Como en cualquier otro ámbito, la gastronomía no ha podido librarse de tópicos y clichés que, en ocasiones, condicionan y desvirtúan la percepción que tenemos de la comida que existe en un lugar determinado. Hagamos la prueba por un momento: ¿serías capaz de nombrar un plato de la cocina española? Seguro que has tardado menos de tres segundos en pensar en la paella. ¿Y en Alemania? No lo niegues: lo primero que se te ha venido a la mente ha sido una salchicha, reconócelo. Pues bien, rompamos el mito: los alemanes no solo se alimentan de salchichas. A lo largo y ancho del país hay recetas exquisitas que te dejarán con la boca abierta y el paladar más que satisfecho. ¿Nos acompañas en esta ruta gastronómica? 🙂
Aunque es posible encontrarlos en otros rincones del país, los Flammkuchen son una receta típica del suroeste de Alemania. Su base está compuesta por una masa finísima y crujiente que adquiere esta textura gracias a que se cocina en el horno a fuego muy fuerte y durante poco tiempo. Y no, no es una pizza. La receta tradicional está compuesta por una cama de crema agria sobre la que descansan pequeños trozos de cebolla y tocino, bien esparcidos, creando una mezcla de sabores tan intensa como llamativa. Hay restaurantes que, además, le añaden rúcula o queso fundido. Por supuesto, el paso del tiempo ha ido creando nuevas variedades como aquellas que llevan salami o solo ingredientes vegetarianos. También los hay dulces, a modo de postre.
¿Pensabas que Italia tenía la patente de la pasta? Aquí podrás comprobar que no. Los Spätzle, por ejemplo, son un tipo de pasta hecha con harina y huevo que, normalmente, tienen formas pequeñas y un poco alargadas, asemejando el cuerpo de un gusano. Los encontrarás como guarnición en ciertos platos de carne o también como plato único. Hay variedades que mezclan la propia pasta con espinacas o hígado de ternera, pero la opción más extendida son los Käsespätzle, con queso que se funde conforme se va cocinando en la sartén. No son menos sabrosos los Maultaschen (arriba), una pasta de gran tamaño normalmente rellena de carne, aunque también existe la variante vegetariana. Se pueden comer como parte de una sopa o secos, en este caso acompañados de una salsa que varía en función del relleno que tengan.
El cerdo es uno de los dos pilares, junto a la patata, que sustenta la gastronomía de Alemania, por lo que hay numerosas recetas que giran en torno a este animal. El Schweinebraten es un estofado de carne de cerdo guisada en una salsa especiada que queda bastante espesa gracias a su mezcla con cerveza negra: se sirve cortado en rebanadas, y su sabor es realmente especial. Existe un plato similar, el Sauerbraten, pero elaborado con carne de ternera. Otra forma de preparar el cerdo es el Krustenbraten, asado al horno junto con la piel y la capa de grasa que forra la carne, lo que permite obtener un perfil crujiente que inundará tu boca de sabor. El resultado es sencillamente espectacular. Por su contundencia, en los restaurantes se pide como plato único, pero también hay puestos callejeros que lo venden en rebanadas y que puedes saborear con un poco de mostaza entre pan y pan.
Una receta originaria de la ciudad de Bremen es el Bremer Knipp, una especie de embutido elaborado con cabeza y tocino de cerdo. Se fríe, lo que hace que quede dorado y desmenuzado en trozos muy pequeños, y se sirve acompañado de compota de manzana y pepinillos. El contraste es más que notable. Por su parte, el Kasseler es un tipo de chuleta procedente de la zona de las costillas, fácilmente reconocible por su color rosado y su exquisito sabor ahumado.
Pero, sin lugar a dudas, la joya de la corona es el codillo, uno de los platos más aclamados tanto por los alemanes como por las personas que visitan el país. Se trata de una parte de la pierna del cerdo, característica por su intenso sabor y su abundante cantidad de grasa. Aquí es necesario diferenciar dos tipos en función de la forma en se cocinan: por un lado, el Schweinshaxe, típico de Baviera, es un codillo asado al horno que se sirve con el jugo espeso que ha soltado la carne al ser cocinada y que se acompaña de Klöße, unas grandes bolas de patata o de pan que suelen estar rellenas de más carne; por otro, el Eisbein, típico de Berlín, que está hervido en lugar de asado y se sirve acompañado de patata cocida y Sauerkraut, col agria.
Guten Appetit!
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