Montreux, jazz e inspiración literaria entre montañas

13/06/2018

Fredy Mercury

Una silueta de hombre se recorta contra el cielo con el puño levantado. De fondo, un paisaje idílico donde se combinan agua y montaña. Se trata de la portada de Made in Heaven, el último álbum de estudio de Queen. El hombre es Freddie Mercury –o  mejor dicho, su estatua; para entonces, el genio llevaba ya 4 años muerto–; el lugar, Montreux Riviera, en Suiza, donde el cantante pasó largas temporadas e incluso compró un estudio de grabación donde compuso ese último trabajo.

Nos encontramos en la rivera del lago Lemán, cerca de Ginebra. El vuelo de Iberia nos ha dejado temprano en la ciudad del oeste de Suiza y, tras un agradable viaje de una hora a la vera del lago, nos encontramos en la ciudad en la que muchos genios del arte encontraron su inspiración y donde se viene celebrando el Festival de Jazz de Montreux cada verano desde el año 1967.

Pensado en sus orígenes solo para música jazz, en sus primeros años el festival recibió a artistas como Miles Davis, Keith Jarrett, Bill Evans, Nina Simone o Ella Fitzgerald. Después se fue abriendo a otros estilos, pero siendo el jazz el ingrediente principal. Precisamente, en 1978, Mercury acudió a la localidad invitado a participar en el festival, sacando ese mismo año el álbum Jazz, uno de los más diversos de toda su discografía.

Paseamos a orillas del lago Lemán, donde descansa el precioso castillo de Chillon. Las montañas, tan cercanas, invitan a soñar, a hacer volar la imaginación. Así se debió sentir Igor Stravinsky, que compuso varias piezas entre sus valles, refugiándose en la neutral Suiza durante la I Guerra Mundial. Fue en dicha guerra en la que el soldado Frederick Henry y la enfermera Catherine Barkley vivieron una historia de amor en la novela autobiográfica Adiós a las armas de Ernest Heminghway. El autor americano también encontró inspiración para alguno de sus capítulos entre los valles suizos cercanos a Montreux.

Montreux

A los rusos les gustaba mucho Suiza: Tolstoi y Dostoievsky tocaron el agua de sus lagos y Nabokov, ya nacionalizado estadounidense, hizo de Montreux su residencia hasta el día de su muerte. Otra estatua metálica como la de Mercury le rinde homenaje en la ciudad.

Desde Estados Unidos llegó otro genio, esta vez del cine: Charles Chaplin. En 1953, el polifacético artista se trasladó a pocos kilómetros del lago Lemán, refugiándose de las acusaciones de un gobierno estadounidense embarcado en una caza de brujas contra cualquier indicio de comunismo. A los pocos años, se mudó a Corsier-sur-Vevey, a orillas del lago Lemán, muy cerca de Montreux, hasta el día de su muerte, en 1977. Hoy día, la que fue su residencia, se ha convertido en un museo, el Chaplin’s World.

Justo un año después de la muerte de Chaplin,  como tomando el testigo de uno de los grandes showman de la historia, Mercury, el hombre que pasaría a la eternidad por su carisma en los escenarios, se enamoró de Montreux y de sus valles.

Algo tiene Montreux. Algo tiene Suiza. Algo que hace que algunas de las mentes más brillantes lo elijan como refugio para alimentar sus sueños.

Imágenes: Cge2010; Elenarts  | Dani Keral

ARTÍCULOS RELACIONADOS
COMPARTE ESTE ARTÍCULO