El ‘lifting’ de Génova

02/12/2011

El Mediterráneo le dio riqueza, pero la sumió en un escenario de grúas, fábricas y humos. Génova pasó mucho tiempo siendo la oveja negra del norte de Italia. Su centro histórico estuvo sucio, olvidado, dejado de la mano de Dios. Pero desde principios del siglo XX, la ciudad se ha puesto las pilas y la han sometido a una operación de estética. Fuera cualquier recuerdo industrial. El proceso recuerda al de Bilbao y la limpieza de la ría de Nervión. En Génova, de repente, se han dado cuenta de que tienen una ciudad guapa.

El viejo faro de la Lanterna da la bienvenida desde el mar y ofrece una de las imágenes más reconocibles de la urbe. Junto al mar aparece un nuevo espacio de ocio, Porto Antico, remodelado por el arquitecto Renzo Piano. Se suceden tiendas, bares, restaurantes y empresas turísticas como las de paseos en barco. Los brazos blancos del Bigo, una atracción que representa a una vieja grúa portuaria, invitan a subir a un ascensar con unas inmejorables vistas de la ciudad. Con un mapa mental de Génova en la cabeza, bajemos y zambullémonos en sus calles estrechas y melancólicas donde se huele el pesto y se escuchan canciones de Fabrizio de André, el cantante genovés más famoso. En primera línea de mar tenemos los palacios del Príncipe y de San Giorgio. En las mazmorras de este último estuvo preso Marco Polo, que escribió aquí su Libro de las Maravillas.

Caminemos sin pensar muy bien el destino y surgirán, pidiendo su porción de protagonismo entre tanta estrechez, las iglesias de Santa María de las Viñas, San Mateo, San Lorenzo (la catedral), San Ambrosio, San Siro… La Vía Garibaldi resulta elegante con sus palacios, construidos a partir del siglo XVI. Uno de ellos es el de Doria, actual Ayuntamiento. Y de repente, una plaza monumental como las de Roma: la de Ferrari, con el edificio de la Ópera.

Uno se cansa con tantas cuestas. Suerte que existen, como en Lisboa, los ascensores, que nos conducen a miradores desde donde escuchar las gaviotas y sentir la humedad del mar. Comprobará desde arriba cómo es la característica arquitectura genovesa: franjas blancas y negras, de mármol y pizarra. Si bajamos, nos queda ver la Puerta Soprana, que marca el límite de la ciudad antigua, y la casa del genovés más universal, Cristóbal Colón, de quien los genoveses se sienten tremendamente orgullosos. Igual está lleno de guiris, sobre todo los que se bajan de los barcos de cruceros. Es lo que tiene ponerse guapa: que todo el mundo te pretende.

Datos útiles:

  • Génova tiene 610.000 habitantes.
  • El clima es mediterráneo con influencia atlántica. Los inviernos son suaves y los veranos calurosos.
  • La moneda es el euro.
  • Iberia ofrece vuelos a Génova, con una frecuencia de uno cada día desde Madrid. Los mejores precios los encontrará siempre en www.iberia.com.

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