Back Bay no es el nombre de la última serie del servicio de “streaming” de turno, no. Tampoco es el título de la película que actualmente prepara Nicolas Cage. Back Bay es un vecindario, está en Boston y tiene tanto carácter como personalidad, jugosas premisas que me llevaron hasta allí de viaje a dejarme seducir por un barrio residencial que prometía ser artístico, moderno, y conservador a la vez. ¡Qué viva el tutifruti!
Mi día en Back Bay
El día que Back Bay y yo nos conocimos pude ratificar que su seña de identidad son esas fabulosas casas victorianas, perfectamente adosadas y construidas con ladrillos de un intenso color rojo. Además de por las mansiones, la zona es sinónimo de tiendas y de elegancia, de ahí que fuera a Back Bay no solo por la arquitectura, sino también por ser el corazón de las compras en Boston, ¡para qué negarlo!
Newbury Street, que da su palabra de ser la mejor zona para ver y ser visto, fue una de mis primeras paradas en Back Bay. Empecé a recorrerla desde Copley Square, una gran plaza pública vestida de pulcro parque y señorial como ninguna. Copley Square alberga orgullosa lo mejor en arquitectura de Back Bay, dos reliquias que sí o sí hay que ver en Boston. Las joyas en cuestión son la Trinity Church (iglesia de la Trinidad) y la Biblioteca Pública de Boston, monumentos de dos siglos ha que escoltan la plaza. De la primera me maravillaron sus vidrieras de colores, ¡y qué decir de esos murales! En la segunda me marqué un circuito por mi cuenta para recorrer sus obras maestras (y disfruté).
Una vez saboreada la arquitectura con clase de Copley Square y alrededores continué hacia el sur en modo exploradora. ¿El gancho? Una de las características de tan célebre calle es la abundancia de galerías de arte, que dan para un buen empacho de cultura y de estímulos visuales positivos. Para los ávidos de ejemplos, Robert Klein Gallery es un buen hilo del que estirar, ya que sus salas de exposiciones han acogido y acogen lo mejor de lo mejor en fotografía artística (también de allende los confines de Estados Unidos). Otro ítem para la lista es la Gallery NAGA, en el número 67 de Newbury Street, donde me detuve para una dosis específica de arte contemporáneo. Con una oferta de lo más polifacética, que va desde los grabados, pasando por las esculturas o por la pintura, este espacio sabe llevarse bien con la vanguardia.
Tras acallar la gula de galerías de arte, me apeteció dedicar un rato a observar a los lugareños, gente de aspecto acomodado que parecía moverse como pez en el agua en un entorno tan limpio, ordenado y seguro. Fue curioso verlos transitar las tiendas de diseñadores, las grandes franquicias, o los cafés en deliciosos patios de elegantes casas adosadas de ladrillo, en comunión con una arquitectura muy especial. Fue ahí y entonces cuando me despedí de Newbury Street, cuando le dije adiós a esa calle acogedora, viva pero no en exceso transitada. Una gran avenida con un equilibrio perfecto.
Commonwealth Avenue
Algo retirada del centro – de hecho, es una calle de transición entre Boston y Newton-, Commonwealth Avenue arranca en el Jardín Público de Boston, en pleno corazón de la ciudad, y continúa hacia el oeste a través de varios vecindarios, entre ellos mi querido Back Bay. Tras algo más de media hora en transporte público (me paré en Boston College), la llegada a esta avenida bostoniana, claramente inspirada en la capital de Francia, fue un gustazo en forma de regalo de calles arboladas, llenas de mansiones.
En definitiva, mi memoria retrógrada me dice que lo pasé bomba en Boston. Y eso a pesar de que no viajé en pleno verano, ya que poco me hubiera cundido un solo día entre tanta arquitectura singular y tantos planes estivales. Vosotros que podéis aprovechad la atmósfera veraniega que se respira en la ciudad para, por ejemplo, asistir como un local más a uno de los conciertos al aire libre en el Sam Adams Park (gratis todos los viernes por la tarde en julio y agosto). Pero, antes o después, reservadle un huequito viajero a Back Bay, el distrito protegido y encantador que robó mi corazón.
Fotos de Si B; Robbie Shade; Dale Cruse |Marita Acosta