Las preguntas básicas «qué», «quién», «cuándo», «dónde» y «por qué», sumadas al «cómo», son un excelente referente para escribir el guión de la vida. Los viajes nacen de las buenas preguntas y de los mejores deseos, por eso debemos prestar atención para dar con las respuestas correctas. ¿Nos lanzamos con un ejemplo práctico?
¿Qué? Una escapada.
¿Dónde? A Palermo, un nombre de capital pero también de provincia.
¿Cuándo? ¡Este verano!
¿Por qué? Para sacarle el jugo tanto a Sicilia como a su capital. Porque, ¿para qué vuelta uno a Sicilia en verano? Por y para las playas y los paisajes, obvio, pero también por su capital, llena de bohemia y con un toque pícaro que es altamente irresistible.
¿Cómo? Con Iberia. Siempre.
Sicilia, no solo playas: Palermo ciudad
Historia por aquí e historia por allá. En su día ya hablamos de que Palermo está llena de tesoros del arte, de seductores paisajes naturales y de interesantes restos de antiguas civilizaciones. Por tanto, no es de extrañar que hasta al mismísimo séptimo arte le haya emocionado una capital que, rodeada de cítricos de la Cuenca de Oro, es un viaje por sí misma, y por méritos propios. No solo seduce por el Teatro Massimo, la iglesia de la Martorana –una de las tantas y llamativas construcciones religiosas de la pintoresca ciudad, y sin afán de que el “tantas” reste protagonismo-, o por las muestras de Art Nouveau que son un auténtico regalo, sino también por barrios como el de la Kalsa, que tejen esa personalidad tan suya, tan propia.
A través de la Porta Felice se accede a la Kalsa, un barrio creativo que sobresale como uno de los momentos más exóticos y más “gastro” de los viajes por Sicilia. El término árabe «al-Halisah», que marca su nombre, significa un prometedor «la elegida». Paseando por este barrio tendremos la oportunidad de escuchar un dialecto de marcada influencia árabe, un punto a favor de la personalidad tan única que la Kalsa pasea. Otro dos pros, que además son imprescindibles, son:
1) La visita al palacio Abatellis, un museo que alberga las 16 salas de la “Galleria regionale della Sicilia”, de lo más destacado dentro del patrimonio cultural de Palermo. Todo son elogios y buenas palabras hacia este “palazzo”, cuyo estilo arquitectónico del gótico catalán luce en todo su esplendor gracias a una excelente restauración. En la Sala II, y bajo el atento foco de una iluminación de gran impacto visual, se expone el gran fresco de El Triunfo de la muerte; el palacio y el fresco en cuestión constituyen un tándem de cine: aparecen en Palermo Shooting, del director Wim Wenders.
2) La degustación de platos típicos en los siempre divertidos puestos de comida callejera. El barrio de la Kalsa, que se anima con y sin sol, se exprime mejor con el estómago lleno, con el que recorreremos sus galerías, bares y restaurantes entre calles antaño olvidadas, con paredes y edificios que hacen de soporte para explosivas dosis de “street art” del bueno. Lo dicho: nos cargaremos de la energía necesaria para absorber la cultura de Palermo, para lo que degustaremos algunas de las más sabrosas y típicas frituras sicilianas, como las “panelle” de harina de garbanzo, los “arancini” (croquetas redondas de pasta de arroz y color anaranjado), o las otras croquetas más típicas: las «crocchè».
Palermo provincia
Y por fin llega el momento de nuestro ansiado chapuzón en el paraíso. Para ello elegimos la pequeña y encantadora isla de Ustica, la primera en formar parte de la Reserva Natural Marina de Italia, lo que prueba la gran importancia medioambiental de este rincón de Palermo provincia. Entre llamativas grutas costeras, la espesa vegetación y el pintoresco núcleo habitado, esta isla ubicada en pleno Mar Tirreno invita al senderismo, al buceo envuelto de arrecifes de coral, a nadar en la famosa “gruta Azzurra” y al amor por la naturaleza.
Antes de despedirnos de Palermo, vamos a pensar en algo muy típico del sur de Italia, muy de película. Nos referimos a esas fiestas religiosas tan sentidas, a esas estampas devotas recorriendo las calles y vehiculando el fervor de sus habitantes. Pues bien, en nuestro viaje a Sicilia con Iberia aprovecharemos que el calendario local está repleto de celebraciones y asistiremos, si podemos, a la fiesta de Santa Rosalía en Palermo, una de las más importantes de la isla. Este 2019 tendrá lugar el fin de semana del 14 y 15 de julio, siendo una ocasión para degustar las delicias gastronómicas sicilianas, desde la famosa pasta con sardinas, pasando por los “babbaluci” (caracoles hervidos con ajo), “sfincione” (pizza siciliana) o el pulpo hervido con fruta.
En definitiva, Palermo es una ciudad y una provincia muy verde, un color que no solo se asocia a la naturaleza y a la calma, sino también a la esperanza y al optimismo, emociones que nos embargarán en nuestro viaje por el sur de Italia y que, con total probabilidad, se tomarán su tiempo antes de desvanecerse.
Fotos de Robyn Hooz; Gina. Di; Montecruz Foto; Bindalfrodo | Marita Acosta