Dublín, un destino de cine

06/11/2014

Escultura de Oscar Wilde en Dublín, Irlanda

Dublín, Orson Welles y Óscar Wilde. Dos genios y una ciudad genial al servicio del séptimo arte. Y, ¿de dónde surge tal maridaje? Nosotros te lo contamos en cinco breves pero intensas escenas.

Escena 1. Dublín

Cuando uno piensa en la capital de la República de Irlanda, ve cosas como la trepidante zona de Temple Bar, una gustosa pinta de cerveza negra, un campo de golf y gente dicharachera. Dublín es un simpático destino del Grupo Iberia que está plagado de rincones interesantes. La Galería Nacional, el Jardín Botánico Nacional de Irlanda, la casa Farmleigh y los museos de arqueología y arte moderno de la ciudad son algunos de los más visitados. Todos estos rincones de Dublín tienen el atractivo suficiente como para haber sido o ser excelentes localizaciones de cine.

¿Alguien se ha preguntado qué sería del cine sin sus grandes actores? Muchos de los más reconocidos y respetados a nivel internacional han surgido de la escena teatral dublinesa. La capital de Irlanda no es solo cuna de grandes localizaciones, también lo es de sólidos intérpretes que han sabido llenar, con su arte, la gran pantalla: nombres como Stephen Rea, Colin Farrell, Gabriel Byrne o Jonathan Rhys Meyers.

Por eso, algo interesante que se puede hacer para acercarse a la escena cultural de Dublín es ir al teatro. Cinco son los más conocidos: el Gaiety, el Abbey, el Olympia, el Grand Canal y The Gate.

Escena 2. Orson Welles

Precisamente, The Gate es el que nos acerca un paso más al Dublín de cine. Fundado en 1928 para promocionar obras de la vanguardia europea y estadounidense, fue el lugar donde un Orson Welles adolescente debutó profesionalmente como actor de teatro. Acudir a una de sus obras, ayudará seguro a entender por qué el director, tras visitarlo por primera vez, se enamoró perdidamente de su atmósfera.

Escena 3. Oscar Wilde

El mundo del cine se ha sentido siempre atraído tanto por la obra de este dublinés insigne como por su historia vital. Tras dos cintas anteriores, en 1997 llegaría la película biográfica Wilde, que nos acerca con maestría a la atmósfera de la época. El vínculo de Oscar Wilde con el séptimo arte es innegable, gracias en parte al afinado retrato de unos insólitos personajes que han sabido captar la atención de muchos directores.

La búsqueda de la relación que une Dublín con el cine nos conduce también hasta otro de los principales lugares de interés de la ciudad. No es otro que el Trinity College, la Universidad más antigua de Irlanda, fundada nada más y nada menos que en 1592. El lugar esconde la visita obligada a una de esas curiosidades que hay que ver una vez en la vida: el Libro de Kells. Es un tesoro en forma de manuscrito, cuya valor y belleza son incalculables.

Junto al Trinity College se encuentra la Escuela Oscar Wilde de Escritura Creativa, que desde 1994 ocupa la vivienda que vio crecer al célebre escritor del mismo nombre (Merrion Square, 1), bajo la mirada de una madre excéntrica y un padre brillante. Se trata de un edificio especial.

La casa de Oscar Wilde destaca por ser un excelente ejemplo de arquitectura Georgina. Así llaman, en los países de habla inglesa, al estilo arquitectónico desarrollado entre 1720 y 1840, en honor a los cuatro reyes británicos llamados Jorge (George) que reinaron en Inglaterra durante esas décadas.

Y al cruzar la calle nos espera otra sorpresa, una atracción de Dublín. No es otra que la escultura de Oscar Wilde, una fascinante obra salpicada de texturas y colores. Aquí aparece reclinado sobre una roca, rodeado de un aura excéntrica semejante a la que a bien seguro emanaba en vida. La pieza está tan bien lograda, que el propio poeta y dramaturgo parece dispuesto a cobrar vida en cualquier instante.

Escena 4. Temple Bar y el cine

La zona de Temple Bar, motor que bombea la savia cultural de Dublín, es mucho más que un lugar de peregrinación obligada para turistas y residentes. Repleta de bares y restaurantes que de sol a sol rebosan vida, en sus calle se esconden dos lugares de mucho interés para los amantes del cine. Uno es Filmbase, una meca para cinéfilos con una galería abierta al público, un apetitoso café, conferencias gratuitas y proyecciones. El otro es Open Air Cinema, algo que de vez en cuando pasa en la Meeting House Square de Temple Bar. Allí se encuentra el Instituto de Cinematografía de Irlanda, por lo que quizá, con un poco de suerte, tengamos la oportunidad de coincidir con alguna de las proyecciones de cine al aire libre.

Escena 5 y final. La despedida

Hoy toca despedirse, como no, con una gran frase de Óscar Wilde: A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante. Para que un instante se transforme en un gran recuerdo, hay que llenarlo de vuelos que acerquen a ilusiones, a destinos que sean grandes momentos de una película vital… como, por ejemplo, viajar a Dublín con nosotros. ¿Quieres saber más?

Foto: William Murphy

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