Ibiza, la isla donde el pasado se mezcla con el presente

13/04/2018

Cuando se escucha la palabra Ibiza, de forma inevitable vienen a la cabeza imágenes de fiesta nocturna, de playa y de paraíso mediterráneo con aguas cristalinas. Y no va mal encaminada esa idea, aunque si sólo nos quedamos con ella corremos el riesgo de perder la esencia de uno de los lugares del planeta con mayor concentración de bienes considerados Patrimonio de la Humanidad.

Y es que en esta pequeña isla balear se encuentra lo que se conoce como Ibiza, biodiversidad y cultura, el nombre utilizado por la UNESCO para describir el conjunto de bienes culturales y naturales que atesora el territorio; ni uno ni dos, sino cinco: el Parque Natural de Ses Salines, Dalt Vila (el casco antiguo de la capital), la necrópolis púnica de Puig des Molins, el yacimiento fenicio de Sa Caleta y la zona de cultivo de Ses Feixes. Sí, vamos a ver uno por uno.

Dalt Vila, la parte alta del casco antiguo de Ibiza (imagen principal) y con origen fenicio, fue un punto  clave en la navegación marítima por el Mediterráneo. Con un área de 70 mil metros cuadrados, las murallas que rodean la ciudad, de planta heptagonal, datan del siglo XVI y fueron construidas como protección contra los ataques turcos, siendo el baluarte de Santa Tecla el punto más elevado de toda la ciudad.

Ses Feixes es una planicie ocupada por terrenos de cultivo basados en sistema de riego por capilaridad introducido por los almorávides en los siglos XI y XII; se trata de una zona húmeda, lugar de descanso para muchas aves migratorias. Su gran interés radica en la gran riqueza de flora y fauna que atesora, incluyendo murciélagos, reptiles y más de 140 especies de aves.

Por su parte, el Parque Natural de Ses Salines está compartido por las islas de Ibiza y Formentera. Se encuentra formado por las salinas localizadas en ambas islas y por 13.000 hectáreas de espacio marino, con la presencia de la posidonia (abajo), el alga responsable de la pureza y transparencia del agua de este territorio. Actualmente está en severo deterioro debido a los medios de transporte marítimos que invaden la pequeña isla.

Gran parte de la riqueza cultural de Ibiza se debe a su pasado cartaginés. Los cartagineses colonizaron la isla de Ibiza en el año 654 a.C. Muchas de las evidencias de esta civilización se han encontrado en la necrópolis púnica de Puig des Molins, situada cerca de la ciudad de Ibiza. Este lugar fue donde se situó el cementerio fenicio, formado por cuevas a las que se descendía a través de una abertura que estaba cerrada con losas. En dichas tumbas se encontraron objetos funerarios consistentes en figuras de barro cocido, collares de cuentas de vidrio, hueso o marfil y algunas piezas de oro.

En cuanto al yacimiento fenicio de Sa Caleta, su gran relevancia arqueológica estriba en ser el único lugar hallado en la isla que ejemplifica la fase más antigua de colonización fenicia. Ubicado al sur, en una pequeña península entre las playas de Codolar y el Puig d’es Jondal, los hallazgos científicos muestran que Sa Caleta fue abandonado por sus ocupantes, trasladándose a la bahía de Ibiza, donde fundaron la ciudad que es hoy capital de la isla.

Ibiza lleva siendo un lugar lleno de vida desde hace más de mil años y, sin quitarle valor al resto de atractivos de ocio que ofrece la isla, la vida de esos antepasados que una vez pisaron su suelo es algo que se debe tener bien en cuenta para comprender el valor que encierra.

Imágenes | Nikiforov AlexanderTono Balaguer