Ruta inolvidable hasta el Gran Cañón

18/09/2019

Otoño es una época perfecta para visitar un rincón mágico del mundo llamado Gran Cañón, donde habita un tipo de naturaleza que deja sin palabras. Para ello, haremos acopio de un buen puñado de días de vacaciones, volaremos a Los Ángeles con Iberia, nos regodearemos y gozaremos de la ciudad hasta saciarnos, y entonces, solo entonces, pondremos rumbo y ganas hacia el Gran Cañón, con una parada intermedia de al menos dos días en la siempre divertida y algo loca Las Vegas.

Aunque dicen de Nueva York que es la ciudad que nunca duerme, nosotros afirmamos que para puro entretenimiento, días largos, y noches que parecen tardes, viva Las Vegas. Te cuentan que allí no hay relojes, nadie quiere saber qué hora es, ¿para qué, cuando la mayor urbe del estado de Nevada es una fuente inagotable de cosas por hacer? Una manera muy práctica de recorrerla es dejándose llevar por el bus turístico, subiendo y bajando a voluntad. Para ascensos y descensos trepidantes, los de la montaña rusa que sobresale y perfora uno de sus hoteles más emblemáticos, ¡una locura!

Fremont

Las Vegas no es solo la conocida como “Strip”, su calle principal, la que todos hemos visto una y mil veces en las películas. También atesora un barrio, el origen de todo o antiguo Las Vegas, que ocupa la calle Fremont y alrededores. De día, la zona se está reconvirtiendo en el bastión “cultureta” de la ciudad, un alter ego de galerías de arte, fachadas grafiteadas, tiendas de ropa de segunda mano, mobiliario “vintage”, todo tipo de objetos nostálgicos… De noche, Las Vegas está desarrollando lo que se conoce como “Experiencia de la Calle Fremont”, orientada al entretenimiento y al ocio nocturno. Allí, todos los públicos disfrutan del espectáculo de pasear por esa calle y mirar al cielo, a una llamativa pantalla gigante en forma de bóveda que, con más de 12 millones de bombillas led y 220 altavoces, hace que todos se detengan a contemplar el espectáculo de luz y de color. Y en los descansos, lo más probable es que por nuestras cabezas pasen sobrevolando grupos de personas que han decidido deslizarse por la tirolina allí instalada, contribuyendo al frenesí de una ciudad donde lo viejo se reinventa y no deja indiferente.

Tras las horas de compras en los “outlets” y los recorridos por hoteles que transportan a París, Londres o Nueva York, llegará el momento del adiós, de carretera y manta, y de poner rumbo al Gran Cañón. La vía que une ambos sueños recorre paisajes áridos de puro desierto, un llamativo espectáculo digno de cualquier localización de película. Dependiendo de nuestro destino final –ahí va una decisión importante que tomar, la de qué sección del parque nacional explorar-, la ruta en coche puede durar unas 3 horas. Tal es el caso de ser nuestro objetivo el “South Rim”; atrás dejaremos el “West Rim” y la posibilidad de aterrizar con el helicóptero en el fondo del cañón. No importa, pues la vida, como los viajes, también se compone de elecciones, e igual de correcto y feliz será hacer la excursión en tal aeronave pero en la sección conocida como Gran Cañón sur. La ventaja allí es que el helicóptero nos acercará a la zona norte del parque, la más salvaje e inaccesible, de otra manera solo alcanzable tras 6 arduas horas en coche.

Hopi Point

Una de las cosas más maravillosas que el Gran Cañón ofrece son sus puestas de sol, que rivalizan en belleza con los amaneceres. El parque funciona como un reloj de alta precisión, donde autobuses públicos circulan continuamente conectando los diferentes miradores y puntos de interés. Uno de ellos, el de la línea roja, conduce hasta Hopi Point, probablemente el mejor punto, junto al vecino Mohave Point, para transitar del atardecer a la noche. Por otro lado, y para ver como el sol se despereza, nada mejor que coger el coche o la línea naranja de bus para acercarse al Yavapai Point, próximo al museo de geología que, si tenemos ocasión, visitaremos, en parte por su pared de ventanas, que regala una de las mejores vistas a la inmensidad de tantos kilómetros de garganta excavados por el río Colorado, en el norte de Arizona.

La ruta en coche con la que estamos soñando puede ser realidad, créenos. Querer es poder y, a golpe de ganas y prioridades, los billetes con Iberia estarán cada día un clic más cerca. ¡A por ellos!

Fotos: Marita Acosta