No podríamos titular este post de ninguna otra manera. Roncero se merece esto y mucho más. El discípulo de Ferran Adrià puede presumir de tener una trayectoria profesional impecable: varios frentes abiertos, cada cual mejor llevado, cada cual, más interesante.
Hace ya tiempo hablábamos de su aventura japonesa y de su compromiso con los menús Business de Iberia. Ambos proyectos le presagiaban dos triunfos más. Y así ha sido.
A estos dos mencionados proyectos, todavía vigentes, le sumamos otras sugerentes iniciativas. La primera, ser el jefe de cocina del departamento de banquetes de la Terraza del Casino, en el Casino de Madrid, ya desde hace unos cuantos años, previo paso por el restaurante Zalacaín y el hotel Ritz. La segunda, crear y dirigir PacoRonceroTaller. Un laboratorio gastronómico donde la imaginación y las sensaciones priman sobre todas las cosas. La tercera, sus dos bares de tapas en Madrid. En Estado Puro te conquistarán tanto su extravagante decoración como sus mini burguers con mostaza o sus mejillones tigres. La cuarta, la publicación de varios libros: Tapas en la gastronomía del siglo XXI, Bocadillos y ensaladas, y Tapas en Estado Puro. La quinta, ser el coordinador del grupo de trabajo de aceites de la Guía de los Mejores Alimentos No Perecederos.
No nos cabe la menor duda, el curriculum vitae de este chef madrileño es francamente apabullante.
Foto | Ratamala