Santander, oh, Santander. El norte de España no sería lo mismo sin ti. Ese Paseo de Pereda, con el icónico Palacete del Embarcadero, es una estampa difícil de olvidar.
Santillana del Mar, la ciudad que deslumbró a Sartre
A media hora en coche de Santander, nuestro destino Iberia de hoy, te espera Santillana del Mar, villa a la que Sartre describió como el pueblo más bello de España (no en vano, forma parte de la red de los pueblos más bellos del país). Es flamante puerta de entrada a la cueva de Altamira, continente de las que probablemente sean las pinturas prehistóricas más famosas del mundo.
Con su tamaño coqueto -Santillana del Mar no llega a los 4000 habitantes-, se trata de una de las localidades de mayor valor histórico-artístico de España, hasta el punto de que toda ella es un monumento. Son numerosas las casonas y palacios que dan vida a este municipio, aunque el reclamo más llamativo es la imponente Colegiata de Santa Juliana y su claustro, uno de esos enclaves que vale la pena visitar. La extensa construcción constituye uno de los siete bienes de interés cultural que colecciona la localidad, aunque también forman parte de esta lista: la Torre de don Beltrán de la Cueva; el Palacio de Viveda (casona montañesa siglo XVIII); el Palacio de Mijares; la ya citada Cueva de Altamira (patrimonio mundial); la Villa de Santillana como conjunto histórico en su totalidad; y, por último, el Cartulario o Libro de Regla de la Colegiata de Santa Juliana.
Da gusto pasear por las empedradas calles medievales de Santillana del Mar, donde podrás asomar la cabeza y curiosear en varios talleres artesanos. Aprovechando uno de esos paseos, no dejes de probar la sabrosa leche con bizcochos (pastel con leche), la merienda más popular en la villa.
Entrar en Altamira, todo un premio
Si el pasado 22 de diciembre los niños de San Ildefonso no te dieron ninguna alegría, no te lamentes: hay muchas otras maneras de sentir que te ha tocado la lotería. En el caso de los viajes, y más concretamente de un viaje a Cantabria, que consigas entrar en Altamira es la bomba. Te contamos por qué.
Corría el año 2015 cuando el Patronato del Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira decidió controlar y limitar el acceso a la cueva. Así, un lugar tan especial en el mundo se convirtió además en algo súper exclusivo: solo cinco personas por semana serían las elegidas para entrar. La visita, de apenas 40 minutos de duración, se lleva a cabo bajo un estricto protocolo tanto para la indumentaria como para la iluminación. Todo está orquestado y nada se deja a la improvisación.
Entonces, ¿quieres saber qué hay que hacer para ser uno de los cinco afortunados cuyos ojos tengan el honor y el placer de contemplar unas creaciones de 18.000 años de antigüedad? La visita a la cueva de Altamira está programada los viernes a las 10:40 horas. Si eres mayor de 16 años y te acercas al museo entre las 9.30 y las 10.30 ese día, se te facilitará la solicitud y podrás participar en la elección para hacerte con una entrada.
La cueva de Altamira es un mundo mágico. Un universo diferente que te transporta al pasado. Si cierras los ojos, seguro que podrás imaginarte a aquellos antiguos pobladores dando vida a las formas animales que hoy tanto nos maravillan. ¿Os hacéis una idea de la emoción del momento, a finales del siglo XIX, en el que María, hija de Sanz de Sautuola, descubrió los famosos policromos? Todas esas emociones, toda esa energía, está impregnada en las paredes de la cueva. Entre la indumentaria y todo lo demás, la visita a Altamira es algo así como viajar a la luna, una oportunidad única que solo pasa en Cantabria, solo volando a Santander. Aprovecha que Iberia mantiene la capital bien conectada, y no olvides dedicarle un ratito a todos los encantos que sobre ella te hemos ido contando en estas páginas.
Fotos: Stefano Avolio; Graeme Churchard; puffin11k