Vino en el fin del mundo

11/02/2011

Recomendado para los que estén enfermos de urbanitis: para conectar con su yo interior, déjese llevar por la naturaleza polaca. Se sentirá dueño y señor de todo lo que vea y no deseará volver a la ciudad. Hay quien dice que en este país existe un paisaje para cada gusto. En el sur se pueden admirar los Cárpatos, los Sudetes y la región montañosa de Tatry. En esta última zona se encuentra Zakopane, una pequeña ciudad en medio de los picos nevados cuya animación no descansa ni de día ni de noche. Siempre está lleno de turistas. A sus pies, una estación de esquí con encantadoras casitas de madera. No se vaya sin ver el Morskie Oko, un lago rodeado de montes altos. Arriba no se puede subir en coche, así que habrá que caminar (un, dos, un dos, un dos…) o montarse en un trineo conducido por caballos. Al final, el premio: las vistas increíbles y un vino caliente en la casa de madera solitaria. Es como estar en el fin del mundo.

Los bosques cubren toda la parte norte del país. El paisaje se muestra ondulado, verde, intacto. En la costa del mar Báltico se suceden playas enormes y limpias junto a pueblecitos y ciudades donde los lugareños les darán los buenos días. Uno se siente feliz con un detalle tan simple y barato. No deje de probar el pescado, que en Polonia se prepara ahumado. Tan rico como barato.

Para los que tengan tanto ego que no puedan soportar el poderío de la naturaleza, siempre quedan escapadas a las principales ciudades. Varsovia, la capital, enamora. Es el escenario más trágico de toda la II Guerra Mundial. Quedó destrozada, pero después de la contienda la ciudad se reconstruyó y renació de sus cenizas. En Camino Real, una de las principales arterias, se juntan palacios e iglesias. En el templo de Santa Cruz descansa el corazón de Chopin, uno de los símbolos nacionales. Tendrán que verse la Universidad, el Palacio Presidencial y el castillo. La plaza Rynek o del mercado es una algarabía constante. Aproveche para comer por allí bigos, plato nacional a base de salchichas y col hervida, y sopas de remolacha. No lejos del centro está el muro del gueto de Varsovia, lugar sangriento del Holocausto judío. Estremece tanto como Auschwitz, el enorme campo de concentración donde se pueden ver fotografías, objetos personales y las cámaras de gas. No todo el mundo lo puede aguantar.

Sentirá el peso de la Historia en Cracovia, la maravillosa ciudad de piedra medieval que fue residencia de los reyes polacos. No se cansará de hacerle fotos a las callejuelas, el río Vístula y el castillo. Se querrá quedar a vivir y olvidarse de todo. Gdansk es otra urbe histórica llena de puertas antiguas y elegantes casas de ricos comerciantes y burgueses. Al final del viaje, usted decidirá: ¿se queda con la Polonia campestre o con la urbanita?

Datos útiles:

  • Polonia tiene más de 38 millones de habitantes y su extensión es, aproximadamente, dos tercios de España.
  • El clima en Polonia es continental húmedo, con inviernos muy fríos y veranos templados. El tiempo es bastante cambiante, incluso en un solo día.
  • La moneda es el zloty.
  • Iberia vuela a Varsovia 3 veces por semana (lunes, viernes y sábados). Encuentre las mejores opciones de vuelo en Iberia.com

Foto | Ana Paula Hirama