Nada como sentir la brisa del mar en la cara, darse un chapuzón en aguas claras y tumbarse al sol rodeado de naturaleza. De Cantabria a Canarias, ésta es una selección de enclaves marinos privilegiados y a salvo (por el momento) de la especulación urbanística. Una por cada comunidad autónoma con costa. No están todas las que son y somos conscientes de que hay muchísimas igual de buenas, pero esta lista puede ser un buen comienzo. ¿Tienes alguna otra? ¡Compártela!
- Andalucía: Playa de Bolonia, cerca de Tarifa, en Cádiz. La carretera de acceso está llena de pinares y según se va bajando, uno va viendo la ensenada con su duna gigante, el Atlántico y la ciudad romana de Baelo Claudia, que se puede visitar. El emperador Trajano vigila todos nuestros movimientos.
- Murcia: Calblanque, en Cartagena. Muy cerca de La Manga con sus apartamentos se encuentra una playa que aún es un secreto. Conviven en paz nudistas y familias, cada cual a su aire. No hay restaurantes, ni quioscos ni nada de nada. Solo mar, arena y sol. Se puede dejar el coche en el parking y luego caminar durante 20 minutos siguiendo las piedras pintadas con tres rayas (amarilla, roja y blanca). Para morir allí.
- Comunidad Valenciana: Cala Moraig, en Benitatxell (Alicante). Pequeñita, pero encantadora. Esta cala de arenas doradas es ideal para practicar submarinismo y permanecer durante un rato fuera del mundo y admirando colores. Las particulares formas de sus acantilados le aportan un aire mágico.
- Cataluña: Cala Giverola, en Tossa de Mar (Girona). No, no estamos en el Caribe. Aunque es muy conocida y siempre está llena de gente, no ha perdido su porte natural. Mediterráneo tan transparente que se verá los pies y podrá bucear sin problemas. Se mezclan niños, mayores que se tuestan al sol y guiris que arriban en yate.
- País Vasco: Laga, en Ibarrangelu (Bizkaia). Es una auténtica playa cantábrica, con dunas, farallones, un mar de temperatura fresca y el monte detrás, casi en la arena. Pertenece a la Reserva de la Biosfera de Urdaibai. Ideal para surfistas.
- Cantabria: Dunas de Liencres, en Piélagos. Se dice de este enclave que es el sistema dunar más importante del norte de España, tanto por su extensión como por su naturaleza salvaje. Junto al río Mogro se forma una playa interior perfecta para estar en silencio.
- Asturias: Torimbia, en Niembro (Llanes). Más agreste, imposible. Acurrucada entre los montes verdes, esta playa con forma de concha es conocida, así que mejor llegar por la mañana temprano para encontrar aparcamiento. Alucinantes vistas desde el mirador antes de bajar.
- Galicia: Isla de Ons, en Bueu (Pontevedra). Agua congelada y de colores caribeños. Esta isla situada frente a las Rías Baixas es menos conocida que las Cíes y también más auténtica. Es completamente virgen y está declarada Parque Natural. Vale la pena investigar su naturaleza interior, sobre todo las cuevas del Drac.
- Islas Baleares: Trebalúger, en Ferreries y Es Migjorn Gran (Menorca). Un lujo poder desconectar del mundo en esta playa rodeada de acantilados y árboles que se precipitan al mar. El agua, turquesa. Uno se tiene que frotar los ojos. Se accede a pie (unos 20 minutos) desde Cala Mitjana. No se cansará de mirarla.
- Islas Canarias: Sotavento de Jandía, en Pájara (Fuerteventura). Un lugar abierto al Atlántico. Una arena cuyo color recuerda al desierto. Un mar de un azul profundo. Del 22 de julio al 6 de agosto, celebra el Mundial de Windsurf y Kiteboard. En bajamar, tiene kilómetros y kilómetros de arena. Para pasear cuanto se quiera. Inabarcable y arrolladora.
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Foto | Fernando Cuenca Romero
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