El tesoro de la familia Villegas es una gran piedra de granito de 220 metros de altura y 740 escalones nombrado Patrimonio Nacional de Colombia: se trata del Peñón de Guatapé o Piedra del Peñol.
Situado a 80 kilómetros de Medellín, ha estado envuelto en múltiples teorías sobre su origen, desde un antiguo meteorito hasta un volcán extinto: en tiempos prehispánicos, los indígenas Tahamí que habitaban la región lo adoraban como una divinidad, y en la época colonial se extendieron leyendas como que el diablo intentó llevárselas varias veces, atribuyéndosele a este hecho la gran grieta que presenta en uno de sus costados y donde hoy se aloja la escalera que permite subir hasta su cima.
En el año 1954, la roca fue escalada por primera vez en la historia: fue un habitante de la zona, Luis Eduardo Villegas López, el dueño de las tierras en las que se encuentra el Peñón, el que consiguió la hazaña tras cinco días de escalada.
Situado en el entorno del embalse del Peñol-Guatapé, la piedra ha estado en constantes disputas entre las localidades de El Peñol y Guatapé por decidir a quién pertenecía. En los años 80 se produjo uno de los episodios más conocidos: el alcalde de Guatapé, junto con el dueño de las tierras, decidieron pintar en el gran monolito el nombre de la ciudad. Al enterarse de esto, varios habitantes de El Peñol se desplazaron a los pies del peñón para protestar. Los improvisados graffiteros sólo lograron terminar la letra G y la mitad de la U, que hoy día se pueden observar en uno de sus flancos.
En la actualidad, el peñón es uno de los atractivos turísticos principales del área de Antioquia, y se puede visitar en un solo día a través de transporte público o excursiones guiadas. En los alrededores de la roca se han establecido numerosos negocios de restauración y tiendas de souvenirs, varios de ellos propiedad de los descendientes de Luis Eduardo Villegas.
Aparte del propio Peñón, que ejerce de imán para los visitantes del país, otro de los atractivos principales de la zona es el pueblo de Guatapé, posiblemente el más colorido de todo Colombia gracias a sus vistosos zócalos (arriba). El origen de la decoración que se observa en las casas se remonta a los años 50 del siglo XX, cuando el artista José María Parra comenzó a decorar el frontal de su casa; a partir de ahí, se comenzó a extender esta práctica entre amigos y vecinos de su misma calle, la famosa calle del Recuerdo.
Otro atractivo de la zona es el ya mencionado embalse de Peñol-Guatapé, el llamado mar interior de Colombia, en el que se pueden realizar actividades acuáticas y visitar y pernoctar en algunas de sus pequeñas islas.
Agua, color, geología y vistas panorámicas son los atractivos principales de la zona del peñón de Guatapé que, sumado a las historias de ciencia ficción que le rodean, hacen de él un lugar imprescindible en toda ruta por el país sudamericano.
Imágenes | hillsn_1992; Jess Kraft