Parece un mar, pero es un río. El gigantesco Río de la Plata recibe a los turistas que se maravillan con sus vistas y a los ciudadanos de Montevideo que se pasean junto a él mate en mano, la bebida preferida del Cono Sur, pero que en Uruguay bate récords. Después de varios paseos por la ciudad, uno tiene la sensación de que el montevideano siempre anda a mano con su termo y sus yerbas. Y se puede tomar en solitario o en grupo, como los que se ven en el paseo de las Ramblas, que da al río. Ni un café a la vista, ni un refresco, ni una botella de agua. Mate, mate y mate. Y algunas parejas bailando un tango de forma espontánea.
La bebida nacional invita a la calma. Montevideo, sin fastuosos monumentos, ha decidido que en la era de la globalización y los cambios continuos es mejor vivir sin prisas. La Plaza de la Independencia marca el principio (o fin) de la Ciudad Vieja y en ella se encuentra el edificio más reconocible de la urbe: el Palacio Salvo, un mazacote de estilo afrancesado construido en la década de 1920 que recuerda más bien a los mamotretos de los antiguos países comunistas. No obstante, éste tiene su punto. Al lado se encuentra la histórica Puerta de la Ciudadela y a dos pasos comienzan las calles dispuestas en cuadrícula.
Nada mejor que mirar las fachadas de la peatonal Sarandí, donde se encuentra la encantadora librería Más Puro Verso. Montevideo está lleno de librerías de viejo donde poder encontrar títulos descatalogados y a los mejores autores nacionales, como Onetti, Levrero o Marosa di Giorgio (de hecho, se dice que Uruguay es junto a Irlanda el país que más escritores buenos ha producido por metro cuadrado). En la Plaza Matriz, con la catedral y el cabildo, recorreremos los puestos de grabados y en el Mercado del Puerto veremos en directo la vida diaria y sin estridencias de los montevideanos. En su exterior abundan bares, restaurantes y tiendas de objetos la mar de curiosos. No olvide tomarse un chivito, un enorme bocata de lomo vacuno, con un medio y medio (vino espumoso).
Con las burbujas aún por la garganta, nos tomaremos una foto en el gran Palacio Legislativo y caminaremos a la Rambla para contemplar sus edificios art decó frente al agua. Después del Bulevar General Artigas nos encontramos con los barrios más pijos: Punta Carretas y Pocitos, llenos de parrillas y locales de ocio. Y ya que estamos, aproveche para darse un baño en Playa Ramírez, una de las muchas que tiene la ciudad. De vuelta, al romántico Parque Rodó y luego de nuevo a la Ciudad Vieja, donde nos pasaremos por las plazas de Zabala y Cagancha y el Teatro Solís, cuya fachada está decorada con un sol que inspiró a la bandera del país.Y si quiere más belleza, al Cementerio Central, con árboles, estatuas y los restos de los artistas uruguayos más famosos.
La noche la pasaremos entre las calles más antiguas, repletas de boliches, que es como en el país llaman a los pubs. Vaya saltando de uno a otro en plan procesión laica. Ahora ya hay más copas de vinos que mates.
Datos útiles:
- Montevideo tiene cerca de 2 millones de habitantes.
- Montevideo tiene un clima templado con un promedio anual de 16 °C. El invierno es húmedo, ventoso y nublado. El calor veraniego puede llegar a ser bochornoso.
- La moneda es el peso uruguayo.
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Foto| matildaben