Era un niño el actual rey Felipe VI cuando fue investido en Covadonga como Príncipe de Asturias, el histórico título que la Corona española otorga a sus herederos al trono. A partir de entonces y en poco tiempo se inicia una romántica y fructífera relación del joven Felipe con su Principado. La historia cristaliza en la Fundación Príncipe de Asturias -ahora Princesa de Asturias-, y en unos premios que enseguida alcanzarían reconocimiento universal, y que siempre tienen a Asturias como escenario. Tanto es así que uno de estos galardones reconoce directamente los méritos y capacidades de colectivos, pueblos y comunidades dentro del territorio de este vetusto Principado.
Ha transcurrido un cuarto de siglo desde que comenzara a otorgarse este reconocimiento y en la actualidad Asturias suma 25 Pueblos Ejemplares. Uno a uno, o todos juntos componen el variado mapa de este Paraíso Ejemplar, que nos ofrece veinticinco destinos de los más variado, eso sí, con un denominador común: Asturianía, nobleza y hospitalidad cien por cien.
¡Os invitamos a un recorrido turístico por este itinerario de ejemplaridad que no os dejará indiferentes!
El embrujo del oriente: primera escala
Nuestro singular itinerario cultural astur podría empezar en la comarca oriental, y allí visitar el pueblo más oriental de todos los orientales, San Esteban de Cuñaba, y disfrutar con su paisaje de alta montaña, sus senderos, sus casas y sus vecinos. Desde este pueblo además vemos y respiramos los Picos de Europa.
Este Parque Nacional, que fue el primero declarado en España, tiene mucha “chicha” en todos los sentidos. Flora, fauna y decenas de rutas de montaña, además de ser un verdadero paraíso de la espeleología. Pero sin duda, una de sus singularidades más destacadas es la comunidad de pastores, que durante siglos ha velado por el ganado de pura raza asturiana en la alta montaña, y allí, haciendo vida en cabañas -que hoy se nos antojan refugios bucólicos-, han elaborado quesos como el Gamonéu o el Cabrales, que son destacadas joyas en la mapa quesero internacional. Y así fue cómo los Pastores de Picos de Europa fueron convirtiéndose en un grupo humano único por sus costumbres y su estilo de vida…
Como grupo humano único es el del pueblo de Porrúa (Llanes), verdadero guardián de las tradiciones asturianas, que pone de manifiesto en su Museo Etnográfico, en su Mercáu Astur, en su banda de gaitas llamada El Llacín, o en su propio paisaje, que es el de una auténtica aldea llanisca, que mira al mismo tiempo al mar y a los Picos de Europa.
Entre manzanos y sidra: parada y fonda
¿Qué lugares más aptos para caminar y disfrutar entre manzanos y sidra? Pues obviamente los concejos y pueblos de la llamada turísticamente Comarca de la Sidra. Se da, además, la agradable circunstancia de que muchos de ellos han sido distinguidos como Pueblo Ejemplar.
Tanto Villaviciosa, como Nava concentran una importante superficie de pomaradas -extensiones de terreno donde se cultivan los manzanos, que son los árboles cuyo fruto es la manzana con la que se hace la sidra-, además de llagares (lugares donde se elabora la sidra y se celebran espichas o fiestas gastronómicas típicas), “chigres” (bares típicos) o restaurantes que ofrecen platos inspirados en la tradición asturiana. Por si fuera poco, en Nava está el Museo de la Sidra, cuya visita nos adiestrará aún más como apasionados del universo sidrero.
También Sariego ha sido galardonado, y también allí degustaremos buena sidra y buena cocina casera, o podremos disfrutar como peregrinos que hacen el Camino de Santiago y se encuentran con lo mejorcito del Románico rural asturiano. Y si nos perdemos “caleyando”, podremos dar en Cabranes, y descubrir Torazo, otro premiado con hermosas vistas y agradable ambiente rural. El itinerario por la Comarca de la Sidra nos permite asomarnos al mar en una de las villas marineras más guapas de España: Lastres, también premiada, y que nos deleitará con sus vistas, con su ambiente, y con su riquísima cocina marinera.
Sinfonía de cumbres en la montaña central: un alto en el camino
En medio de la sinfonía de cumbres, montañas, valles, ríos y bosques que es la Montaña Central, este “ejemplarizante” viaje nos lleva a Jomezana y el Valle del Huerna, al corazón de Lena y de su naturaleza y paisanaje en estado más puro. Y de Lena, a Morcín, a La Foz, a disfrutar de sus quesos – su Afuega’l Pitu es muy conocido -, y de sus nabos, y de su paisaje de gargantas y ríos. Siguiendo por esta comarca, llegamos a Aller, y en Moreda no podemos dejar de celebrar la Fiesta de los Humanitarios -el 11 de Noviembre-, comiendo la típica fabada y asistiendo a la subasta del ramu. Para rematar, una parada en Bueño, en Ribera de Arriba, donde veremos un impresionante conjunto de hórreos y para saber más, allí mismo tenemos el Museo del hórreo.
