El Vedado, el barrio que es un viaje cubano

17/04/2018

Visita a El Vedado

«¡Oh Cuba! ¡Oh ritmo de semillas secas!”

Así era cómo el gran Federico García Lorca suspiraba de amor por Cuba. La Habana, cabeza de fila del país, acumula regalos para la humanidad; tantos, que en 2016 la declararon una de las siete ciudades maravillas del mundo. Todo son elogios hacia su exotismo y autenticidad, hacia esa decadencia que roba miradas, fotos y corazones.

Muy dentro de La Habana se esconde El Vedado. Bueno, en realidad no se esconde, ya que la zona no pone reparos a la hora de mostrar sus atractivos. ¿Qué os parece si vamos y rebuscamos entre sus encantos creativos? Para saber qué placeres habitan en El Vedado, hacednos preguntas, que nosotros os contamos.

Cosas originales que son y pasan en El Vedado

Arquitectura

Más allá de la Plaza Revolución, archiconocida y definitivamente imprescindible, en El Vedado pasan muchas otras cosas arquitectónicamente llamativas. Casas, universidades, hospitales e iglesias pueblan lo que en su día nació como ensanche de la ciudad, donde todo vale y todo deslumbra. ¿Qué decir, por ejemplo, del Cementerio de Colón? ¿O de La Rampa?

Una necrópolis fue la culpable del desarrollo de este emblemático barrio habanero. El Cementerio de Colón es extraordinario, sin más adornos; su acceso, que se realiza a través de una gigantesca portada de estilo bizantino, da entrada a este espectacular camposanto, uno de los más sobresalientes del mundo entero. En Zapata y 12.

También La Rampa es y pasa. La Rampa es una calle, pero es más que una calle. Este rincón de los rincones del barrio de El Vedado constituye un lugar de peregrinación de arquitectos, también de los amantes de lo relevante entre lo constructivo y lo creativo.

Un cementerio, un rincón y además, un respiro. El Vedado es momento para el descanso. Reposemos – lo que los cubanos llaman “coger un diez”- en el Parque Metropolitano de la Habana, el de los muchos nombres (Parque Almendares o Bosque de La Habana). Este espacio verde constituye el mayor bosque urbano de la capital de Cuba. Un lugar para la relajación, para el disfrute de la naturaleza y para pasar el rato en El Vedado.

Siguiendo con nuestro recorrido alcanzamos la Casa de la Amistad, donde también pasan cosas. El palacio es reflejo de la historia de amor, tan grande como escandalosa, entre la criolla Catalina Lasa y el hacendado Juan Pedro Baró. De esta vivienda deslumbrante se aprovecha todo, contenido y continente, ¡hasta de restaurante hace! En Paseo Ave, 406, entre 17 y 19.

Por último, el edificio Radiocentro, en 23 e/ L y M, es el guiño urbano a los tendenciosos. La construcción destaca por ser la primera obra del lenguaje moderno que triunfó dentro de la arquitectura cubana. Bravo.

Artistas en El Vedado

Más allá de los edificios están los espacios. Lugares culturales en los que las cosas pasan, en los que la vida cubana hierve. El Vedado cuenta, por ejemplo, con la Casa del ALBA Cultural. Si asomamos la cabeza, toparemos con un lugar para la creación artística e intelectual, el patrimonio sociocultural y la divulgación de la historia caribeña. Y por eso afirmamos que en la casa suceden muchas cosas, véase música, teatro y hasta una librería interesante, que los amantes de la literatura podemos visitar de martes a sábado, de 10 de la mañana a 5 de la tarde.

Más allá de los espacios dedicados al arte, están las galerías. El Vedado le dedica su tiempo a las artes visuales, a galerías como Latinoamericana (Calle G e/ 3ra y 5ta) o Habana, en la calle Línea 460, e/ E y F.

Lo dicho. El Vedado, en Cuba, (no) esconde sus cosas creativas. Planes que se suceden y que convierten un vuelo con Iberia en la promesa de un gran barrio. Pasemos horas y horas y más horas descubriéndolo.

Imagen de Pedro Szekel