© FUNDACION BOTIN – CENTRO BOTIN, Arquitecto RENZO PIANO, Santander 2017.
Cualquier ciudad con aires contemporáneos debe contar con un edificio que acabe marcando época, un punto de inflexión, de ésos llamados a convertirse en el nuevo icono local. Santander lo tiene desde verano de 2017: el Centro Botín nació con el firme propósito de fortalecer el tejido cultural de la capital cántabra y modificar para siempre su fisonomía urbana, otorgándole un contrapunto vanguardista de primer nivel; y lo ha conseguido, vaya si lo ha conseguido. Arquitectura, diseño y arte han sabido fusionarse para dinamizar Santander y crear, sin duda, una experiencia única de cara al visitante.
Lo primero que llama la atención del Centro Botín es su privilegiada ubicación en plenos Jardines de Pereda, junto a la Bahía de Santander y a sólo unos pasos del centro histórico capitalino. Basta con acercarse un poco más para comprobar cómo el edificio no llega a tocar suelo, sino que se sustenta sobre estilizadas columnas de siete metros de altura por las que entra la luz del Cantábrico y a través de las que podrás contemplar el mar; y una vez ahí, al levantar la mirada, los dos bloques que conforman la estructura te harán sentir minúsculo ante tamaña demostración de grandeza.
Porque hablamos de dos volúmenes diferentes, pero interconectados entre sí por el pachinko, una estructura de pasarelas construidas en vidrio y acero que debe su nombre a las máquinas japonesas de pinball. Sí, vanguardia en el sentido estricto del término. El bloque oeste se destina en cuerpo y alma a exposiciones, con 2.500 metros cuadrados divididos en dos enormes salas; el volumen este, por su parte, está compuesto por diversas aulas formativas, espacios de trabajo y por un auditorio con capacidad para trescientas personas. Como seña de identidad, todo el edificio está recubierto por 270.000 piezas circulares de cerámica que le otorgan un aspecto mucho más liviano y se encargan de reflejar la luminosidad del entorno. ¿Lo mejor? Las increíbles panorámicas de la Bahía y de la propia ciudad de Santander que ofrece su azotea, un must en toda regla.
Esta verdadera obra de arte lleva la firma del italiano Renzo Piano, uno de los arquitectos más reputados del mundo y ganador, entre otros galardones, del Premio Pritzker en 1998; algo así como el Nobel de Arquitectura, para entendernos. Piano siempre ha destacado por un ferviente compromiso con la sostenibilidad de sus creaciones y por su capacidad innata a la hora de integrar entorno y edificios de carácter futurista. Dicho y hecho: el proyecto ha hecho posible doblar la extensión de los Jardines de Pereda y multiplicar por tres sus zonas verdes, llegando a tocar el mar a lo largo de sus veinte kilómetros cuadrados. Como colofón, la célebre escultora Cristina Iglesias (Premio Nacional de Artes Plásticas de España en 1999) ha rematado el conjunto con una obra llamada Desde lo subterráneo, compuesta por cuatro pozos y un estanque de gran belleza.
© FUNDACION BOTIN – CENTRO BOTIN, Arquitecto RENZO PIANO, Santander 2017.
¿Y qué hay de la actividad cultural? Desde su inauguración, el Centro Botín ha estado comprometido con la formación, investigación y divulgación artística, gracias a programas de gran calidad en los que tienen cabida disciplinas tan dispares como cine, teatro, pintura, literatura, música o escultura; a través de su completo compendio de actividades pretende democratizar la cultura y facilitar el acceso de todos los públicos al mundo del arte.
Las exposiciones juegan un papel fundamental en su calendario. Justo hoy se inaugura una de las dos muestras previstas para marzo, en cartel hasta el próximo domingo 3 de junio: hablamos de Itinerarios XXIV, una recopilación de trabajos elaborados por ocho jóvenes talentos que disfrutaron de becas en artes plásticas de la Fundación Botín; diferentes localizaciones, diferentes materias, diferentes investigaciones plasmadas en un catálogo a modo de expositor de los distintos proyectos.
Además, desde el 20 de marzo tendremos la oportunidad de saborear una exposición exclusiva sobre la faceta menos conocida del catalán Joan Miró: la escultura. Explicaba el propio artista que, durante sus paseos, sentía necesidad de ensamblar objetos que iba encontrando por el camino, en una especie de frenesí poético; artículos de uso cotidiano que adquirían una nueva dimensión tras conjuntarlos. Hasta el 2 de septiembre será posible apreciar más de cien esculturas, vídeos y fotografías de Miró entre los años 1928 y 1982, muchas de ellas inéditas hasta la fecha, en lo que será uno de los grandes eventos culturales del año en Santander.
Modernidad, diseño contemporáneo y una apuesta decidida por la cultura es lo que representa el Centro Botín, un nuevo referente artístico a nivel internacional. Y un antes y un después para la preciosa ciudad de Santander. Y tú, ¿te lo vas a perder?