas llega a su fin. Queda tanto, tanto por disfrutar, que deberíamos volarla más y con más frecuencia. Entonces, ¿continuará? Si nosotros queremos, Iberia dice sí.
Imagen: Mauro Bighin