Peregrinaje con aplauso

16/03/2011

Los adoquines brillan por las gotas de lluvia. A primera vista, Santiago de Compostela puede resultar tristona, gris, apocada. Déjese de prejuicios y concéntrese en conocerla bien para comprobar que no es así.

Comencemos por su rincón más mítico: la plaza del Obradoiro, donde se erige la emblemática catedral, el final del camino para los peregrinos. Todos los días a las doce de la mañana se celebra la misa del peregrino y a veces se puede ver volar el famoso botafumeiro, un incensario gigante que se inventó hace siglos para mitigar los olores a sudor de los viajeros que se quedaban a dormir en el templo como última fase del recorrido en honor al santo. Bajo el altar principal se supone que descansan los restos del apóstol. A la entrada de la catedral está el Pórtico de la Gloria, del maestro Mateo y el siglo XII. Cuenta la leyenda que si uno da tres cabezazos contra la piedra, el artista le transmite su talento. Después de hacerlo, gírese: en la plaza se encuentran el Hostal de los Reyes Católicos (hoy parador nacional), el Colegio de San Xerome (rectorado de la Universidad) y el Palacio de Raxoi (actual Ayuntamiento). Puede que oiga a los gaiteros. ¿Existe una plaza más bella?

Puede que tenga que sacar el paraguas de vez en cuando por el orvallo, esa lluvia imperceptible pero que empapa. Callejee y disfrute de las casas de piedra del centro histórico. Entre paseo y paseo, un albariño y una tapa. Déjese de cervezas o vinos tintos. A la hora de comer, marisco y pulpo a feira. Y después, entre y salga sin vergüenza por la multitud de tiendecitas, palacios, edificios barrocos, monasterios e iglesias. Se encontrará cada dos por tres caminantes con la lengua fuera y los pies destrozados que están deseando llegar a la catedral. La gente les da ánimo y les aplaude. Llévese tarta de Santiago, crema de orujo y queso de tetilla para rememorar el sabor de esta ciudad rodeada de paisajes verdes.

Si hay tanta naturaleza alrededor, habrá que recorrerla. El Parque de Bonaval se asienta sobre una colina. Desde lo más alto pueden contemplarse las torres de las iglesias y de la catedral. Al lado se encuentra el Centro Galego de Arte Contemporáneo, un macroespacio modernísimo obra del arquitecto Álvaro Siza donde se celebran festivales, exposiciones y todo tipo de actividades. Más árboles: la Alameda y el Monte Pío, que cuenta con un mirador de lo más romántico desde donde se ve un Santiago quieto y tranquilo.

Es pura fachada: diríjase al centro por la noche para ver la energía de los jóvenes, estudiantes universitarios y Erasmus, que van de un bar a otro, de un pub a otro, en busca de jarana. Esta otra peregrinación dura hasta las tantas de la madrugada y, por suerte, no tiene por qué acabar en la catedral. Mejor en la cama y bien calentito bajo el edredón.

Datos útiles:

  • Santiago de Compostela es la capital de Galicia y tiene 95.000 habitantes. Su centro es muy abarcable y se llega a cualquier punto a pie.
  • El clima de Santiago es frío y lluvioso en invierno y templado en verano, pero en cualquier momento, incluso en agosto, las nubes pueden romper.
  • Iberia ofrece hasta 5 vuelos directos cada día a la capital gallega desde Madrid. Para encontrar vuelos económicos, busque en la web de la compañía www.iberia.com

Foto | Carmen Alonso Suarez

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