Valle del Nalón: la seducción de un río en las alturas en este largo viaje
El Nalón – el río más largo de Asturias, con curiosa e inquieta historia – marca la vida de este valle, que en su parte alta adquiere tintes de poesía paisajística, ésos que hicieron, entre otros valores, de Sobrescobio una comunidad vecinal ejemplar, donde lo mismo nos encontramos con un artesano de la madreña, o con un urogallo, y todo en medio de idílicos escenarios en los que la naturaleza impone su belleza.
Camín Real de la Mesa: la vía romana que nos une en este itierario
El Camín Real de la Mesa fue una de las más importantes vías romanas de cuantas unían la Meseta con la Cordillera Cantábrica, y hoy da nombre a una espléndida comarca, algunos de cuyos municipios, como Somiedo o Teverga, son territorios donde campa a sus anchas el oso pardo cantábrico, y que forman parte de Reservas de la Biosfera. Hace ahora diez años, el pueblo somedano de Villar de Vildas recibía el galardón real, y ya entonces fueron capaces de poner a un príncipe a “teitar”, es decir, a colocar la techumbre de escoba tan característica de las “cabanas” que configuran la geografía física y humana de la zona, y que son una de las señas de identidad de brañas como La Pornacal, que tan próxima está Villar de Vildas.
Por su parte, la comunidad vecinal de Teverga recibía con alborozo el año pasado el premio, y la Colegiata de la Plaza se engalanaba para la ocasión. El pasado minero y ganadero de Teverga, sus brañas, sus hayedos, sus osos, su Parque de la Prehistoria, pero sobre todo sus gentes dejaron su impronta para siempre inscrita en el lugar de los elegidos.
La magia de los vaqueiros: una escala occidental
Los vaqueiros de alzada, pueblo ganadero y trashumante, dio nombre a una comarca, que en este recorrido aporta varias paradas interesantes: Soto de Luiña y Novellana, en Cudillero, que ponen la seducción de las brañas y pueblos costeros del occidente asturiano; el interior nos lleva al recóndito Valle de Paredes, y su río Esva, en Valdés, y aún más al interior, nos topamos con dos pueblos de Tineo con mucho carácter e historia: Tuña – tierra del general Riego -, y Navelgas, muy conocido por su tradición de bateo de oro.
El encanto del Eo: la parada discreta
La ría del Eo no solo es divisoria natural entre Asturias y Galicia, es mucho más. Su biodiversidad y belleza da vida a toda una Reserva de la Biosfera, de la que dos lugares han sido elegidos como Ejemplares: Castropol y San Tirso de Abres. Castropol, que mira al mar, a tierra y a la ría. Marinero, monumental, afable y lugar ideal para el reposo, para el deporte o para la más excelente gastronomía. Más al interior, siguiendo el curso del río, San Tirso es un oasis de paz y tranquilidad, una tierra de paso donde lo que más apetece es quedarse…
Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias: el carbonífero en las venas para un viaje inolvidable
Desde muy antiguo, ha sido tierra de riqueza mineral. De carbón y de cunqueiros, tierra de aire puro y de gentes valerosas y solidarias, cuya conducta y amor por el territorio les valió la distinción de Pueblo Ejemplar. Sus verdes valles, sus casas de piedra y pizarra negra, sus viñedos, todo su paisaje cautiva al viajero.
Bajo el influjo del río Navia: la última etapa
Llegamos a las paradas finales de este inmenso viaje por Asturias, que nos ha llevado, como si fuésemos Gaspar Melchor de Jovellanos, a lugares recónditos, a las esencias de Asturias. Grandas de Salime, reserva etnográfica y castreña de Asturias; Boal y su comunidad vecinal, que son los galardonados de este año, y Puerto de Vega, ya en la costa naviega, son nuestros puntos final. Una última mirada al Cantábrico, con el canto de las gaviotas, el color de los pesqueros, el movimiento de la rula, el olor de las cocinas, o el recuerdo de Jovellanos nos lleva al final de este itinerario en Puerto de Vega, y nos deja el alma llena, y preparada para próximas expediciones…
Si queréis ampliar información, no dudéis en visitar la página de Turismo Asturias.