El tiempo vuela. ¡Cuando nos demos cuenta estaremos en Semana Santa!
¿Semana Santa? Dos palabras mágicas directamente relacionadas con descanso, desconexión y, por supuesto, viajar. ¿Verdad qué sí? Y tú, ¿ya tienes plan de viaje para la próxima Semana Santa? Toma buena nota. Porque hoy te traemos una propuesta interesante y nada descabellada. Hora de buscar vuelos hacia el corazón de Italia. ¡Roma nos espera! ¡Mira, mira!
Independientemente de tus creencias religiosas, visitar Roma en Semana Santa es toda una aventura que quizás todos deberíamos vivir en primera persona una vez en la vida. Si bien es cierto que el ambiente religioso se respira por todos los rincones de la ciudad, con un respeto y devoción inusuales en otras épocas del año, también es cierto que, aunque la festividad católica no te atraiga mucho, ver la ciudad así volcada tiene su encanto… además de que esconde también opciones para quienes buscan experiencias menos místicas. Así que, nunca descartes un viaje a Roma en Semana Santa por este motivo.
Ahora sí. Entremos en materia. ¿Qué planes son imprescindibles durante la Semana Santa romana?
Presenciar las celebraciones del Domingo de Ramos. Este domingo se da el pistoletazo de salida oficial a la Semana Santa. Este comienzo no es mera casualidad y coincide con la histórica entrada de Jesús en Jerusalén. Este día el Papa ofrece una misa en la que se bendicen los ramos de olivo en el Vaticano. El acto culmina con el recital del Angelus a las 12 de la mañana. Aunque tendrás más ocasiones para apreciar el ambiente en este punto clave de la ciudad durante otras celebraciones, no es mala idea, que tu planificación de viaje también tenga este acto como pistoletazo de salida.
Asistir o atisbar, desde una cercanía prudente, el famoso y reputado Vía Crucis. Cada Viernes Santo la ciudad se paraliza al caer la tarde. Bajo la batuta del Papa, empezando en el Coliseo y finalizando en el Templo de Venus, se van recorriendo las calles de la ciudad mientras se representan los episodios más dramáticos de la Pasión de Cristo. El acto es transmitido en sesenta países y los textos y meditaciones que lo acompañan -algunos incluso son escritos por el propio Papa- son traducidos a 7 idiomas. Si no recorres el Vía Crucis formando parte del mismo de manera activa, puedes situarte en alguno de los puntos que recorrerá para vivir de un modo diferente esta celebración. Si esta es tu opción, sitúate en un punto estratégico, en el que tengas visibilidad pero que tampoco te sientas atrapado por la gran cantidad de personas que asisten al mismo. La luz de las antorchas que acompaña a todos los asistentes te pondrá los pelos de punto, incluso no compartiendo estas creencias religiosas.
Pasear por el barrio de Trastevere. Seguro que el nombre de este barrio te suena. No es para menos. Es sin duda alguna uno de los barrios con más chispa de la ciudad. Sus empedradas callejuelas, sus iglesias especiales que te transportarán al Medievo, su buen ambiente -especialmente al caer la noche, es un sitio muy agradable para ir a cenar o a tomar una copa-, su genuina oferta comercial y sus roscones de Pascua y huevos de chocolate -elaborados con un chocolate de primerísima calidad-, harán que el rato que pases en Trastevere sea un rato francamente placentero.
Acercarte a la bendición Urbi et Orbi del domingo de Pascua. El domingo de Resurrección, o de Pascua, el Papa en funciones se asoma al balcón central de la Basílica de San Pedro para impartir la famosa bendición “a la ciudad y al mundo”. La bendición va acompañada de un mensaje que suele hacer guiños a acontecimientos ocurridos durante los últimos tiempos a nivel mundial. La Plaza de San Pedro se atiborra de fieles, y, por supuesto, de turistas y de curiosos. Todo un acontecimiento digno de ver por todo lo que mueve e implica.
Conocer la colina de Janículo (Gianicolo). Este plan siempre es apetecible. Y en Semana Santa más. ¿Por qué? Pues porque, por un lado, el clima suele ser más suave en esta época del año -aún no llegan las altas temperaturas del verano, pero el frío más crudo ya se ha disipado- y eso es ideal cuando has de pasear y subir una colina. Y porque, por otro lado, puede ser una buena vía de escape si en algún momento te saturas con los planes religiosos y con el bullicio constante de Roma. Visitar esta colina, cuyo nombre procede del dios Jano, te permitirá, además de concederte ese respiro del ajetreo capitalino, captar una bonita panorámica del casco antiguo romano, adivinar el ambiente sagrado de antaño, observar varios monumentos importantes y, por supuesto, darte una buena caminata.
Escuchar alguna misa en español. La ciudad es consciente de que muchos de sus visitantes en esta época son de habla hispana. Por este motivo, para aquellas personas creyentes, que buscan vivir la experiencia romana más religiosa, existe la opción de poder disfrutar de misas en español. ¿Dónde? En la Iglesia de Santiago y Montserrat, en la Iglesia Nacional española y en la Iglesia Nacional Argentina.
Ya para acabar, un par de apuntes importantes:
- El Sábado Santo las iglesias de la ciudad se suman en un profundo silencio. Y hasta pasada la media noche, tras la misa de Vigilia que el Papa celebra en la Plaza de San Pedro, no se recupera la actividad normal.
- Las colas en puntos estratégicos como el Coliseo y los Museos Vaticanos suelen ser más grandes de lo normal. Además, el asunto se complica porque el horario de apertura de estos sitios, a veces se ve ligeramente trastocado por causa de alguna celebración religiosa. Sabiendo esto de antemano, la mejor opción es llevar ya las entradas reservadas con antelación para ahorrar colas y tiempos de espera y los horarios bien aprendidos.
Foto: spooh, rhmarti y lucky-photographer ,| Mª José C. Lamas