Ya hemos hablado anteriormente de qué es el SAF (combustible sostenible de aviación). También hemos contado cómo su implantación no solo es una oportunidad para el medio ambiente, sino también para nuestra economía, puesto que España está en condiciones de liderar su producción y su exportación. En esta ocasión vamos a profundizar un poco más en los procesos de fabricación del SAF, el biocombustible que lidera la revolución sostenible en la aviación.
Procesos de fabricación de SAF
Tal como explica la Agencia Estatal de Seguridad Aérea, actualmente se han aprobado ocho rutas tecnológicas a partir de distintas materias primas. Veamos ahora los principales procesos de fabricación.
Vía termoquímica
Este proceso se basa en convertir materias primas lignocelulósicas en queroseno parafínico sintético. Vamos por partes: las materias lignocelulósicas es materia seca vegetal. Puede proceder de madera, de residuos agrícolas o silvícolas (cultivo de bosques). También de ciertas formas de residuos sólidos municipales (papel, cartón, etcétera) que generamos a nivel doméstico o empresarial.
La conversión en queroseno parafínico sintético se gasifica a temperaturas muy altas. De ahí se obtiene el llamado syngas (o gas de síntesis), compuesto de monóxido de carbono e hidrógeno, que después se transforma en hidrocarburo líquido gracias al proceso de Fischer-Tropsch, descubierta en los años 20 y utilizada en muchos de los modelos de obtención de SAF.
De este proceso se obtienen dos tipos de SAF certificados: el FT-SPK) y el FT-SPK/A, que se diferencia del primero en que incorpora elementos aromáticos.
Oleoquímica y lipídica
Esta vía de fabricación de SAF no solo es la más conocida, sino la que mejor permite la producción de SAF a gran escala. La materia prima de la que obtendremos el queroseno parafínico sintético HEFA-SPK se obtiene de grasas no aptas para el consumo alimentario: aceite de cocina usado, grasas animales y aceites vegetales extraídos de plantas con el fin de convertirse en biocombustibles.
De esas grasas se extrae la parte lipídica y se combina con un alcohol ligero como el metanol, en un proceso denominado transesterificación. Si las grasas proceden de aceite usado, por ejemplo, previamente se someten a un proceso de pretratamiento y filtración que elimine los residuos que no se necesitan.
A raíz de este proceso oleoquímico, por cierto, sale como residuo la glicerina, que se puede utilizar en la industria cosmética.
Bioquímica
La materia prima utilizada en los procesos bioquímicos es el azúcar o el almidón. Uno de los los mencionados procesos es el de la fermentación de la glucosa, que produce ácido pirúvico y después CO2 para terminar siendo etanol. Se trata, en definitiva, de crear hidrocarburos a partir de azúcares.
Pero no todas las vías bioquímicas exploradas están certificadas. A día de hoy existen dos tipos de SAF aprobados por la ASTM, una de las entidades que certifican estos biocombustibles: el HFS-SIP, que utiliza levaduras modificadas, y el ATJ-SPK, que obtiene hidrocarburos a partir de la deshidratación, oligomerización e hidroprocesamiento de los alcoholes obtenidos de los azúcares.
Power-to-Liquid
Esta vía de fabricación de SAF tiene un origen sintético, al contrario que las que hemos visto anteriormente, que tienen su origen en materias primas naturales (grasas, azúcares, madera…). Las materias empleadas en este tipo de proceso son la electricidad, el CO2 y el agua. Es decir, en este caso no nos encontramos ante un biocombustible, sino ante un electrocombustible.
Cuando hablamos de electricidad empleada en su fabricación, estamos hablando de fuentes de energía renovable, por lo que es un proceso limpio y respetuoso con el medio ambiente. Las habitualmente empleadas son la fotovoltaica y la eólica (sol y viento). Se conocen, de hecho, como combustibles sostenibles sintéticos, además de electrocombustibles.
Y ¿cómo se fabrica electrocombustible? Hay distintos métodos para obtenerlo, como el ya mencionado proceso de síntesis Fischer-Tropsch o sintetizando metanol. Finalmente, se produce un combustible altamente sostenible y, además, muy eficaz.
Por qué el SAF (y su proceso de fabricación) es sostenible
Hay tres razones fundamentales:
- Las materias con las que están elaboradas son de origen renovable: aceites y grasas usados (o cultivados específicamente y controladamente para este fin), residuos vegetales, energías limpias…
- En consecuencia, no requieren prácticas de deforestación. Tampoco necesitan grandes cantidades de agua.
- Producir biocombustible, a pesar de poder tener un origen biológico, no compite con el cultivo alimentario.
Otras ventajas en términos de sostenibilidad
- No necesita transformar los motores de los aviones. Es decir, tal como están fabricados pueden utilizar SAF. Esto implica que no hay que realizar una gran inversión ni fabricación de aeronaves (que también impacta en el medio ambiente).
- Tampoco las infraestructuras aeroportuarias precisan de cambio alguno con la llegada de este combustible (que, de hecho, ya se está utilizando).
- Ahorra al planeta un 80% de emisiones en comparación con los combustibles tradicionales en términos de ciclo de vida. Es decir, no solo emite menos CO2 y demás gases mientras el avión vuela, sino también mientras este combustible se fabrica. Puede llegar a reducirlas en un 100%.