Las técnicas basadas o adaptadas de la original de Jacobson, consisten básicamente en aprender a tensar y luego relajar los distintos grupos musculares del cuerpo, de forma que el niño o adulto sepa discriminar entre las sensaciones cuando el músculo está tenso y cuando está relajado. Se supone que una vez se ha aprendido a discriminar y lo convirtamos en un hábito, estaremos en mejores condiciones para identificar y tratar las diferentes situaciones cotidianas que nos crean ansiedad, tensión o emociones negativas, como puede ser el miedo a volar.
Este tipo de relajación puede aplicarse en niños a partir de los 7 -8 años aproximadamente.
El método de aplicación básico es el que exponemos a continuación, si biendeberemos ser capaces de adaptarlo a las necesidades o características de cada niño.
Forma de aplicación:
Aconsejamos aplicar esta técnica por las noches, antes de dormir o, en su defecto, buscar algún momento a lo largo del día que sea tranquilo. El niño debe estar cómodamente instalado en un sillón, sofá o cama. Mejor que esté con el cuerpo algo incorporado (podemos colocar alguna almohada en la espalda si está en la cama) que completamente tumbado.
Las primeras instrucciones verbales por parte de la persona que aplica la técnica deben orientarse a crear una atmósfera tranquila: “estás cómodo y relajado…” para después ir introduciendo instrucciones más concretas: “ahora me gustaría que siguieras dejando relajado todo tu cuerpo, mientras concentras tu atención en tu mano derecha (o izquierda si es su dominante). Cuando yo te diga, cierra el puño, muy fuerte, todo lo que puedas. Fíjate lo que sientes cuando los músculos de la mano y antebrazo están tensos… Concéntrate en ese sentimiento de tensión y malestar que experimentas.” Pocos segundos después (5 a 7) añadimos la siguiente instrucción: “ahora cuando te diga suelta, quiero que tu mano se abra completamente y la dejes caer sobre tus piernas, déjala caer de golpe. ¡Suelta!»
Con frecuencia, al principio, el niño no será capaz de dejar caer la mano de golpe y la colocará sobre las piernas. Si sucede esto hay que insistir, tranquilamente, en las instrucciones de soltar de golpe. Si es necesario se le puede sujetar el brazo y se deja caer a la instrucción de ¡suelta! Si el brazo cae a plomo, el niño ha conseguido relajar el miembro y podemos introducir entonces las siguientes instrucciones: “nota ahora cómo la tensión y la incomodidad han desaparecido de tu mano y brazo. Fíjate en las sensaciones de relajación, de tranquilidad que tienes ahora. Quiero que notes la diferencia entre tener la mano tensa y tenerla relajada”.
La técnica empieza centrando su atención en la relajación de los brazos y manos (en la primera sesión) para incorporar en sesiones progresivas la cabeza (frente y cuero cabelludo, ojos y nariz, boca y mandíbulas), el cuello, hombros, pecho y espalda, estómago y finalmente las piernas. Este orden puede cambiarse según las necesidades y edad del niño. Una vez tenemos un grupo muscular trabajado podemos pasar a otro.
Las instrucciones siempre son las mismas y van dirigidas a notar la diferencia, dentro de cada grupo muscular, entre tensión y distensión. Así si trabajamos, por ejemplo el estomago, en el momento de tensión daremos instrucciones para que se meta para adentro aguantando la respiración, y en la distensión soltamos aire y el estomago vuelve a su sitio.
Una vez entrenados todos los grupos musculares podemos pasar a una segunda fase en la que efectuaríamos toda la secuencia completa pero solo de relajación. Ahora ya no aplicaríamos la tensión previa.
Es importante, después de los ejercicios, dejar un tiempo de transición para recuperar el estado normal de activación si efectuamos los ejercicios fuera de la hora previa a iniciar el sueño.
Foto | Vox Efx