El Solar Impulse visita Madrid

31/07/2012

Solar Impulse en vuelo. Fotografia de Stephanie Booth

El otro día tuve la suerte de poder asistir a una pequeña conferencia invitado por Altran (¡gracias!) para conocer más de cerca Solar Impulse, el avión experimental propulsado únicamente por energía solar que ha realizado su vuelo más largo (y transcontinental) hasta la fecha haciendo escala en Madrid, tanto a la ida como a la vuelta.

El Solar Impulse es el primer avión tripulado capaz de realizar vuelos de largo recorrido sin utilizar ninguna energía fósil. Toda la energía necesaria es suministrada por los paneles solares de la parte superior de las alas. El Solar Impulse es también capaz de volar de noche gracias a las baterías recargables que le permiten suministrar electricidad a las hélices y al resto de sistemas en la oscuridad.

La mayor parte de la charla corrió a cargo de Christophe Beesau, ingeniero de Altran que lleva colaborando con el proyecto desde 2003. Christophe nos contó algunas anécdotas interesantes, como por ejemplo, que la idea de crear un aerodino que no necesitara combustibles fósiles se le ocurrió a uno de los impulsores del proyecto, Bertrand Piccard (hijo y nieto de aventureros ilustres) tras ser el primer hombre (junto con Brian Jones ) en dar la vuelta al mundo en globo sin escalas.

En la conferencia nos contó algunos detalles técnicos sobre la (poca) eficiencia de las células solares que existen en la actualidad, y eso que las utilizadas en el avión son de tecnología propia y más eficientes que las comerciales. Pero aun así, los 200 m2 de células solares que conforman la parte superior del ala de Solar Impulse apenas proporcionan más potencia que la disponible en un scooter. Claro que el peso del aparato, teniendo en cuenta que su envergadura es prácticamente la de un B747, es increíblemente pequeño: unos 1.600 Kg (como un coche un poco grande) de los cuales casi 400 Kg corresponden a las baterías.

Esta ligereza se ha conseguido gracias a la construcción de todo el aparato con fibra de carbono, lo que en sí mismo ha sido un reto. No se había construido una estructura de ese tamaño de ese material hasta el momento.

El aparato que ha visitado Madrid es el matriculado HB-SIA, el primero construido y que está sirviendo como banco de pruebas para todas las tecnologías que se están incorporando en el modelo. Existe un segundo Solar Impulse HB-SIB, que se está preparando para dar la vuelta al mundo y que incorporará todas las novedades que se están testando. Este segundo modelo es un poco más grande para obtener una mayor superficie de captación de energía solar.

El perfil de vuelo habitual del Solar Impulse comienza al amanecer (de un día soleado) en el despegue, cuando utilizando la energía captada directamente mueve sus cuatro hélices para elevarse (velocidad de despegue en torno a los 30Km/h). Mientras puede obtener energía del sol asciende lo más posible (cuanto más alto, mayor aprovechamiento de la energía solar y menor densidad del aire) hasta nivel de vuelo FL280 (28.000 pies, unos 8 Km de altura). Cuando cae la noche, se reduce en todo lo posible la potencia de los motores para realizar un lentísimo planeo… hasta que vuelve a amanecer y el ciclo comienza de nuevo. Y en cuanto a la ruta, se calcula de forma dinámica en función de todos los parámetros que pueden afectar al vuelo, entre ellos la meteorología -tanto viento como nubes-, o restricciones de control de tráfico.

El objetivo actual del proyecto es dar la vuelta al mundo, probablemente en un plazo de dos años. Se estima que la aventura llevará un total de 3 meses, manteniéndose 25 días en el aire. En estos momento están en estudio todas las variables que pueden influir para el éxito del viaje, empezando por el punto de salida y llegada, tramos, época del año y un sinfín de variables.

Además de la colaboración que ha tenido hasta el momento Altran, en estos momentos están también implementando un dispositivo denominado SAS (Stabilization Augmentation System) como complemento al piloto automático y que ha sido diseñado específicamente para la vuelta al mundo que intentará el HB-SIB.

Aunque la proeza de este prototipo parezca pequeña, no hay que minimizarla: es la primera vez que un avión consigue moverse utilizando únicamente energía solar tanto de día como de noche, y si se consiguieran avances significativos en los próximos años -tanto en la obtención de electricidad a partir del sol, como en el almacenamiento de la energía- podríamos estar ante un campo de investigación prometedor.

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