Viajar siempre ha formado parte de nuestro plan de vida. Viajar por trabajo. Viajar por placer. Viajar, al fin y al cabo. Viajar es importante por muchas razones. Sobra decir que además es una pieza clave de nuestra economía circular. Por ello y por alguna causa más, es fundamental que nos reactivemos a este respecto, y que sigamos disfrutando a la hora de planificar viajes, organizar escapadas y buscar destinos especiales para desconectar. Hagámoslo además sin miedo, pero con responsabilidad y seleccionando los planes que mejor se adapten a las circunstancias que nos está tocando vivir ahora.
Y en esta (insólita) búsqueda de destinos adaptables a nuestra nueva realidad nos cruzamos con Ámsterdam y entonces lo vemos claro, ¡es hora de volver a volar a la capital de los Países Bajos! Pasen y vean señoras y señores. Y, sobre todo, confíen y déjense llevar, ¡es momento de disfrutar!
Ámsterdam es especial. Y también es bohemia. Y rabiosamente actual. Su afamado Barrio Rojo y sus sorprendentes Coffee Shops son dos de sus señas de identidad. Aunque también lo son sus más de 2500 casas flotantes y sus 75 kilómetros de canales -de ahí su nombre de “la Venecia del norte”-. Bueno, y por supuesto que también lo son sus bicicletas: ¡15.000 kilómetros! de carril bici se distribuyen a lo largo y ancho de todo el país.
Con este preámbulo descriptivo ya nos sobran razones para (re) visitar la ciudad y disfrutarla. ¿Cómo? Pues, por ejemplo:
Pasando un rato en el parque Vondelpark. Se trata del parque más grande de la ciudad. En los años 90 lo declararon Monumento Nacional. Dicho esto, obvio es que tiene un importante peso cultural. Es rico en flora y fauna. De hecho, se puede visitar ahí mismo un área acotada en donde poder ver varias iguanas vivas. Se adecua perfectamente a la práctica de actividades deportivas al aire libre. Además, puede ser un buen lugar para celebrar un picnic en cualquier momento del día. Su privilegiada situación hace que se pueda llegar hasta aquí en un agradable paseo desde el centro.
Callejeando por el Jordaan. El Jordaan es uno de los barrios más notables de Ámsterdam. Sus estrechísimas calles y sus estrafalarios edificios le confieren un encanto especial que por momentos nos trasladan en el tiempo al que antaño fuera un barrio obrero. En la actualidad su oferta comercial es infinita y diferente, así como sus galerías de arte, cafeterías y terrazas. Su calle principal es la calle Rozengracht. ¿Un dato curioso sobre esta calle? Que hasta el siglo XIX fue un canal. La guinda del pastel se la da el canal Brouwersgracht, uno de los más bonitos de la ciudad, sobre todo cuando cae la noche y se ilumina.
Oliendo tulipanes. La flor por excelencia del país es el colorido y embriagador tulipán. Visitar pues el mercado de las flores de la ciudad es otro plan a tener en cuenta. Alucinarás nada más llegar e incluso antes de atisbar ningún tulipán, pues estarás frente al único mercado flotante del mundo. Por cierto, en el antes mencionado barrio del Jordaan se encuentra el Museo del Tulipán, por si te interesa conocer la historia del tulipán a fondo. Comprueba horarios y medidas a tener en cuenta antes ir.
Navegando por sus canales. Crucero a la vista por el cinturón de los canales de Ámsterdam. Este paseo en barco te permitirá descubrir este espectacular punto de la ciudad, que cabe mencionar está protegido por la Unesco. También se puede optar por realizar un crucero que recorra los puntos más importantes de la ciudad y nos brinde una perspectiva general de Ámsterdam desde sus canales. Estos servicios estarán más que adaptados a la nueva situación y seguramente ofrezcan alternativas más individualizadas que nos puedan resultar interesantes. ¡Todo es cuestión de informarse!
Pedaleando por sus calles. Impensable estar en Ámsterdam y no disfrutar, aunque sea con un breve paseo, del privilegio de explorar tranquilamente la ciudad en bici. Y es que estamos una de las ciudades del mundo más amigables y seguras para los ciclistas. La bici te permite además acortar distancias y llegar a sitios que quizás solo andando no llegarías. Como sería imaginable, el funcionamiento del servicio de alquiler de bicicletas aquí es muy TOP.
Visitando la plaza MuseumPlein. La MuseumPlein es el centro cultural de la ciudad. En esta plaza abierta se encuentran varios de los museos más relevantes de Ámsterdam: el Rijksmuseum, el Van Gogh Museum y el Stedelijk Museum. Hasta hace un tiempo era además un punto clave para exposiciones al aire libre y mercados. Destaca también su gigante estanque (que se reconvierte en pista de patinaje cada invierno) y las famosas letras tamaño XL de Ámsterdam (instaladas de manera permanente justo a la salida del Rijksmuseum). Hacerse una foto con ellas es casi obligatorio.
Atisbando unas bonitas vistas desde la Torre A’Dam (A’Dam es Ámsterdam abreviado). Desde la terraza de esta torre podrás contemplar una atractiva panorámica de 360 º. Esta torre de 22 pisos está situada justo detrás de la Estación Central y tiene un diseño vanguardista e innovador. La que fuera hasta el año 2009 sede de la petrolera Shell se ha reconvertido en la actualidad no solo en un mirador de infarto, sino también en una edificación que alberga un hotel de lujo, salas de reuniones, un exclusivo club y locales de ocio nocturno y restauración. ¡Y ojo al dato! Justo a su lado está el Eye Film Museum, una moderna construcción blanca que también suele llamar la atención.