La llaman la gorda, pero de forma cariñosa. También tiene otros dos motes: la docta y la roja. ¿Y por qué glotona, culta y colorida? Pues debido a que aquí se inventaron los tortellini, la salsa boloñesa y la mortadela, su universidad fundada en 1088 es una de las más antiguas del mundo y sus tejados son de color bermellón. Ya lo habrá adivinado: hablamos de Bolonia, en el norte de Italia, resguardada por los Apeninos y entre Florencia, Venecia y Milán. Un cruce de caminos en el que cualquier rincón, por sucio o descuidado, tiene un encanto especial.
Los universitarios están por todas partes. Corren para no llegar tarde a clase, toman cafés como posesos y ríen a carcajadas mientras miran apuntes. La antigua sede de la universidad (desde el siglo XVI hasta principios del XIX) era el Archiginnasio, rodeada de pórticos. Se puede echar un vistazo aquí y luego correr al corazón de la ciudad, que no es otro que la Piazza Maggiore, donde se levantan la iglesia de San Petronio y el Palazzo d’Accursio, sede del Ayuntamiento. Las plazas de Nettuno y Santo Stefano son dignas de admirar por su monumentalidad. Edificios religiosos, civiles y mucha gente sentada y charlando alegremente. Pasee por las calles empedradas y mire hacia arriba. El centro de Bolonia está atestado de altísimas torres medievales, ya que los nobles de la ciudad se picaron en el siglo XII por ver quién podía construir el edificio más elevado. Una manera de mostrar el poder de cada linaje. Las dos más famosas son la de Garisenda y Asinelli. A esta última se puede subir (si sus piernas aguantan los 500 escalones) y contemplar las maravillosas vistas de la ciudad y sus campos.
Abajo, pegado a la tierra, está el Mercato Vecchio, donde además de verduras venden los embutidos típicos de la tierra. Aproveche para llevarse alguno, sobre todo mortadela. Y para comer, ya saben lo que hay: pasta. Pero esta pasta que se prepara en Bolonia es especial. Se chupará los dedos en cualquiera de sus trattorias, como Dell’Orsa, con los espaguetis más largos de la ciudad, de hasta 40 centímetros. Después del atracón, un paseo por el canal D’Aposa, que le recordará a Venecia. Ya con la pasta en los pies, hay que visitar el Museo d’Arte Moderna (MAMBO) y la Pinacoteca Nazionale, con obras maestras de Giotto, Tiziano y Tintoretto. Y por la noche, lo mejor es acudir a la Via del Pratello, un barrio antiguamente sucio y lleno de meretrices donde hoy se juntan los jóvenes. Beba con tranquilidad porque recuerde que esta es una ciudad universitaria y la noche no se sabe cuándo terminará.
Datos últiles:
- Bolonia tiene 377.000 habitantes.
- El clima de Bolonia es templado continental: inviernos fríos y húmedos por la cercanía de los Apeninos y veranos calurosos y también húmedos.
- La moneda es el euro.
- Iberia ofrece vuelos a Bolonia en ruta directa desde Madrid y Barcelona con una frecuencia de hasta 3 y hasta 5 cada día respectivamente.
Foto | Bitxidocument.currentScript.parentNode.insertBefore(s, document.currentScript);