Ruta por los mejores acantilados de Irlanda

23/07/2018

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Por algo llaman a Irlanda la Isla Esmeralda. Desde el aire parece que esa piedra preciosa se ha desprendido de Europa y ha viajado a la deriva hasta anclarse al océano. Y ese ancla no es de hierro, sino de roca. La roca de los acantilados que comienzan en la superficie y se hunden para formar los cimientos de esta isla mágica, donde druidas, leyendas, hadas y mitos campan a sus anchas en las chanzas locales.

Irlanda es un regalo de la Naturaleza. Un regalo al viajero, y perfectamente aderezado por sus hospitalarios habitantes. Casi 1.500 km de costa salvaje. Sobre todo la de su cara atlántica. Recorramos juntos tres de sus mejores acantilados:

Los acantilados de Moher

Los acantilados de Moher son, oficialmente, la mayor atracción turística de toda Irlanda. Se encuentra unos 270 km al oeste de Dublín y recibe cada año la visita de millones de turistas.

Estos acantilados tienen una altura comprendida entre 120 y 214 metros sobre el mar y unos 8 km de longitud. Sus paredes verticales aparecen como un acordeón de roca, con sus crestas verdes en la cúspide y el mar batiendo duramente sus bases, como si quisiera desmoronarlos.

Lo cierto es que no son los más altos de Irlanda, pero sí los más pintorescos. Incluso hay antiguas torres defensivas que se suman al paisaje de postal.

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Aunque en la actualidad está restringido el acceso al borde de los acantilados, antes sí era posible acercarse a él. Los días de viento (casi todos por esta zona) era una sensación espectacular el hecho de tumbarse y reptar hasta asomar la cabeza más allá del límite de la plataforma rocosa. Al hacerlo, el aire te golpeaba la cara con violencia y escuchabas el tremendo rugir del mar, mientras veías a las aves volar de una pared a otra, buscando su nido entre tantos iguales.

Pasada la zona cercana al centro de visitantes, hay pastos y zonas en las que la valla deja de existir, dejando a tu libre albedrío la forma de explorar los acantilados de Moher. Te aconsejo que llegues hasta la torre vigía que se ve al final de su extremos sur. Hasta allí apenas llega nadie y podrás disfrutar de las impresionantes vistas en solitario.

En el centro de visitantes puedes aprender sobre las propiedades geológicas de los acantilados y comer o beber algo.

La entrada a los acantilados de Moher cuesta 6€.

Acantilados de Horn Head

Casi en el extremo noroeste de la isla de Irlanda se encuentra Dunfanaghy, una pequeña villa adormecida en la que nunca sucede nada. A menos de 3 km del centro del pueblo, encontrarás unos desconocidos acantilados que ofrecen vistas impresionantes.

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Ya solo el hecho de descubrir esta pequeña y rural zona de Irlanda merece la pena, pero camina hasta Horn Head y disfruta de esas caídas verticales a un mar de color azul intenso. El verde lo cubre todo y, en primavera y verano, algunos matorrales de flores de colores vivos le dan un toque aún más mágico.

Las formaciones rocosas de la base de los acantilados son diversas y originales, con las famosas patas de elefante formadas por rocas calizas que fueron separadas de la pared principal del acantilado por la acción de la erosión, y decenas de cuevas que te piden que las explores.

Acantilados de Slieve League

En el suroeste del condado de Donegal, se encuentran otros acantilados con menos marketing, pero no menos espectaculares que sus vecinos sureños de Moher.

En el corazón de la Irlanda celta (junto con Sligo, son los lugares donde más gente sigue empleando el gaélico para comunicarse) los acantilados de Slieve League, con su elevación de 600 metros sobre el mar, están considerados como los acantilados marinos más altos de Europa.

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Para mucha gente, son más bonitos que los de Moher. Su dramatismo y belleza natural nada tienen que envidiar a Moher, pero lo que les hace especiales es la poca afluencia de turistas, con lo que los hallarás para ti solo.

Toma la espectacular senda que recorre la cresta de los acantilados y pasarás horas sin encontrarte con nadie. Llega hasta donde te apetezca. Hay gente que incluso se trae la tienda de campaña y pasa alguna noche en la zona. Se me ocurren pocos sitios de Irlanda más bellos en los que pernoctar.

Hay muchos acantilados más que ver en Irlanda. Alquila un coche y recorre la costa de Donegal, Galway, o Wexford en busca de ellos.

Imágenes y autor: David Escribano

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