Desde mi punto de vista occidental, Marruecos sigue siendo uno de los países más memorables que he visitado, en parte gracias a sus ‘ciudades imperiales’ Marrakech, Rabat, Meknes y Fez, llamadas así porque cada una de ellas era capital de las dinastías gobernantes en esta tierra durante los últimos siglos. Y aunque Rabat es la capital actual, si tuviera que elegir mi favorita… me decantaría por esta última, en el norte del país. Ahora sabrás por qué.
Fez es una de las nuevas rutas de Iberia para 2020, destino al que operarán cuatro vuelos semanales (martes, miércoles, viernes y domingos) a partir del 28 de julio y durante cinco semanas; y lo harán aviones A319 y A320, con capacidad para 141 y 180 pasajeros, respectivamente.
Fundada a finales del siglo VIII, esta ciudad creció a raíz de un asentamiento polvoriento en pleno desierto y sirvió a diversas dinastías gobernantes como capital durante gran parte de la Edad Media y, más recientemente, de 1727 a 1925, fecha en la que los franceses modificaron la capitalidad a Rabat. Hoy es la segunda mayor urbe de Marruecos, después de Casablanca, y se la considera el centro cultural y espiritual del país.
Sus dos medinas adyacentes se encuentran entre las más atmosféricas del mundo, con mucha menor sensación turística de la que puedes sentir, por ejemplo, en Marrakech. La mayor de las dos, Fez El-Bali, fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y se remonta al origen de ciudad, permitiéndote hacer una especie de viaje en el tiempo. No verás vehículos a motor, hasta el punto de que se dice que es la zona urbana sin automóviles más grande del mundo, así como el casco antiguo mejor conservado del mundo árabe.
Como en cualquier ciudad marroquí, tendrás la oportunidad de explorar los numerosos puestos ambulantes de comida (recuerda saborear el excelente tajín) y las tiendas del zoco para regatear por artículos hechos en cobre, latón o cuero, como las tradicionales babuchas locales. ¿Y cuáles son los elementos destacados de la medina?
Mezquita / Universidad Al Kairouine. Es una de las más grandes de este continente con alrededor de veinte mil fieles y, según algunos estudios, la universidad más antigua del mundo, del año 859. Este enorme complejo se puede apreciar desde los tejados circundantes.
Madrasa de Bou Inania. Universidad religiosa de mediados del siglo XIV con una bella arquitectura islámica, trabajos en piedra, madera y yeso y detalles caligráficos. Está abierta a todos los visitantes.
Curtiduría Chaouwara. Pocas cosas hay tan sorprendentes en Fez (abajo) como esta tradicional operación de curtido y teñido de cuero: una serie de fosas llenas de varios colores de tintes, visibles desde las terrazas traseras de las tiendas de cuero que lo rodean. ¿Mi recomendación? Ir por la mañana.
Y si quieres vivir otras experiencias en la zona, puedes disfrutar de un banquete marroquí en un riad o en un antiguo palacio; también existe la posibilidad de visitar un hamman tradicional (segregado por sexo, obviamente) con salas de vapor, piscinas y masajistas que te dejarán como nuevo.
Más allá de la medina, la Ville Nouvelle (ciudad nueva) también alberga algunos puntos importantes de la ciudad. Data del siglo XIX y acoge una interesante mezcla de arquitectura moderna y estilo colonial francés; su principal avenida es la Avénue Hassan II y, si no te alojas en la medina, es probable que tu alojamiento se encuentre en esta zona, con innumerables opciones de restauración y vida nocturna.