Catania triunfa. Porque es bella, interesante, diferente e importante. Está situada a los pies del impresionante Volcán Etna, en la costa este de Sicilia y es la segunda ciudad más grande de la isla italiana, justo por detrás de Palermo. Económicamente hablando, es un punto estratégico para Italia debido a su incesante actividad portuaria. Además, es una ciudad con cierta relevancia educacional, ya que es un centro neurálgico universitario a tener muy en cuenta. Se trata de una ciudad fácil, tanto para sus habitantes como para quien la visita. Su extensión es completamente llana, exceptuando la colina de Santa Sofía y su tamaño, pese a ser la segunda ciudad más grande Sicilia, es muy manejable y cómodo. Catania es el vivo retrato de cómo una ciudad que ha pasado por conquistas, reconquistas y varios desastres naturales, puede resurgir de sus propias cenizas. Por ello, el lema de la ciudad que reza con orgullo en la Puerta Garibaldi, “de la ceniza vuelvo a nacer más bonita que antes”, cobra todo el sentido del mundo.
Dicho esto, ¡bienvenidos a la triunfante y eterna Catania!
Catania es naturaleza.
Gracias a sus variopintas playas. Algunas, son volcánicas y negras y cuentan con lava en lugar de arena, como la Playa de Stazzo o la Playa de Aci Trezza. Otras, presumen de arena fina y dorada, y mar de aguas puras y cristalinas. La Playa es un buen ejemplo de esto último: 18 infinitos kilómetros de extensión y todos los servicios del mundo.
Gracias al volcán Etna. Etna y Catania proyectan una sensación de simbiosis única y espectacular. Y quizás ahí resida buena parte del encanto de ambas. Subir al Etna es una agradable experiencia en la que no os debéis perder la visita al cráter y la impresionante panorámica que desde estas alturas tenemos de la ciudad.
Catania es tradición.
Gracias a su colorido y pintoresco mercado. Un mercado de pescado llamado La Pescheria hace gala a su nombre con pescados de todos los colores, olores y sabores. Es todo un espectáculo ver a los comerciantes del lugar interactuando de manera espontánea con los paseantes, en su curioso dialecto, el catanés.
Gracias a su gastronomía. No debes irte sin disfrutar de una granita siciliana o de cualquier otro dulce típico. Las pastelerías de abolengo abundan: Savia es una de ellas. Y, por supuesto, estando en Italia, una pizza o un buen plato de pasta lo encuentras en cualquier rincón.
Catania es cultura, arte e historia.
Gracias a la Plaza del Duomo, en donde nos encontramos con: la barroca Catedral de Santa Ágata, que en 1963 tuvo que ser reconstruida por completo a causa del terremoto, el Palacio de los Elefantes, el actual edificio que acoge la sede del ayuntamiento de la ciudad, y el Liotru o la Fuente del Elefante, de la que llama la atención, más que el propio elefante en sí, el impresionante obelisco egipcio que el citado elefante transporta sobre su lomo.
Gracias al Monasterio dei Benedettini -el tercero más grande de Europa y uno de los monasterios más bonitos y mejor conservados del mundo-, al Teatro Massimo Bellini -si puedes, escápate a alguna de sus óperas, ¡un gran espectáculo digno de ver!, incluso si no eres muy fan de este tipo de música-, al Teatro Greco-Romano, al Palazo Biscari y al Castillo Ursino.
Catania es diversión y entretenimiento.
Gracias a la vía Etnea. La arteria comercial más relevante de la ciudad, de 3 kilómetros de longitud que comienzan en la Plaza del Duomo, sorprende no solo por dicha oferta comercial, sino también por la vista que desde aquí se aprecia del Etna, quien se erige poderoso al final de la vía. Si a todo esto le sumamos la presencia de varias iglesias y palacios, el resultado final de la ecuación Etnea es ¡espectuacular!
Gracias a la Piazza di Federico Sveva. El ambiente que encuentras en esta plaza es muy animado. Es el lugar perfecto para acabar el día, tomándote unas cervezas en alguna de sus muchas terrazas y, si se tercia, escuchando algún improvisado concierto.
¿Nos escapamos a Catania?: Iberia ofrece este verano 2019 dos vuelos semanales directos. ¡Qué buen plan!
Imágenes: BreatheFitness, Leonid Andronov, titoslack y VvoeVale | Mª José C. Lamas