Ahora que llega el verano, aumentan los viajes de placer; entre ellos, los de largas distancias, que hacen que estemos subidos al avión varias horas. Si vamos a hacer un vuelo doméstico o de pocas horas quizá no sintamos la necesidad de descansar, pero cuando vamos a estar volando durante varias horas (en un vuelo trasatlántico, por ejemplo) dormir en el avión es más que recomendable. Hay quienes simplemente suben a bordo y el solo hecho de volar les relaja, con lo cual se quedan dormidos enseguida. Pero no todo el mundo tiene esa facilidad. Con estos consejos será mucho más sencillo.
Atención a la comida y a la bebida
Es muy tentador tomar un café en el aeropuerto mientras esperamos a embarcar, pero si tu intención es dormir en el avión, evítalo o cámbialo por una infusión o por un café sin cafeína. Deja que transcurran al menos seis horas entre el último que te has tomado y el vuelo. Lo mismo te decimos del alcohol: aunque en un primer momento pueda causar somnolencia, es un excitante que no ayudará en nada a tu propósito. En cuanto a las comidas, procura que sean ligeras y frescas: nada de picantes, salsas- o grasas- que podrían provocar digestiones pesadas o molestias.
El cinturón, siempre abrochado
Cuando pretendemos descansar a bordo de un avión, lo ideal es llevar siempre el cinturón de seguridad abrochado. ¿Por qué? Si hay una turbulencia, algo relativamente frecuente en los vuelos de larga distancia, el auxiliar de vuelo nos tendrá que despertar para advertirnos de que nos lo abrochemos. Lo mejor es evitar estas interrupciones llevándolo puesto durante el rato que queramos echar una cabezada. Si necesitas una manta para arroparte (la temperatura del avión tiene un porqué), recógela también con el cinturón para evitar que se caiga.
¿Apoyar la cabeza o estirar las piernas?
Es importante saber qué te es más necesario para dormir en el avión a la hora de elegir ventana o pasillo. Si eres de los que necesita recostar la cabeza, decántate por la ventanilla; si prefieres estirar un poco las piernas, pasillo. Eso sí: no te duermas con las piernas cruzadas. Dificultarás la circulación sanguínea y aparecerán esos desagradables hormigueos que interrumpirán tu descanso.
La almohada, el aliado infalible
Si vas a viajar durante varias horas en algún momento te va a vencer el sueño. Existen distintos tipos de almohadas de viaje: desde la cervical hasta las que envuelven la cabeza o incluso sirven de antifaz. Hay verdaderas maravillas en el mercado. Del mismo modo, los reposapiés inflables son una excelente opción para elevar levemente las piernas, lo cual ayudará a nuestro descanso.
Las mejores posturas para dormir
Cada uno de nosotros es un mundo y, en consecuencia, descansamos mejor de una manera u otra. Pero hay determinadas recomendaciones a la hora de dormir en el avión que nos suelen resultar aptas a todos, como apoyar la nuca: lo ideal para un buen descanso a bordo es que la nuca esté perfectamente apoyada, bien en la almohada de viaje, bien en el reposacabezas. Si conseguimos ajustarlo de manera que nuestra nuca descanse sobre él y la cabeza quede ligeramente elevada, será perfecto, ya que la espalda estará erguida y evitaremos que nos duela.
Elige bien tu ropa si vas a dormir en el avión
Buscamos descansar, así que debemos descartar nuestras mejores galas para viajar. Evita ropa estrecha, tacones o cualquier prenda incómoda que dificulte tu relax. Decántate por la ropa amplia, de algodón si es posible, y que te deje libertad de movimientos. Lo más parecido a un pijama, vamos.
Luces, fuera
En un avión compartimos espacio con otros pasajeros, por lo que puede que quien se sienta a tu lado prefiera la luz de fuera (si es de día) o que le acompañe una pequeña luz individual para leer. Si es el caso, hazte con un antifaz para evitar que la luz interrumpa tu sueño.
Ruidos, también
Los aviones son cada vez más silenciosos, pero no podemos evitar que haya una conversación cerca de nuestro asiento. Lo normal es que de noche la gente acomode el nivel de decibelios al ambiente imperante. Los tapones comunes para los oídos no son los más recomendables, ya que en los cambios de presión podemos sufrir molestias; pero hay tapones especialmente diseñados para volar, que regulan estos cambios y funcionan como una válvula.
Hay, además, una serie de ejercicios de relajación progresiva especialmente diseñados para quienes lo pasan peor a bordo de un avión, y que están encaminados a relajarse. Prueba, si es tu caso, a hacerlos durante unos días antes de viajar.
Imagen | SDI Productions