Un día en la vida de un piloto de Iberia

10/08/2011

Piloto de IberiaEn el último número de la revista interna de Iberia, se cuenta cómo es un día de trabajo de una de sus mujeres pilotos, Loreto Costa Krämer, y lo mucho que ella disfruta de su profesión. A continuación podréis leer un resumen de este artículo: nos convertimos en pilotos por un día ;-).

Loreto nació para volar. Desde niña vivió rodeada de aviones, pues su padre ya era un apasionado de la aviación y leía revistas de aviones, que la propia Loreto luego releía. Después de realizar un curso de vuelo sin motor con 18 años, decidió seguir formándose para convertirse en una profesional de la aviación, e ingresó en la antigua E.N.A. (Escuela Nacional de Aeronáutica) de Salamanca en 1991. Ese mismo año ingresó en Iberia, convirtiéndose en la séptima mujer piloto de la Compañía (hoy ya son 60). Empezó volando Boeings 727, pero actualmente lo hace en Airbus A340, los aviones que Iberia emplea para sus rutas de largo recorrido.

Un día de vuelo

Es día de actividad y Loreto apura la mañana para hacer los últimos recados antes de emprender viaje a San José a las 12:05 del mediodía. Una vez en el Párking P-12 espera la furgoneta de traslado de tripulaciones que la lleva al edificio Satélite de la T4 de Madrid, donde realiza la firma en el sistema informático.

A continuación, se reúne con el resto de la tripulación técnica (el comandante y otro piloto), que partirá en el vuelo IB6313 rumbo a San José de Costa Rica, para realizar el despacho del plan de vuelo. El despachador de vuelo realizará el viaje, explicándoles cómo se encontraran la ruta, cuál es la meteorología de Madrid y de San José, la variación de distintas condiciones en la ruta, las previsiones del viaje, vientos, tormentas, frentes, tiempos de vuelo, cambios significativos los aeropuertos, los pasajeros especiales, la previsión de carga, el combustible, el pasaje… De acuerdo a estos datos, el comandante acepta ese despacho o lo modifica según las circunstancias planteadas ese día.

Antes del vuelo

Dentro del avión y tras la presentación de la TCP (Tripulación de Cabina) y de la tripulación técnica, se realiza un briefing prevuelo conjunto: peculiaridades del vuelo y comprobación de la documentación y del material de salvamento.

Después se realiza el scan flow: el chequeo de todos los sistemas, la carga, el pasaje y la documentación. Y en este momento es cuando Loreto debe hacer la comprobación exterior, es decir, bajar a ver todo el avión: comprobar el tren de aterrizaje de izquierda a derecha, las superficies, los mandos de vuelo, motores, posibles fugas y que no exista ningún incidente aparente que no se haya detectado. Una vez a bordo transmite esta información al comandante y la tripulación técnica prepara la cabina de vuelo y revisa la lista de chequeo.

Ya con el pasaje a bordo, y tras ser remolcados y haber rodado a pista, se colocan oportunamente esperando su turno para realizar el despegue, que consta de varias fases:

  • El despegue en sí.
  • Alcanzar los 10.000 pies (3.048 metros). Momento en el que ya se pueden desabrochar los cinturones de seguridad.
  • Alcanzar la altura de crucero, que oscila entre los 20.000 y los 36.000 pies (entre 7.000 y 11.000 metros).

Tras diez horas y media de vuelo llega el momento de aproximarse a San José: 30 a 40 minutos son los necesarios antes del deseado aterrizaje en el Aeropuerto Internacional Juan Santamaría. El descenso es lento y coordinado paso a paso por la torre de control. Las instrucciones de los controladores son clave, pues la distancia y la altura del aterrizaje variarán según el tráfico aéreo que haya en ese momento.

Objetivo conseguido, se abren las puertas y cuando el último pasajero ha abandonado el avión, comienza a hacerlo la tripulación, que será trasladada al hotel para descansar. Mañana será un nuevo día de trabajo en el que hay que volver a volar.

A vista de pájaro

Loreto nos comenta que «durante el vuelo hay tiempo para apreciar las Azores o el Golfo de México«. «La ruta a Santiago de Chile es espectacular, porque al ser un vuelo nocturno el amanecer lo tienes en los Andes y… bueno, no tengo palabras para describir eso, además cruzar los Andes es diferente a todo lo demás, estás muy cerca de la tierra y puedes ver las montañas casi al lado. La vuelta la haces de día y pasas de la cordillera andina a la seva Amazónica en poco tiempo, y es impresionante el contraste entre ambos paisajes«.

¿No os da envidia? ¡Las vistas deben ser todo un espectáculo!

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