El mar, sus vientos y sus olas, forman parte de esta ciudad coqueta. A Coruña, una de las ciudades más pujantes de Galicia, se abre a su bahía y permite que el visitante se llene los pulmones de aire salado. No hay más que pasearse por la Avenida de la Marina. En esta calle nos sorprenderán las galerías de las fachadas, que conforman el mayor conjunto acristalado del mundo. Nos dejamos llevar mirando las fachadas señoriales y llegamos, Jardines de Méndez Núñez mediante, hasta el final de la Avenida Montoto. A dos pasos se encuentra el auténtico ombligo de A Coruña: la Plaza de María Pita, un majestuoso espacio abierto que rinde tributo a la heroína que en el siglo XVI, a grito de “quien tenga honra, que me siga”, se enfrentó a las tropas inglesas para salvar su ciudad. Podemos tomarnos un refresco y admirar el edificio del Ayuntamiento.
Entre plazas como la de Azcárraga, restos de murallas y robustos palacetes de piedra pasamos el tiempo. A Coruña guarda parte de su historia en la Iglesia de Santiago Apóstol (románica, la más antigua de Galicia), la Colegiata de Santa María del Campo, el Convento de Santo Domingo y el castillo de San Antón. Algunas vírgenes también nos esperan en el Museo de Bellas Artes, con obras de Murillo, Rubens y Goya. No podemos evitar la tentación de mezclarnos con los modernos coruñeses, así que nos dirigimos al llamado por algunos SoHo gallego, es decir, los alrededores de la calle Orzán, donde se encuentran bares y tiendas de ropa con un talante alternativo y vanguardista. Lo hipster puede estar bien, pero que no se nos nuble la vista, ya que hay que probar la gastronomía de toda la vida. Empanada, pulpo, lacón y marisco. El límite lo pone la tarjeta de crédito de cada uno. Un buen lugar para este banquete es la calle de la Estrella. Todo, regado con buen vino de la tierra.
Habrá que bajar la comida. Se puede subir a la Torre de Hércules, el legendario faro romano que se supone levantó este dios. Si no hay demasiadas ganas, un tranvía nos lleva. Una vez allí, merece la pena estirar las piernas hasta alcanzar el escalón número 242 para observar las vistas. La naturaleza nos rodea. Igual que tantos otros lugares verdes de A Coruña, como el Jardín de San Carlos, el Bosque de Menhires del escultor Manolo Paz, el Parque de Bens y el Monte de San Pedro. Habrá que tocar la arena de algunas de las playas, como la de Riazor, con su estadio del Depor, y la de Orzán. Darse una vuelta por el acuarium Finisterrae y el Palacio de la Ópera nos sorprenderá aunque no nos gusten los animales ni el bel canto. La noche de A Coruña se forja entre las callejuelas del centro, en pequeños pubs, pero también en Playa Club, una discoteca con unas fascinantes vistas al mar bravo.
Datos útiles:
- A Coruña tiene casi 250.000 habitantes.
- Su clima es oceánico, aunque su ubicación junto al mar hace que las temperaturas se suavicen a lo largo de todo el año. Entre los 10 grados de media en invierno y las temperaturas máximas de 25 en verano.
- Iberia ofrece vuelos a A Coruña directos desde Madrid y cómodas conexiones desde el resto de la red.
Foto | ferlomu
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