¿Será por su cuidada arquitectura colonial? ¿Quizá por su legado cultural inquebrantable que se remonta siglos atrás? ¿Acaso por las reservas de naturaleza virgen que la rodean? Sí, algo debe de tener la capital de Ecuador para haberse convertido en la primera ciudad del mundo reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Quito es belleza, es cultura, es naturaleza, es sabor; un compendio de cualidades que la convierten en uno de los destinos más sugerentes de Latinoamérica, de ésos que te acogen con los brazos abiertos y a los que ya estás pensando en volver antes incluso de haberte ido. Porque Quito, ante todo, tiene alma. Y hoy te la queremos mostrar.
Quito es belleza
Hay quien dice que la capital de Ecuador es bella desde dentro y también lo es desde fuera. ¿El motivo? Porque sólo tienes que pasear por su Centro Histórico para contemplar un esplendoroso interior salpicado por foros tan imponentes como la Plaza de la Independencia, por edificios tan solemnes como la Iglesia de la Compañía (imagen principal) y por espacios tan pintorescos como el Mercado Central. Rincones que desprenden magia, que nunca te dejarán indiferente.
Y, por otro lado, porque sólo tienes que alejarte un poco para contemplar la ciudad con cierta perspectiva desde cualquiera de los múltiples miradores que la envuelven: no hay nada como subir en el TelefériQo (arriba, hasta ascender a 4.050 metros de altura) para admirar la ciudad con los volcanes que la vigilan desde la Cruz de la Loma; o al famoso Panecillo, para disfrutar de una inmejorable panorámica de norte a sur; o al cerro Itchimbía justo antes de que llegue la noche, un lugar mágico desde el verás caer el sol detrás de las montañas mientras Quito se ilumina a sus pies.
Quito es cultura
Cualquier gran urbe que se precie exhala actividad cultural por los cuatro costados, y Quito no iba a ser menos. Uno de los rasgos que mejor la identifican es la todavía importante presencia de oficios centenarios como los de cerero, sombrerero o hierbatera, orfebres de sabiduría ancestral que continúan trabajando a la antigua usanza para preservar la tradición; contemplar los talleres de la céntrica calle La Ronda es casi como viajar en el tiempo, una visita obligada. Museos los hay para todos los gustos, como el de la Ciudad, que recorre la historia capitalina, la Casa del Alabado, donde predomina el arte precolombino, o La Capilla del Hombre, llamamiento del gran pintor y muralista Oswaldo Guayasamín a la unidad de América Latina. Imprescindibles.
En barrios como La Mariscal, La Floresta o Guápulo encontrarás una interesante oferta cultural con cafés de ambiente bohemio, locales de música en vivo y restaurantes de moda en los que disfrutar de una velada romántica o donde disfrutar de estupendas cervezas artesanales. Por su parte, el Carnaval es la gran fiesta del año: cada febrero, el color invade calles y plazas para llenándolas de música, bailes y máscaras, sobre todo máscaras; porque uno de los momentos más esperados es el de La Mascarada, desfile compuesto por numerosas comparsas que visten de alegría y sátira las principales avenidas del centro histórico.
Quito es naturaleza
Uno de los privilegios de la capital ecuatoriana radica en estar rodeada de naturaleza virgen, con diversas reservas que harán las delicias de cualquier amante del ecoturismo. A pocos kilómetros de Quito encontrarás áreas de conservación como la Reserva de la Biosfera del Choco Andino, el Parque Nacional Cayambe-Coca o el célebre Bosque Nublado, uno de los santuarios del país en materia de observación de aves: hablamos de más de 500 especies diferentes, entre las que destacan los quindes o los colibríes. También es el hábitat del oso de anteojos, animal icónico de la ciudad, y del 26% de las familias de flora endémicas de Ecuador.
Buen lugar igualmente para los más aventureros, ya que estos alrededores ofrecen actividades tan atractivas como circuitos de senderismo por los páramos de los Andes, aguas termales, recorridos de montaña bajo el volcán Guagua Pichincha, zipline o rutas en bicicleta para inmiscuirte en las joyas naturales de Chaquiñán y Lloa-Palmira, donde disfrutar de una buena descarga de adrenalina. ¿Te lo vas a perder?
Quito es sabor
Todos sabemos que un buen viaje no está completo hasta ese momento en que te adentras en la gastronomía local, nuevos sabores y texturas que desembocan en una experiencia culinaria de las que no se olvidan. La cocina de Quito ha sabido mezclar a la perfección raíces andinas con influencias europeas, combinando ambos mundos para crear platos de primer nivel: el locro (arriba, una sopa cremosa elaborada con patata, cebolla, queso y especias), el seco de chivo (un exquisito guiso de carne con verduras, cocinado a fuego lento) o la fritada de cerdo (carne guisada acompañada de maíz, plátano y cebolla) son sólo algunas de las recetas típicas de la ciudad. Y ya si las pruebas en alguno de sus coloridos mercados municipales, mejor que mejor.
La hora del postre es otro must, con una oferta digna de mención: de un lado, por el café elaborado en el ya referido Bosque Nublado, con plantaciones que se elevan entre 1.200 y 2.000 metros sobre el nivel del mar y donde prevalecen semillas de caturra o typica que generan diferentes sabores e intensidades. Una fantasía para los amantes del oro amargo; de otro, por el chocolate de gran calidad que se sigue produciendo de manera artesana y que se combina con otros productos locales como la uvilla o el mortiño para hacer más dulce tu sobremesa.
https://www.youtube.com/watch?v=9nKyXPwIfWk
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Imágenes | ©Turismo de Quito